I. My eyes only look at you [Rozy/Suse]

1.2K 76 43
                                    

—¿Qué haces aquí?

La joven mujer no dijo nada, pasó a un lado de ella apresuradamente, aprovechando para cerrar de golpe la puerta tras de sí.

Se veía agitada, sudorosa; su pecho subía y bajaba de una forma que hacía que la castaña mujer frente a ella la viera preocupada por su estado.

—¿Roseanne? —preguntó Suzy, mirándola de arriba abajo con una mueca de extrañeza ante el silencio inmutable de la muchacha —. ¿Estás bien?

El único ruido que emitía eran los suspiros agitados que todavía seguían saliendo desde lo más profundo de su pecho, producto de haber corrido hasta ese lugar tan apresuradamente como le dieron sus piernas: no iba a dejar que un par de inescrupulosos reporteros la vieran, eso sería terriblemente trágico.

—Necesito... Necesito beber agua —dijo yendo directo hacia la cocina, y buscando algo que la refrescara.

Suzy se quedó con los pies plantados en medio de la sala. No entendía por qué de pronto la presencia de Chaeyoung en su departamento la hacía sentir tan incómoda... o si lo sabía: era cuestión de tiempo para que la pelirrubia se diera cuenta de su evidente estado emocional.

Suzy no quería tener que dar más explicaciones por ese día. Su garganta todavía se sentía apretada y desgastada por los alegatos que había mantenido durante toda la tarde con los gerentes de su compañía. Ya no quería seguir dándole vueltas al asunto.

Chaeyoung no se merecía esa clase de bienvenida, mucho menos cuando en esos momentos podía ver su rostro, con aquel gesto amable, ya recompuesto de la agitación; su sonrisa blanquecina, que solo era para ella, logró que sus lágrimas de frustración no escaparan.

Quería llorar de todos modos, para que Chaeyoung la consolase y la acunara entre sus brazos como solía hacer de vez en cuando para que se quedara dormida.

—¿Crees que tendrás un espacio para mí por aquí? —preguntó Chaeyoung juguetonamente, mirando hacia todos lados, como si ese departamento no fuera evidentemente inmenso —. ¿Cree que puedo hacerle compañía hoy, señorita Bae? —preguntó, abultando sus mejillas mientras se dirigía unos pasos directo hacia ella.

Suzy soltó una pequeña risa ahogada y desvió su mirada avergonzada ante el acercamiento de Chaeyoung.

Todas esos pensamientos desagradables habían sido intercambiados por una alerta en su mente que le indicaba que la joven estaba demasiado cerca, y si seguía haciéndolo podría escuchar los agitados latidos de su corazón.

Chaeyoung no podía saberlo, no debía saberlo, y por razones obvias ella no podía controlar cómo su cuerpo reaccionaba ante la presencia de su amiga.

—¿Es un muy mal momento? —preguntó Chaeyoung, asumiendo precipitadamente que sus buenas intenciones no habían sido del todo acertadas —. Si quieres puedo irme, pero... —Chaeyoung pasó a un lado de ella, dirigiéndose hacia unos de los ventanales de la sala. Corrió las cortinas con cuidado, notando que todavía había gente rondando en las afueras del edificio — los reporteros de siempre posiblemente me meterán en problemas, y quizá deba hacer un poco de tiempo, para perderlos de vista —dijo, con la mirada puesta todavía en esos estúpidos hombres que parecían estar dispuestos a vulnerar la privacidad de Suzy cuando se les diera la gana.

Si solo ella no fuese una figura conocida, no tendría ningún problema con salir y reclamarles de frente para que se largaran, sin embargo, para su mala suerte, ni siquiera podía hacer un intento y poner un pie fuera de ahí. Eso simplemente sería el inicio de un gran problema que, en esos momentos, ninguna de las dos necesitaba.

Sintió como las manos de Suzy rodearon su cintura y se quedaron quietas en su vientre. La castaña pegó su rostro en su espalda y apretó más el agarre, ahora estrechando su cintura con cuidado. Chaeyoung dejó que se quedara en esa posición por unos minutos antes de voltearse con delicadeza y atraparla en un abrazo, con el cual intentó transmitirle toda la tranquilidad posible.

~ El libro de Rosé ~ (CHAENNIE/CHAESOO/ROZY-SUSÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora