—¡Lee la publicación de una vez, maldita sea!
—¡Bien, bien, no te desesperes!.
La mujer frente a ellos sintió una leve punzada más arriba de la frente. Esos dos no tenían ninguna capacidad de comportarse incluso estando en el trabajo.
Subió un poco la música ambiental de la oficina, aunque quizá eso no iba a ser suficiente para aminorar la lectura en voz alta de sus empleados.
De alguna forma ya se había acostumbrado a esta rutina extraña de final de semana.
¿Realmente era necesario que se quitara la ropa? Las prendas que vestía eran tan transparentes que no dejaban en absoluto a la imaginación.
Sin una orden de por medio la hermosa joven frente a ella se quitó los retazos de ropa con una lentitud casi asfixiante.
Ya podía imaginar esos turgentes pechos sobre los suyos, sin ninguna barrera de tela que le impidiera tantear libremente toda la lechosa piel de aquella dama de compañía.
«Prostituta», pensó rectificándose, no obstante, no le agradaba la palabra.
Se había acostumbrado desde hace tiempo a visitarla. No era solo una persona a la cual le pagaba para que tuvieran sexo. Era también la persona que se completaba perfectamente con ella para realizar cada una de sus fantasías morbosas.
Vio cómo sus pezones, ahora desnudos, eran adornados por dos pequeñas pinzas de metal que colgaban de cada uno de estos. Se veía doloroso, pero para aquella mujer acostumbrada a ese tipo de tratos, no lo era. Al contrario, el placer del choque del metal contra sus pechos, cuando se venía encima de su clienta favorita, era simplemente indescriptible.
Cuando se quitó sutilmente la falda de cuero que llevaba, pudo notar aquel liguero y esa preciosa lencería fina que le había regalado en su último encuentro.
Era una pena que fuera a romperse. Como siempre lo hacía en medio de la desesperación por poseer a esa hermosa pelinegra asiática de ojos felinos.
Gateó por encima de la cama. El balanceo de sus pechos hizo que las pinzas emitieran ese ruido característico metálico. Un quejido escapó de los voluptuosos labios, y este fue capturado por la mujer de flequillo en un impaciente beso por concretar el encuentro.
Pensó que era un buen día para ir rudo con esa hermosa mujer, y aunque siempre lo hiciera, esa tarde sentía una especial compulsión por maltratarla sutilmente. Le hizo una seña para que se colocara encima: eso significaba que debía complacerla primero, después le tocaría a la mujer por la que había pagado.
Ojos felinos y ojos almendrados se encontraron frente a frente. La ansiedad en esos dos pares de orbes era evidente para cada una. Sus respiraciones agitadas lo confirmaban.
A pesar del placentero juego previo que estaban llevando a cabo, lo que más deseaba sentir en esos momentos eran sus embestidas feroces en su interior. No era suficiente con tener esa boca aprisionando uno de sus pezones.
Aunque la desesperación violenta, con la que su amante tomaba esa parte de su cuerpo, la excitara a un punto en que la humedad corría entre sus piernas, solo podía seguir fantaseando con esos largos dedos penetrándola sin paciencia alguna.
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~ El libro de Rosé ~ (CHAENNIE/CHAESOO/ROZY-SUSÉ)
Fanfiction~ Acompáñame en esta fantasía de emparejar a Roseanne Park con otras mujeres~ Parejas en este libro: - Rosé x Jennie [Chaennie] - Rosé x Suzy Bae [Suse/Rozy] - Rosé x Jisoo [Chaesoo] .-.-.-.-.-.-.-.-. ADEV...