Capítulo 4

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Tres semanas después Jennie estaba siguiendo su rutina al igual que TaeHyung hacía.

Ella seguía trabajando de día en el local de su barrio y de noches buscando cualquier oferta de trabajo puntual que le diera dinero a ella y su familia.

Él seguía acudiendo como asesor a la empresa de su padre, trabajando como un supuesto don nadie pero con el título de futuro jefe, y por la noche llorando en su cama valorada en miles de wones.

Aquello noche fue una excepción peculiar; él tenía una cena benéfica donde acudían los más importantes representantes de la alta sociedad y ella un trabajo como camarera para el que tuvo que fingir ser una chica corriente y cubrir con esmero las tataujes de su cuerpo bajo ese traje de pingüino.

-Buenas noches. -Saludó Jennie al llegar a su mesa asignada, la mesa redonda repleta de los jóvenes herederos en esa gran sala de hotel costosa. - ¿Desean vino? -Cuestionó amable, mostrando la botella que portaba en sus manos. Los jóvenes en la mesa asentían en lo que ella los miraba interrogante.

Sus manos temblaron ligeramente al verlo allí. A pesar de estar sentado se seguía mirando su gran altura, incluso más imponente al estar erguido y no encorvado como cuando lo conoció. Portaba un traje demasiado estallado a la perfección, seguramente hecho a medida, y si cabello rubio resplandecía a conjunto de sus ojos azules. Aquella mirada bajo esas lentillas le congelaron.

Él por su parte la había visto nada más abrió la boca para saludar; vistiendo un traje de tres piezas. Esa falta entallada de tuvo desde sus rodillas hasta arriba de sus caderas, una camisa blanca impoluta y un chaleco negro a juego de la pajarita en su cuello. El largo cabello azabache perfectamente recogido en un moño alto.

Jennie trató de recomponerse y procedió a hacer lo que debía. Comenzó a servir pequeñas dosis de vino tinto en las copas de los jóvenes chicos en la mesa como debía hacerse, su mano izquierda a su espalda y la derecha sujetando la botella de cristal desde el culo con gracia.

Una mano rozó, acarició disimuladamente, la suya derecha.

-Tienes unas manos muy bonitas, lástima que las gastes para trabajar, ¿verdad? -Preguntó el chico al que le estaba sirviendo, un joven de tez pálida y ojos pequeños con la apariencia de un ángel endemoniado. Ella solo lo ignoró y siguió su proceso de servir más copas, debía servir seis en total; se detuvo a la cuarta.

-Yo quiero vino, pero blanco. -Habló el chico de la quinta copa, uno de pelo rojo brillante, ella asintió. -De importación desde Italia. -Demandó sin dignarse a mirarla.

-Ire a buscarlo, con permiso. -Hizo una pequeña reverencia antes de marcharse de nuevo hacia la cocina. Pasando de largo la espalda de TaeHyung se fijó en el chico junto a él, el pelirrosa llamado Jimin.

-Pedazo culo tiene. -Habló SeongHwa, el mismo chico que había osado tocar su mano viéndola con descaro caminar lejos de ellos.

-Cuerpazo en sí con ese traje. -Concordó Yeosang con su amigo.

-¿Cómo será sin él puesto? -La pregunta de Seonghwa terminó por incomodar a TaeHyung, él quería ignorar todo, ¿pero cómo hacerlo cuando hablaban así de Jennie?

-¿Nuevo lige? -Bromeó Wooyoung, uno de los más jóvenes en la mesa, riendo por la cara entusiasmada del pelinegro SeongHwa.

-Sabeis mi debilidad por las chicas de clase baja. -Concedió riendo, todos se unieron a su risa, todos menos Jimin y TaeHyung que solo sonrieron por educación.

"Vaya educación de mierda, ¿verdad?" Se auto preguntó Kim.

-Aquí está. -Sonrió Jennie cuando volvió junto a ellos en específico para San, quién era el otro más menor del grupo. -¿Me permite? -Dijo amable tras abrir la botella, este asintió.

Hold on; De Ricos Y Pobres (Taennie y JiKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora