Mientras Zelda se convertía en una heroina para la pacifica idea del oriente de Hyrule, el rubio elegido por las diosas seguía en la isla separada del reino. Cazaba como podía y buscaba una salida, sin mucho éxito. Su desesperación era reflejada en lo violento que sus tajos se volvían, prácticamente masacrando a cualquier objetivo de caza.
Hacía tiempo que el joven no se enfrentaba a una prueba tan ardua. Al recorrer el reino de las diosas, como mínimo había comercios, aliados y ayuda divina. En esa isla estaba abandonado a su suerte y lo consideró un desafío. No era la primera vez que era despojado de sus posesiones y se veía en una situación de peligro mortal. Si no llegaba antes del ocaso, la regente se preocuparía y eso era lo último que quería. Empezó a explorar el pedazo de territorio, aunque tenía un mal presentimiento. Había muchas aves muertas, como si algo las hubiera derribado. Una vez se acercó al mar, notó que el agua estaba demasiado tranquila. Las olas eran sutiles y las corrientes de viento prácticamente inexistentes. Esto le resultó particularmente bizarro, puesto que en la costa, el viento nunca faltaba.
Con curiosidad, se adentró nuevamente en los bosques de la extensión de tierra en medio del mar. Cuando se acostó pecho tierra para matar a un jabalí, escuchó algo extraño. Pero el sonido no venía de ningún ser vivo.
Confiando en sus instintos, puso su oreja contra la tierra seca de la arboleda. Se escuchaban quejidos, aunque parecían ser...¿espectrales?—¿qué es esto?
Siguiendo los quejidos como un perro de caza, pronto llegó a una cueva enorme. Era fácilmente del alto de 4 caballos, y la profundidad eran suficiente como para que los adentros de la escalofriante estructura natural. Sin muchas opciones restantes, Link tomó una antorcha gastada de la entrada y la encendió con un chispazo entre un pedernal y la punta de acero de una flecha.
Así, haciendo uso del coraje que lo había hecho el héroe legendario, se adentró en la escalofriante oscuridad, que rodeaba la tenue luz de la cálida antorcha. La cueva estaba fría, pero no húmeda. Después de haber caminado un rato, escuchó con más intensidad esos quejidos, junto a una voz hablando en un lenguaje críptico. Haciendo uso de sus habilidades de sigilo, llegó hasta una especie de base donde los símbolos del Clan Yiga persistían. No habían efectivos...pero si un hedor terrible. Link identificó en poco tiempo la podredumbre de la muerte. Eran innumerables cadaveres envueltos en ese traje rojo tan tedioso que habían atacado tantas veces al rubio. Y estaban en terribles condiciones. Pero estaban ordenandos, casi como si estuvieran organizados.
Aguantandose las ganas de vomitar, prosiguió con su avance mientras notaba las runas pintadas con sangre en las paredes. Así, había un agujero en medio de todo. Un hoyo extremadamente profundo de donde luces rojas estallaban junto con esos quejidos desgarradores. Asomándose con cautela, notó algo aterrador. Los cadaveres estaban siendo reanimados, pero lo peor vino después.
Un encapuchado purpúra estaba mezclando la carne podrida y los restos putrefactos con lo que parecían ser piezas sheikah. Las luces cesaron de repente, y las dos figuras miraron hacia arriba. Link trató de huir, pero no había por donde volver. Notó como el suelo de la parte inferior se elevaba, y desenfundó su espada para poder pelear. Sin embargo, ninguna de las dos siluetas antes vistas estaban ahí. Los reanimados modificados estaban de pie, emtiendo un desagradable sonido. Eran simplemente aberraciones, creaciones entre la magia oscura y la tecnología. Se movían nuevamente y tenían armas de guardianes, y el héroe carecía de un escudo.
La cabeza de los enemigos tenía incrustada un cañón láser como el de los robots ancestrales, lo que hizo preocuparse mucho al protagonista. Esperó a que ellos hicieran el primer movimiento, aunque el susto fue enorme al ver aproximarse un rayo con la misma potencia que un guardián completamente funcional. Lo esquivó rodando, aunque uno de sus mechones fue obliterado.
—¿¡Que mierda son ustedes?!
Iniciando la pelea, Link trató de acortar distancias. Los muertos vivientes eran lentos, pero su rayo era persistente y demasiado molesto. Para dificultar la lucha aún más, notó que cortar las extremidades de las masas de carne muertas no tenía efecto alguno. De hecho, brotaban nuevas con el mismo aspecto repugnante que tenían. Atravesarlos tampoco servía, puesto que se regeneraban en poco tiempo. Se lamentó que no llevase consigo la Espada Maestra, puesto que su poder sagrado probablemente tendría mayor efecto. Pero se estaba desgastando al esquivar solamente, así que empezó a usar la cabeza. Literalmente.
—¡Bien! ¡Los mataré con ustedes mismos!
Se adelantó con un corte fugaz para que la cabeza de uno de sus adversarios rebotara en el piso, aún con vida. Asqueado como nunca, tomó la putrefacta cabeza y la apuntó al otro enemigo. Al carecer de inteligencia, el devastador rayo lo impactó de lleno, quemando y destruyendo el cadaver viviente. Posteriormente, hizo que las cabezas se apuntasen para poder eliminarlas entre si. Así, cuando los enemigos desaparecieron, una luz lo cubrió y fue teletransportado al laboratorio de Hatelia.
—Prunia.-dijo el héroe al notar la presencia infantil.
—Link. Que gusto verte con vida.Continuará...
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La Leyenda de Mi Amor
FanfictionHyrule, el próspero reino, ha sido salvado por Link. El caballero elegido será acompañado por la reencarnación de la diosa, Zelda, en un viaje por recuperar la gloria perdida del reino. Aunque la princesa siente que ella y el héroe comparten más que...