P.O.V Lauren
Se acercó a la otra chica y en apenas un par de pasos, en los que ella avanzaba y la morena retrocedía, ya la tenía justo donde la quería.
—¿Sí, profesora Jauregui?, ¿Desea algo?—El que Camila por fin la llamara de la forma correcta no hizo otra cosa sino excitarla todavía más. Bien, si la latina quería jugar a hacerse la inocente y fingir que no sabía cómo la tenía, podía jugar todo lo que quisiera, pero Lauren no tenía tanta paciencia.
—¿En verdad no lo sabes?—Sin pensarlo dos veces acorraló a Camila contra su escritorio y la cargó por la cintura, haciendo que se sentara en la orilla de este último. Esa posición era perfecta porque podía mover su cintura de tal modo que su entrepierna y la de la castaña se rozaban entre sí—. Te deseo a ti, Camila.
—Entonces, ¿Qué estás esperando, Lauren? Bésame, porque te juro que si no lo haces, me alejaré de ti y ya no intentaré tener nada más contigo. Bésame, o di basta, di basta de una buena vez y detén todo esto si en verdad no lo quieres—. Dudó por lo que fue una milésima de segundo, pero al final quien ganó la batalla entre su mente y su cuerpo, fue el segundo, porque acabó enredando sus brazos alrededor del cuello de Camila para besarla ferozmente, como tanto quería.
La latina la recibió encantada. Sus lenguas empezaron una pelea por ver quién era la ganadora en ese beso, y desde luego, Lauren iba ganando, pero Camila no se quedaba tan atrás como la última vez. Empujó a la castaña suavemente para recostarla sobre su escritorio sin dejar de besarla, y apartó su braga. Quería terminar lo que Camila no le había permitido hace un rato, así que sin pensarlo mucho introdujo uno de sus dedos en la húmeda intimidad de la otra chica mientras hacía círculos en su clítoris con su pulgar. No pudo evitar que su orgullo creciera al ver la manera en que Camila gemía con sus caricias y su cuerpo se arqueaba ligeramente debido al placer. Le hubiera gustado poder besar sus pechos y masajearlos, pero no quería desvestirla por completo ahí.
—Lau…ren...—Cuando los gemidos de la morena se convirtieron en quejidos de placer con su nombre entrecortado en ellos, tuvo que morderse el labio y utilizar toda su fuerza de voluntad para evitar bajarse el pantalón, el bóxer y adentrarse de un sólo movimiento en la calidez y humedad de Camila. No podía ser tan brusca con ella. A pesar de los juegos, apenas sería su segunda vez y no quería lastimarla, sobre todo porque sentía cómo su intimidad aún apretaba sus dedos. Ni qué decir de su miembro cuando ya lo tuviera dentro.
Conforme el salón se iba llenando con los suspiros y gemidos de Camila, ella iba aumentando el ritmo en el que se movían sus dedos. La respiración de la castaña se agitaba más y más conforme se encontraba más cerca del orgasmo, y cuando la vio pegar un gritito y entrecerrar ligeramente sus piernas, Lauren lo tomó como la señal inequívoca de que había terminado gracias a ella. ¡A ella! Aún le costaba creerse lo que estaba pasando, pero no se pondría a pensar mucho por ahora.
—¿Te gustó?—Tardó unos segundos en procesar que su pregunta en realidad no tenía mucho sentido. Si Camila no lo hubiera disfrutado no habría acabado gracias a ella.
—¿Bromeas? Lauren, acabo de tener un delicioso orgasmo gracias a tus dedos. ¿Y me preguntas si me gustó?—Camila se bajó de su escritorio y sintió cómo enredaba sus brazos alrededor de su cuello. Tenía una sonrisita en el rostro y las mejillas rojas, pero suponía que era por haber terminado apenas hace unos momentos y no tanto porque sintiera vergüenza justo ahora— ¿Eso se queda corto no lo crees? Me encantó. Tú me encantas. Toda tú. También amo a lolito por cierto. Quisiera saludarlo ahora pero creo que tú tienes que dar otra clase y yo no puedo quedarme.
¿Lolito? No supo porqué se concentraba especialmente en eso, pero…vamos, ¿Cómo sabía Camila el apodo que le había dado a su miembro? En su defensa, era pequeña cuando se lo puso.
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Bésame o di "basta" (Camren G!P)
FanfictionLa profesora Lauren Jauregui tiene su vida perfectamente planeada. Sabía lo que iba a estudiar, a lo que se iba a dedicar, creía conocer a la perfección a la mujer con la que se iba a casar, y ya tenía en mente el nombre de su primer hijo, tanto si...