Capítulo 7

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El pelirrojo se levantó de manera abrupta, poniendo distancia con Tamano.

—Towa —llamó nuevamente —¿sucedió algo? —fue lo primero que se le ocurrió decir.

La joven castaña pestañeó un par de veces antes de mirar al hombre frente a ella.

—Yo… no quise interrumpir, lo lamento. —se dio media vuelta y se marchó a paso acelerado.

Riku quiso ir tras ella, pero un brazo lo detuvo.

—Déjame. —le siseó a Tamano.

—¿Por qué? —dijo la pelinegra seria.

—No es tu asunto.

—No tienes que darle explicaciones a esa mocosa.

El ojiverde se volvió a ella, mirándola fríamente.

—Tamano —pronunció hostil, haciendo que el cuerpo femenino temblará al escucharlo —te diré esto por última vez. —a paso lento se acerca a ella —No vuelvas a dirigirme palabra alguna. ¡Ni mucho menos atreverte a besarme! —exclamó furioso, tomándola por los hombros —¿Queda claro?

—Riku... —la mujer apretaba sus puños fuertemente.

—¿Queda claro?

La mujer de cabellos negros lo miraba con impotencia.

—S... Sí.

—Y no vuelvas a dirigirte a ella de esa manera.

Tamano lo observó seguir sus pasos, dejándola con un sabor amargo.

—Maldita sea —siseo. Sus puños se apretaban, al igual que su mandíbula y su respiración acelerada —¡maldita sea!… ¿Qué demonios haces Riku? ¿Acaso nunca tendré oportunidad contigo? —sus ojos se cristalizaron por rabia.

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La mujer peliplata ingresó a la mansión de su hijo, mientras Kaede le servía una taza de té, grande fue la sorpresa de la anciana al verla.

—Kirinmaru Nakamura. Diría que es un gusto verte, pero las mentiras nunca van conmigo. —expresó Inukimi, dejando de beber el té.

El pelirrojo sonrió forzadamente.

—Usted tan bella como siempre, Inukimi.

—Lo sé, dime algo nuevo. —sonrió la mujer.

—Que agradable tenerla de vuelta. —comentó Kaede —Su presencia hacía falta en esta casa, sobre todo a Towa.

La albina sonrió ladinamente.

—Supongo que mi hijo y mi nuera no están.

—No. Los señores salieron temprano.

—¿Y tú qué haces aquí? —miró a Kirinmaru —¿Acaso no tienes que trabajar?

—Puedo dejar mi empresa por unas horas, todo está bajo control —se cruzó de brazos —¿Los señores no te han dicho que me atiendas? —se dirigió a Kaede.

La anciana lo observó.

—Iré enseguida. —respondió, le dedicó una mirada amable a Irasue antes de irse.

—Sé la buena relación que tienes con mi hijo y su esposa, pero ellos no están aquí. ¿Qué haces en la mansión, Kirinmaru? —cuestiono.

Kirimaru nunca había sido de su fiar, fue una sorpresa verlo ahí.

Él evitó la sonrisa que quiso dibujarse en sus labios.

El pelirrojo sabía que si le decía a Inukimi el porqué estaba allí, seguro lo echaría a patadas.

Triste Realidad 🥀 ( Riku & Towa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora