No todos son buenos y no todos son malos, la realidad es que somos el espejo de las circunstancias de los que nos criaron.
— Esmeralda Godoy.
Reina.
Abrí mis ojos un poco mareada y trate de enfocar la vista, me sentía más borracha que nunca. Mire alrededor encontrándome en un lugar que no conocía. Luego recordé al extraño chico del bar y no fue hasta entonces que note la mano que reposaba sobre mi cabeza. Mire en su dirección, me sorprendí al ver al chico perdido en la nada y con varias lágrimas en los ojos.
Acerqué mi mano hasta sus mejillas limpiando los rastros de lágrimas que habían pasado por allí. El chico me miro y sonrió aun con la mirada rota.
—¿Que pasa chico guapo? — Pregunté, me sentía un poco más despierta y ya no tropezaba tanto las palabras.
Me gusta ese apodo. — Beso mi mejilla con ternura. — ¿Sabes lo que es estar enamorado?
Lo sabía, yo estaba enamorada, pero aun así quise preguntar. — ¿Que estar enamorado chico guapo?
— Es la mejor jodida sensación del mundo, y más si te enamoras de una Reina, pero... — Pauso. — El mundo nunca estará de acuerdo, porque enamorarse de una Reina siendo un simple plebeyo, no es apropiado para la realeza.
— ¿Quieres contarme? — Pregunté mientras lo sentía acurrucarse a mi lado. Dudo un momento, pero termino respirando profundo y finalmente hablo.
— Es una bonita historia.
— Había una vez un pobre plebeyo y una hermosa Reina. El plebeyo era fuerte, guapo y muy bien dotado — Exclamó con arrogancia — pero con una vida algo difícil, la chica era hermosa, fuerte, audaz y brillante, una Reina única y admirable. Por extrañas circunstancias se enamoraron, pero una bruja malvada decidió acabar con su romance. ¿Por qué? Eso no lo sabían. El plebeyo tenía un historial delictivo del cual obviamente no era responsable, pero su jefe no sabía nada de ese historial, si se enteraba lo despediría y el plebeyo no tendría como mantener a su familia, así que, a cambio de no divulgar esa información, la malvada bruja le dijo al plebeyo que se alejara de su amada la Reina.
— ¿Y que hizo el plebeyo? — Pregunté curiosa, sabía que no era una historia real pero pensar que el chico dejaría a su amada por culpa de una bruja me rompía al corazón.
— La abandono. — Exhalo con pena. — Ambos enamorados terminaron gravemente heridos, ambos se querían, pero la vida no quería que estuvieran juntos. Si la Reina estaba con él, saldría lastimada, los criminales podrían buscarla para sobornar al Reino y al plebeyo o él podría peder su trabajo y quedar en las calles desapareciendo igualmente de su vida.
— ¿Y qué paso después?
— Al parecer el destino no estaba de acuerdo, así que los volvió a juntar, el plebeyo termino viviendo en el palacio y ambos se volvieron a encontrar — Aplaudí como niña chiquita y él sonrió. — Trato de alejarse, pero la Reina no se rendiría tan fácil y teniendo éxito lo enamoro tanto que ya se habia dado por pérdido. Pero la bruja había sobornado al plebeyo para que fingiera ser su concubino mucho antes de que viviera en el palacio, esa era una de sus condiciones y aunque quisiera decirle la verdad a su amada, no podía, después de todo la estaba protegiendo de las circunstancias y de la malvada bruja.
— ¡Eso es estúpido! —Exclame molesta, el chico me miro interrogante. -— Si de verdad la ama debería arriesgarse, ella ya le demostró que lo quiere ¿no?, ¡Estoy segura de que hay muchos trabajos en el Reino!, ¡Esa maldita bruja se puede ir a comerse las pantaletas a la esquina de su cueva y respecto a los hombres malos, simplemente les dan un sartenazo por la cabeza y ya! No es difícil, para mí que ese idiota tiene miedo.
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Unidos por la Pizza [ Corrigiendo ]
Teen FictionUnidos por la Pizza Una bola de masa, perfectamente estirada, en una figura redonda cubierta con unas generosas capas de salsa y queso, con todas las variedades de alimentos que puedas imaginar cocinados en el mejor horno a leña. Una comida celestia...