De ricos es ser indiferente y egoísta; ser feliz pero muy serio y estirado; ser derrochador y nada trabajador.
De pobres es ser desinteresado y empático; ser desdichado pero sonreír y positivo; ser tacaño y muy trabajador.
¿Cuántos de estos estigmas...
La sala quedó en completo silencio y cada persona en ella detuvo sus palabras o acciones sorprendidas por los gritos irreales que estaban escuchando.
-¡El amor de mi vida va a dar a luz al nuevo amor de mi vida! -Kim TaeHyung había irrumpido como un lunático a las 4 de la mañana en la sala de urgencias del hospital.
Jennie había roto agua mientras dormirán, bueno, él dormía y ella comía helado de coco como si fuera el mejor de los manjares. La histeria lo había llevado a ser poco profesional y relajar a su mujer, de hecho la había alterado aún más.
-¡Kim TaeHyung, por dios, cállate! -Le gritó Jennie entrando por su propio pie al hospital, incluso ella cargaba su bolsa con ropa de cambio, cosas de aseo y la ropita del bebé.
-¡Las cosas! -Gritó de vuelta yendo a quitarle el bolso. -¡¿Por qué no viene ningún médico a atendernos?! -Gritó al personal que había vuelto a su que hacer.
-Tranquilo TaeHyung, solo vas a conseguir alterar a la madre y a tu hijo. -Un médico se acercó, no cualquiera, sino el que en su día le salvó la vida. -Mejor llama a algún amigo o familiar mientras nosotros preparamos todo.
Jennie fue llevada con una calma admirable hacia la sala de espera de partos, cambio su ropa por una bata de hospital y se tumbó sobre la camilla. El médico, ginecólogo, llegó poco después para examinarla; justo en el momento que TaeHyung ingresó con los protectores correspondientes para entrar al paritorio.
-¡Wow! -Exclamó el doctor al mirar la entrepierna de Jennie. -Vamos ya al paritorio, estás perfectamente dilatada.
TaeHyung sintió su mundo temblar, Jennie lo miró acusándolo de débil con los ojos afiliados antes de hablar una vez que llegaron a la sala donde daría a luz.
-Como te desmayes te mato, ¿me entiendes? -TaeHyung se puso tenso y sujetó su mano con fuerza.
-¡¿Cómo puedes estar tan tranquila?! -Jennie se estiró todo lo que pudo sobre la camilla para golpear su cabeza repetidas veces.
-¡Deja de chillar, me alteras! -TaeHyung mordió sus labios callándose al instante.
-Bien, Jennie, empuja cuando te den las contracciones. -La pelinegra apretó la mano de TaeHyung a la vez que hacía fuerza queriendo hacer salir a su bebé.
-¡Por dios Yeonjun eres un cabezón! -Gritó tras varios empujones. -¡Sal ya niño del demonio!
-¡Qué no le digas a nuestro hijo niño del demonio! -Gritó de vuelta TaeHyung mirando a Jennie.
-¡Es mi hijo y le diré cómo quiera!
-¡También es mi hijo!
Y si absurda discusión terminó cuando el cuerpo de Jennie se sintió liberado, relajado parcialmente y un peso ligero fue dejado sobre su pecho.
Unas tijeras fueron cedidas a TaeHyung quién las tomó tembloroso para cortar el cordón umbilical, Jennie viendo todo con lágrimas en sus ojos. Fue cortar el cordón umbilical y el pequeño Yeonjun comenzó a llorar a pleno pulmón, siendo un llanto agudo pero amado por ambos padres.
El momento de felicidad fue roto, quebrado, por el sonido del cuerpo de TaeHyung cayendo de golpe al suelo por un desmayo. Los médicos se acercaron a atender al hombre en lo que Jennie rodeaba con sus brazos a su bebé y se inclinaba a besar su frente.
-Mira niño del demonio, ese niño bonito del suelo es tu papá.
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-¡Papá! -El grito de Yeonjun resonó por todo el jardín, Jennie y TaeHyung en la cocina rodaron los ojos viendo el caos aproximarse.
-¡Mamá! -Y ahí empezaba la pelea, ambos se dieron la vuelta encarando a sus dos hijos.
-¿Qué pasa? -Preguntó con fastidio Jennie.
-¡Yeji quiere traer a su novio a la piscina y yo quiero traer a SooBin! --Se quejó el mayor de sus hijos.
-¡Pero me toca a mí la piscina! -Le respondió la menor.
-A ver, en esta casa de arreglan las cosas... -Habló TaeHyung dejando la frase al aire.
-...hablando. -Completaron ambos hermanos a la vez.
-¿Entonces? -Inquirió Jennie. Yeji levantó la mano primero pidiendo la voz, lo cual le fue concedido.
-Ayer vino su novio a casa y yo quiero traer el mío hoy. Me toca a mí. -Explicó Yeji, Yeonjun levantó su mano.
-Puede que ayer vienes SooBin, pero estuvimos en mi habitación no en la piscina. -Se quejó.
-¡¿En tú habitación?! ¡Tenéis prohibido ir a tu habitación ambos a solas! -TaeHyung gritó como loco, sus ambos hijos le mandaron callar alargando la letra "s".
-En esta casa se arreglan las cosas hablando. -Dijeron ambos hijos a la vez, TaeHyung apretó el puente de su nariz elevando ligeramente sus gafas. Jennie resopló y acarició sus brazos tatuados tratando de calmarlo.
-Yeji, Yeonjun. -Llamó a sus ambos hijos. -SooBin y Han van a venir a casa, van a bañarse en nuestra piscina y se quedarán a cenar. -Demandó decidida, como una orden que ambos hijos sabían no podrían negar. -Y cenaremos los seis bien felices, ¿okey? Prohibido gritos o riñas, los hermanos se aman. ¿Entendido?
Yeji y Yeonjun se miraron de reojo antes de asentir a su madre y acercarse entre ellos para abrazarse. Yeonjun besó la frente de su hermana menor y esta dejó otro beso en su pecho. Aquellos cariños aprendidos de ver a su madre y tío Kook darse cariño.
-Son tan bonitos cuando quieren. -Susurró TaeHyung rodeando los hombros de Jennie para pegarla a su pecho.
-Son un niño del demonio y una niña diabólica. -Dijo fuerte Jennie consiguiendo que sus hijos la mirarán mal y Tae no pudiera evitar reír fuerte.
-Nunca voy a entender esos apodos que nos tenéis. -Se quejó Yeonjun dramático.
-Sí, los vuestros son más bonitos. -Intervino Yeji. Los padres se vieron entre ellos.
-¿Queréis saber de dónde vienen? -Preguntó TaeHyung con una amplia sonrisa, ambos hijos asintieron.
-Siempre decís que somos muy pequeños para saber. -Dijo emocionado YeonJun, tomando asiento en la mesa de la cocina.
-Ahora ya somos mayores. -Rio emocionas Yeji, sentándose junto a su hermano.
-Muy mayores, sí. -Canturreó irónica Jennie.
-Eres ironía por si no lo habéis notado. -Habló TaeHyung. -Pero es cierto, sois más maduros. Ahora podéis entender mejor las cosas y podréis llevar esto. -Ambos hijos fruncieron las cejas confusos, Jennie sonrió de lado.
-¿Sabéis quienes fueron los que lideraron la lucha de la libertad del sur? -Cuestionó con cariño, sus brazos rodeando el torso de TaeHyung y buscando esconderse en su pecho. Siempre cálido y confortante.
-Los Kim. -Respondió tranquila Yeji.
-¡¿Nosotros?! -Preguntó alterado al instante YeonJun, dándose cuenta de ello, uniendo puntos que a sus jóvenes dieciséis años había ignorado. -Bueno, ¡vosotros!
-Kim del sur. -Respondió Jennie.
-Mi niña ruda que creó una rebelión. -Sonrió a la pelinegra cuadrado. -Kim del norte. -Añadió TaeHyung sobre sí mismo.
-Era de noche cuando nos conocimos, mis pies dolían muchísimo después de haber trabajado tantas horas. -Comenzó Jennie, tan solo viendo esos ojos negros que tanto amaba, sintiendo esa paz y felicidad en el cuerpo contrario envolverla. -Cruzaba el puente divisorio de zonas cuando lo vi, allí de pie, al borde del abismo; decidido a saltar, mi niño bonito.
