Triste Realidad 🥀 ( Riku & Towa)

Capítulo 8

—¿Te refieres a Tamano?

—Sí… Tamano. Siempre está así de…. ¿Molesta? —dijo con duda la adolescente de cabello castaño.

—Tamano tiene un carácter algo... complicado de tratar. Es una joven que ha pasado por mucho, según lo poco que sé de ella. —recordaba el día en que la joven le confesó una pequeña parte de su vida.

"Mis padres me abandonaron cuando cumplí dieciséis. Eran unos malditos... ahora solo me queda seguir adelante, en este empleo de porquería"

—¿Te hizo o dijo algo?

—No, no —negó de inmediato —solo que… actuó un poco extraño, pero nada malo.

—Bueno, pero de igual manera, lo mejor será que la ignores. Y no te preocupes, hablaré con ella.

Towa asintió, salió de la cocina en dirección al patio, no obstante, sus pasos se detuvieron al ver a su madre frente a ella.

—Towa.

—Madre...

—Vamos al despacho de tu padre.

—¿Qué sucede? —preguntó inquieta. Otra vez sentía esa sensación de miedo que Rin le había inculcado años atrás.

Los ojos avellanas se entrecerraron, señal que no debía preguntar, y solo obedecer.

Siguió con temor a su progenitora, y al llegar al lugar, Rin le hizo tomar asiento mientras que se posaba frente a ella.

—Towa. Hija querida —soltó con mofa —me gustaría hablar un tema contigo, que espero puedas mantener en secreto.

La joven Taisho entrelazo sus manos, empezando a jugar con sus dedos.

Rin al ver que su hija no hablaba, prosiguió:

—Tu abuelo Toga te dejó una herencia. —dijo sin más.

Towa mostró sorpresa ante lo escuchado.

—¿Eh? ¿Una... herencia?

—Sí. —respondió secamente Rin. Sus ojos veían con repudio a su hija —Pero te advierto que despejes cualquier estúpida idea que estés ahora formando en tu cabeza. —el semblante de la mujer era más frío que de costumbre.

Antes que la castaña menor hablará, su madre se adelantó.

—Cuando recibas la herencia —hizo una pausa antes de continuar —tendrás que otorgar la a nosotros.

—.... —ciertamente no le sorprendía que dijera algo así, sin embargo, en su mente siempre estaba el porqué —¿Cuál es la razón?

—No te incumbe, mocosa. Lo único que quiero es que lo tengas presente. Y qué no se te olvide que tú padre y yo te hemos dado todo. ¡Es lo mínimo que mereces!

—¿Me han dado todo? —sonó agraviada.

—Por supuesto. Todo lo que eres ahora es gracias a nosotros. —la mujer de cabello castaño se acercó aún más a su hija —Así que más te vale que....