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Strawberry's call.

michael clifford: Voy a llamarte.

Habíamos intercambiado números meses atrás, pero no hablábamos mucho por mensajes ya que era demasiado caro. Y menos hacer una llamada; eso costaba aún más.

Él me iba a llamar por primera vez.

Mis dedos teclearon lo más rápido posible para responderle que no, pero el aviso de una llamada entrante en la pantalla me interrumpió.

Sonreí al ver cómo lo tenía agendado; me había olvidado de eso.

Llamada entrante de: Mikeychotas <3

Me preparé mentalmente lo más rápido que pude, y atendí.

—¿Hola? —dije.

—Hola. —respondió, haciendo que mi corazón dejara de latir.

Su voz era ronca, como si recién se hubiera despertado, y, no sé por qué, eso me encantaba.

Nos quedamos en silencio unos segundos; podía oír el sonido de su televisión a lo lejos.

—Así que... Eres tú. —comentó.

—Sí. —sonreí sin razón alguna.

—¿Puedo preguntarte algo?

—C-claro. —respondí dudosa.

—¿Pensabas decírmelo algún día?

Sabía a lo que se refería, y eso hizo que mi corazón se encongiera y me doliera el pecho.

—Yo... Sí. Sólo que no de ese modo. —confesé—. ¿Todavía me odias?

—No, Adelaide. No podría. Pero... es difícil. Pasé seis meses creyendo que eras un chico de diecinueve años llamado Chad, y... y cuando te pregunté si podíamos intercambiar fotos, me dijiste que no eras quien yo pensaba. Es que, mierda, sonabas como un chico.

—Tengo un hermano de mi misma edad. —sonreí sabiendo que él no me veía.

—¿Por qué te sentías mal? —cambió de tema—. Digo, si no es descortés de mi parte, mi lady. —bromeó.

Solté una pequeña risa.

—Me... me acabo de enterar que mi mejor amiga besó a mi hermano, y nosotras tenemos esa clase de amistad donde nos contamos todo, ¿sabes? Me dolió un poco que no me haya contado.

Por alguna razón, decidí dejar de lado y no contarle lo que había pasado con Luke.

—Deberías hablar con ella. Puede que te explique cómo fueron las cosas, ¿no? ¿Sabes dónde sucedió?

—En una fiesta que di para Halloween el año pasado.

—Bueno, siendo una fiesta... Si ella estaba sobria, o lo besó porque sentía algo por él, o porque simplemente tenía ganas de hacerlo. Pero si estaba borracha, no puedes culparla. La gente hace cualquier cosa bajo la influencia del alcohol. Además, ¿no crees que sería incómodo que te contara como metió la lengua en la garganta de la persona que nació del mismo lugar que tú? —la imagen de mamá dando a luz a un bebé con la cara de Chase se cruzó por mi cabeza y casi vomito—. Hay cosas que debemos mantener para nosotros mismos, Adelaide.

Al no encontrar palabras para responderle, murmuré un:

—Addie; puedes llamarme Addie.

—¿Así es como te llaman todos?

—S-sí. Bueno, excepto mi papá, que me dice Ad.

—Entonces yo no quiero llamarte Addie o Ad. —mi corazón se rompió en pedazos. ¿Ya no quería hablar más conmigo? ¿Para qué me había llamado entonces?