Capítulo 2

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—¡¿Qué?! ¿Y yo porque? —cuestionó Tamano molesta a Kaede.

—Iré a comer junto a la señorita Towa.

—No eres su abuela para darte el privilegio de comer, así que no, tengo que planchar, barrer y limpiar la terraza.

—Ella no quiere comer sola, además ya le dije que sí iría. Y no, no seré su abuela pero así me considera ella. Así que por favor Tamano, hazlo por esta vez.

—Claro que no, osea, dejarme todo el trabajo solo para ir a comer con la niña para que no se sienta sola... que se consiga una mascota mejor. Y ya le digo, yo no voy a ayudarla, vieja aprovechada.

—Anda Kaede —una voz gélida las hizo voltearse —yo te ayudo, anda que la señorita te está esperando.

—Gracias joven Riku —agarro la comida que había servido y se retiró, no sin antes darle una última mirada a Tamano.

Ni bien se fue Kaede, el ojiverde habló:

—Cuida como le hablas a Kaede, es tu mayor, debes respetarla.

—No tengo porque, solo es una vieja...

—Dije que cuides tus palabras. —con tono hostil.

Enojada la sirvienta se retiró de la cocina, Riku comenzó a lavar los trastes al momento que recordaba muy bien la conservación que había escuchado sin querer.

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Towa ingreso a su casa nuevamente, seguía con el uniforme de la escuela,

—¿Dónde has estado?

—En el jardín, comiendo.

—Ya veo... —Rin pasó a un lado de su hija, sus ojos se enfocaron en la anciana que también ingresaba a la casa —Kaede. —la llamo.

—Señora Taisho.

—¿Qué hacías afuera? Tu lugar es en la cocina y lavandería, me imagino que ya habrás terminado tus deberes.

—Por supuesto señora, con permiso. —se retiró con paso apresurado.

—Madre. —la llamo Towa.

—¿Qué quieres?

—Mañana vendrá un compañero para hacer un trabajo que nos dejaron en la escuela. —estableció.

—¿Un compañero? —observó fijamente a su hija.

La de ojos ámbar asintió.

—Más te vale que sea así, y pobre de ti si tu compañero resulta ser tu novio, ya sabes lo que pasaría siendo así.

—Lo tengo muy claro. —respondió.

Rin se encontraba arreglándose, al parecer saldría. Y así fue, su madre salió de casa dando un portazo.

Minutos más tarde observó a su padre salir de igual manera, no sin antes mirarla con desprecio y salir dando también un portazo.

—Pff, es un verdadero milagro que no estén tan agresivos hoy —sonrió sin ganas.

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Al día siguiente

La joven Taisho despertó, lista para ir a la escuela, después de bañarse se alistó para ir a la escuela, fue hacia el comedor dónde sus padres ya estaban, suspiró con resignación.

—Towa.

—Dime, padre. —contestó sin verlo.

—Ayer no te despediste de nosotros, ¿acaso te olvidaste de tus modales?

Triste Realidad 🥀 ( Riku & Towa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora