✨😒 Estas borracha. 😒✨

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Pensando en ti _ LUA

Lean el capítulo con la música de fondo en modo repetición cuando Evan este narrando, les va a encantar.

Lean el capítulo con la música de fondo en modo repetición cuando Evan este narrando, les va a encantar

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Reina.

— ¡¿Y a dónde vamos?!— Pregunté animada al extraño que me llevaba en su hombro. Lo escuché bufar.

— Sin duda a tu casa no. — Dijo molesto. — No puedo pensar en una explicación decente para Hans, no puedo decirle que su hija se emborrachó por seguirme a un bar. — Estaba nervioso.

— ¿De qué hablas? — Murmure confundida. — Yo no te estaba siguiéndote a ti.

— ¿A no? — Preguntó con burla.

— Nop. Yo estaba siguiendo a mi ex, ni siquiera te conozco. Más vale que me sueltes si no lo haces llamaré a Evan y él se encargará de ti. — Dije tratando de apartar mi vista de su trasero.

— ¿Confías mucho en el verdad? — Preguntó. — No deberías hacerlo, estás borracha.

— Lo que yo haga con mi vida no es asunto tuyo. — Entramos al estacionamiento, lo reconocí por el suelo asfaltado. Mire su trasero, y por un momento pensé que se parecía al de Evan, creo que me había pasado de tragos.

<<Culpo al alcohol que me ha quitado el pudor de la cabeza. Pero le di una buena nalgada a sus pompas y lo escuché maldecir. >>

— ¿Qué estás haciendo? — Preguntó y rodé los ojos como si pudiera verme.

— Que no vez, te toco el trasero. — Lo apreté de nuevo sintiéndolo saltar y murmurar algo que no alcance a escuchar.

— Si vuelves a hacer eso te amarrare las manos. — Bufe.

Bueno si no quería que usara las manos...

Acerqué mi rostro a su nalga derecha y la mordí.

Chillo y me bajo — ¡¿Qué demonios?! — Se tocó el trasero examinándolo. — ¿Acaso me mordiste?

Reí, y comencé a caminar a un auto rojo del estacionamiento. Trate de abrirlo pero no lo logré.

El chico reposaba de costado en el auto mirándome. Fui hasta la otra puerta y lo intente de nuevo, pero tampoco funciono, frustrada le pegue un zapatazo a las llantas.

¡Sorpresa! Para mi maldita suerte no abrió.

Mire al chico frustrada. — ¡¿Podrías abrir la maldita puerta?!

— No puedo. Ya que no es mi auto. — Contesto de manera simple encogiéndose de hombros.

Sentí la vergüenza llenarme los poros.

Unidos por la Pizza [ Corrigiendo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora