Capítulo 9

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El fin de semana paso demasiado rápido. 

El lunes llego más temprano de lo normal a mi trabajo.

6:00 am.

El señor Wolley quiere que reciba a los trabajadores y diseñadores  para empezar a construir-arreglar la cocina y comedor.

Paso por recepción y Blake me llama. Es una mujer cerca de los 32 años, cabello negro, lacio hasta la cintura, piel blanca y viste trajes de colores neutros. Muy profesional.

- Llego algo para ti. - Señala un gran arreglo con rosas rojas.

- Mmm. -Me muevo incómoda en mi lugar. - ¿Segura que es para mi? - Alen sabe que no me gustan las rosas, así que él no lo hizo, y mucho menos dejaría un regalo aquí, me lo daría personalmente y si fuera alguno de mis amigos se hubieran tomado la molestia de enviarme un mensaje para avisarme sobre esto sólo para molestarme.

- Sí. - Me mira mientras apunta algo en un post-it. -Tú nombre esta en el sobre. 

- Puede tratarse de otra Addeline. - Me encojo de hombros y trato de recordar si tan siquiera hay otra chica que se llame como yo en la empresa.

Estoy apunto de irme cuando habla de nuevo.

- No, tú apellido también está escrito así que es obvio que es para ti. - Insiste.

Suelto un suspiro y voy directo al arreglo. Tomo el pequeño trozo de papel y efectivamente mi nombre esta escrito " Addeline Dunn", extrañada abro el pequeño sobre y saco la nota.

[" Llámame"]

Dice junto a un número de teléfono.

-¿Sabes quién lo dejo? - Le pregunto ahora asustada. Si es una broma van a pagar por esto.

- La entregó un repartidor. ¿Hay algún problema?

Niego y observo de nuevo el papel en mis manos le doy la vuelta y dos iniciales  centradas cubren todo el espacio.

- ¿Addeline? - Blake me observa preocupada.-  ¿Te encuentras bien? Te has puesto pálida.  - Rodea su escritorio curvo, cuando está a unos pasos de mi la detengo.

- Estoy bien, iré al baño.

Mojo mi rostro con agua y me observo en el espejo.

《¿Cómo se le ocurre?》

Mi celular suena, seguro mi jefe ya llego y me están esperando. Salgo y voy directo a su oficina.

En el elevador no paro de mover mi pierna y dar fuertes respiraciones.

Cuando llego en mi escritorio están la rosas.

- Vaya, no sabía que Alen fuera tan despistado como para regalarte eso. - Dice Maggie burlona.

La ignoro.

¿Qué se supone que haga con ellas? ¿No pudo dejar sólo la nota? ¿Eran necesario 50 rosas?
Frustrada porque ocupan todo el espacio de mi mesa, llamo a Jaime un señor con unos 60 años aproximadamente que trabaja en la limpieza para que reparta las rosas a las mujeres que trabajan con nosotros.

- ¿Está segura señorita? - Me mira extrañado.  Seguro que no entiende porque me deshago de un detalle como ese.

- Por favor haga eso por mi.  -Le regalo una sonrisa.- Apuesto que a algunas de mis compañeras les alegrará el día. 

Asiente y toma el arreglo.

En ese instante Alen aparece en mi campo de visión y arquea sus cejas.

Se que no es celoso ni nada parecido, no tengo de que preocuparme.

Jaime y él se cruzan.

- ¿Qué es eso?

-  Nada. - Le doy la espalda mientras saco mis cosas de mi mochila.

- ¿Quién te lo envío?

- Nadie importante. 

- Addeline. - Dice firme. 

Giro, le doy la nota, la lee y me mira. 

- ¿Vas a marcarle?

Me he estado preguntando lo mismo desde que supe quien era el remitente. 

El señor Wolley sale de su oficina.

- ¡Vamos a ver esa cocina! -Dice entusiasmado. 

Tomo la Tablet y agenda para ir detrás de él junto a Margaret.

- Ahora tengo mejores cosas que hacer. Puede esperar. -Le contesto y empiezo a hacer mi trabajo.

"New Angel" | NH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora