Capítulo IX: Desplazamiento perturbado

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El hombre escuchaba los pasos de Caolan acercándose y eso le hizo sonreír pues se sentía como un héroe salvando a una damisela pero aquella fantasía iba a reventarse en solo unos segundos. Él detuvo sus pasos y se dio la vuelta topándose cara a cara con Caolan notando finalmente que no se estaba dirigiendo a una mujer, sino a un muchacho de cabello largo, él parpadeó repetidamente incrédulo.

- ¡Por la madre que me trajo al mundo! Estoy más miope que una piraña.- Bromeó el desconocido soltando otra risa.- ¿Pero por qué no me corregiste?

- Porque lo esencial es salir de este lugar, no discutir mi género.

Caolan mató el humor del hombre pero aquél no dijo nada al respecto pues él sabía que el muchacho tenía razón. Estar en un lugar abierto y a altas horas de la noche era llamar a la muerte con trompetas.

- Bueno... Es cierto, lo que iba a decir antes de que me sorprendieras es que no viajaremos solos e iremos a una alta velocidad. Espero que no te den náuseas fácilmente.

- Entiendo que tenemos que huir así que no te daré problemas señor.

- ¡No! Nada de señor, mi nombre es Sol.

- ¿Sol?- Repitió Caolan confundido, creyendo que aquel hombre le estaba gastando una broma.

- Sí, Sol como el astro de luz propia y que en verano nos odia ¿cuál es el tuyo?

- Caolan.

Antes de que Sol pudiera decir algo una mujer con el rostro tapado y vestida de negro llegó hacía ellos corriendo y detrás de ella habían otros cuatro individuos vestidos discretamente como ella. Caolan al ver estas personas agruparse alrededor de ello no pudo evitar entrar en pánico y más cuando notó que estas personas cargaban maletas y al no saber qué tenían dentro alertaban al chico.

- ¡Te di un trabajo Sol y era tener lista la camioneta cuando yo llegara!- Voceó la mujer quitándose la máscara.- ¡Muévete porque ya vienen los corruptos!

- ¡Caolan súbete al lado del copiloto y ponte el cinturón!- Se dirigió Sol al muchacho mientras corría a una enorme camioneta que estaba a unos metros.

La mujer y los demás tiraron las maletas en la parte de la cabina, dos se acomodaron al lado de las maletas y otros dos entraron a la camioneta junto a la mujer. Caolan para ese momento ya estaba dentro colocándose el cinturón de seguridad mientras que Sol encendía el motor para luego arrancar como si no hubiera un mañana. Caolan tenía la impresión de que se había topado con alguna banda peligrosa así que quedó callado mientras que la nueva compañía se relajaba, a excepción de la mujer quién notó la presencia del muchacho pero no hizo ningún comentario, por ahora.

 Caolan tenía la impresión de que se había topado con alguna banda peligrosa así que quedó callado mientras que la nueva compañía se relajaba, a excepción de la mujer quién notó la presencia del muchacho pero no hizo ningún comentario, por ahora

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- Stålben recuerdame la ruta por favor.- Comentó Sol, esta vez tomando un tono bastante serio, era como un hombre distinto.

- Dejaremos primero a nuestros muchachos con Ailo, nosotros dos iremos al local más cercano de Madam Marissa... ¿Y tu amigo?

Sol quebró la seriedad de su rostro volviendo a sonreír y le explicó cómo se topó con Caolan pero eso no respondió la pregunta de Stålben. El muchacho al escuchar como Sol lo estaba presentando decidió decirle él mismo su nombre.

- Soy Caolan, un gusto en conocerte... este...

- Stålben, el nombre es Stacy Stålben. El gusto es mío.- Sonrió la mujer.- Estos de aquí son Dylan y Dairan.

Los mencionados esbozaron una sonrisa pero estaban tan cansados como para entrar en la plática pero aún sí querían entrar sería imposible pues Sol había detenido el vehículo. Los dos hombres que acompañaban a Stålben se bajaron y los que estaban en la cabina hicieron lo mismo bajando también aquellas maletas sin siquiera despedirse pues el tiempo era algo sagrado, todos lo sabían e incluso Sol pues no pasó ni un minuto cuando arrancó con la misma velocidad que la primera vez.

Pasó un buen rato y Sol deshizo del silencio, retomando de nuevo aquel tono serio.

- Por cierto ¿Qué tal les fue esta noche? ¿Hubo complicaciones?

- Espera Sol, antes de contestar debo hacer algo.

- Adelante Stålben.

Al recibir permiso ella en un rápido movimiento llevó su brazo alrededor del cuello de Caolan y con su otra mano apuntaba con una pistola Beretta APX 9mm a la cabeza del muchacho.

- Primero debo asegurarme que este niño no diga ni una sola palabra.

Anémonas ArmadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora