One Shots (Resident Evil)

Para siempre.

Protagonista: Piers Nivans.

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Te miraste al espejo para asegurarte de que cada parte de ti estuviera impecable. Te veías tan hermosa con ese maquillaje perfecto, un peinado tan bien elaborado que era imposible que se arruinara; y ese vestido blanco que se apegaba a tu figura perfecta, era tan hermoso. Claro. Todo fue planeado por tu multimillonario novio, el estaba tan emocionado con que por fin fueran marido y mujer, que no escatimo en gastos para que fuera una boda perfecta. El te amaba, realmente lo hacía, había sido completamente honesto contigo y tu no lograbas mas que sentir un cariño por el, tampoco eras indiferente a sus sentimientos. Lo único que lograbas al tratar de imaginarte siendo feliz con el, era que a tu mente llegaran recuerdos de cuando eras feliz con ese soldado.

Como lo extrañabas...

Todos los momentos que pasaron juntos, cuando decía que te amaba y que el sería el padre de tus hijos, las veces que te hacía suya, tocaba cada parte de tu cuerpo, cada centímetro de tu piel. Llevaste tu mano a tus labios y con delicadeza la deslizaste hacia abajo, imitando el recorrido que Nivans hacia cuando estaban juntos. Llegaste a tu cuello y de ahí descendiste a tus brazos, cerraste los ojos y por un segundo realmente sentiste que era el quien provocaba que se te erizara la piel.

- ¡Oye!- grito tu mejor amiga desde el Marco de la puerta.

- ¿Si?- hablaste sin dejar la ilusión de lado.

- Nos estan esperando- la pelirroja se acerco y seco una la lágrima que corría por tu mejilla- cariño, aún estás a tiempo de detener todo, ambas sabemos que tu no lo amas.

- Claro que si, ese chico se merece toda la felicidad del mundo y si el es feliz, yo también soy feliz- hablaste tratando de convencerte tu misma que lo que acababas de decir.

- Ni siquiera se por que aceptaste todo esto, ese hombre no ha hecho más que quererte y respetarte, merece la verdad.

- ¿De qué verdad hablas?

- De Piers, se que ambos quedaron destrozados, pero eso no significaba que debías casarte Taehyung, desconozco si lo hiciste por despecho o por que sentiste que de alguna manera se lo debías por todo el apoyo que te había dado.

Cierto, te estabas casando con uno de los artistas más reconocidos, era la envidia de todo el fandom que apoyaba a tu prometido, miles de revistas hablaban del inesperado compromiso. Muchas personas te tacharon de interesada, de una busca fama y decían que no eras lo suficientemente bonita como para estar con el, ya que, al ser un hombre millonario y guapísimo, podía tener a cualquier mujer a sus pies; sin embargo te escogió a ti y te sentías especial por eso, pero no alejabas la idea de querer estar en brazos de otro.

- Chicas, vamos... wow- tu otra amiga entró a la habitación y quedo con la boca abierta- realmente quedaste bellísima, ¡pareces una princesa!, ese Tae es un suertudo.

- Gracias amiga, agradezco mucho que estén conmigo en este día tan importante- agradeciste a la pelirroja y a la castaña.

- Y parece que estuviste llorando de felicidad, pero no hay de que preocuparte... el dejo todo por ti...

- Si... lo hizo...- inhalaste fuerte y sonreíste- Bueno, vámonos...

La pelirroja sólo negó y la castaña aplaudió feliz.

Llegaron a la iglesia, tenía una arquitectura divina y las decoraciones la hacía lucir aún más hermosa. No perdiste el tiempo y bajaste del auto para dirigirte a la entrada. Entre más te acercabas, más se nublaba tu visión, una fina capa de lagrimas se formo en tus ojos al ver a tu prometido tan guapo, esperándote ansioso.