Trabajar como un omega embarazado y solo ya no era tanto problema en la sociedad actual. El único problema era su necesidad por un alfa que le proveyera de la sensación de confort y protección que su omega tanto ansiaba, misma que llenaba a medias gracias a su mejor amigo Tetsuya. El hombre tenía un serio problema de actitud por su aspecto pequeño para ser un alfa, sin darse cuenta que uno de sus mejores amigos babeaba por él, pero ese era otro tema.
Kouki bajo del lujoso coche que su jefe le proveyera cuando supo de su estado y de los problemas que tenía al usar el trasporte público, si bien Kouki sabia conducir, no había querido costearse un auto propio, su sorpresa fue grande cuando el bonachón alfa apareció con uno de último modelo y le obligo a aceptarle.
La editorial para la que trabajaba se jactaba en ser una de las mejores y tener a los autores con mejores ventas de su zona. Kouki era; según las palabras del propio Kiyoshi el mejor editor que en mucho tiempo habían tenido, por lo que el coche no solo era un premio, sino que un regalo de todos en la compañía.
Kouki habría olvidado por completo su aventura de una noche, de no ser porque un desmayo sobrevino en el hogar de uno de sus mejores escritores, un novato con creciente popularidad que entro en pánico creyendo que su libro había sido tan malo como para noquear a su editor, el pobre de Sakurai había enloquecido, llamado a Kiyoshi y este enviando una ambulancia a brevedad, todos en el hospital; según dijera Tetsuya después, habían estado como "gallinas sin cabeza persiguiendo grillos a su vez"
Así que después de eso, a sus casi 6 meses de embarazo con los antojos aun como una locura que lo mantenía siendo mimado y alimentado por el personal, con los cambios de humor haciendo correr a las secretarias, a algunos editores y por primera vez en mucho tiempo a escritores entregar manuscritos a tiempo, además de ni hablar del dolor corporal, sintiéndose una enorme pelota playera cada que caminaba o comía un pastelillo mientras lloraba por sus tallas extra, así que esa mañana mientras entraba a la recepción del edificio, viendo como corrían de un lado a otro las secretarias, algunos de sus colegas y por ultimo correr como una tromba a su jefe en su dirección.
— ¿Qué sucede Kiyoshi-sempai?— pregunto mientras sobaba su vientre por la ansiedad creciente
Kouki agradeció el aroma frutal del alfa cuando llego a su lado, a pesar de que no era bien visto que un alfa no acoplado usara sus feromonas contra un omega embarazado. Por supuesto que eso pasaba solo entre parejas y el mismo castaño mayor ya tenía la propia, pero ayudar a Kouki de esa manera y sabiendo la confianza que se tenían entre ellos no era mal vista por el personal.
—Les he comunicado que habrá una fusión con una editorial de otro estado, más específicamente de Kioto— le dijo mientras el más alto pasaba su grande brazo por los hombros del castaño, guiándolo a su oficina —Quieren a cada editor de su género en la próxima junta de entrega, donde se supone que firmaran documentos, así como en la reunión después de ello—
—Ya veo...— contesto mientras Kouki se sentaba en su silla frente a su escritorio —¿Seremos despedidos?— pregunto
—No, para nada, ya he notificado que todos tendrán sus puestos, solo tendrán nuevos jefes generales, me tomare quizá unas vacaciones con mi pareja—
Kouki levanto una de sus cejas para ver a su jefe, el bonachón CEO, pues este se hallaba cómodamente sentado en la esquina de su escritorio.
—No quiero que vayas— le dijo por fin
—Aun puedo trabajar sempai, lo sabes— respondió Kouki mientras abría un archivo en su computadora y jugaba algo molesto con uno de sus bolígrafos de unicornio.
—Lo sé— se excusó su jefe mientras alzaba ambas manos en señal de rendición —Pero habrá muchos alfas ahí, no quiero que sus aromas te torturen—
Eso, Kiyoshi sabía que al no tener una pareja, su embarazo sería difícil. De quienes le conocían solo dos personas sabían de esa información. Más Kouki era el mejor de su campo, no quería ser despedido si no asistía a la dichosa firma. Tenía ya a quien proteger. Algo que amar y que le amaría creciendo en su vientre.
—Iré, le diré a Tetsuya que me acompañe, sé que se molestara por usarlo de carnada, pero le daré un par de batidos de vainilla y se le pasara—
Por fin después de un par de semanas la gran esperada reunión de firmas por la fusión se dio. Kouki había querido maldecir su mal día cuando se dio cuenta que tenía los pies algo hinchados, pero no quería ceder a que su jefe tenía un punto en que ya no era el mismo de antes. Casi había querido saltar a su cuello cuando lo noto y sentarlo en una silla de ruedas eléctrica no había sido una opción. Más se conformó con solo hacer que se sentara en la silla de la sala de juntas en lugar de esperar parado como todos los demás.
Hasta ese día, Kouki todavía estaba agradeciendo al cielo por darle a ese alfa del cual nunca supo el nombre por un buen esperma.
Porque no se arrepentía en absoluto de la forma en la que había concebido, ni siquiera en cuanto sus padres dieron el grito en el cielo, rechazándolo de inmediato, aun no lograba entender que de malo tenía ser padre soltero, pero al parecer para ellos era un sacrilegio, tanto así que habían intentado casarlo con un familiar lejano para cubrir su vergüenza.
En donde quiera que estuviera el alfa, esperaba que viviera una buena vida, que fuera un hombre de bien, con un corazón noble y con los mejores deseos para su futuro.
— ¿No crees que tiene derecho a saber que es padre, que va a tener hijos?— Había preguntado alguna vez Takao —O si quiera si desea serlo—
—No lo sé, pero aunque no lo deseara, es mi cachorro, no le estoy pidiendo nada más que sus genes. Es como si hubiera ido a un tratamiento con la diferencia que yo escogí a mi alfa—
Aunque lo cierto era que no esperaba volvérselo a encontrar, había ido a un lugar muy alejado de su zona de trabajo y vivienda, no había nada; o al menos eso esperaba, que los vinculara. Salvo al bebe.
Kouki sonrió mientras sostenía su estómago, estaba nervioso cuando escucho el sonido de voces a fuera de la sala de juntas. Kiyoshi se hallaba junto a la puerta, siendo Makoto quien le arreglara la corbata, él era el abogado encargado de hacer la fusión, por lo que aunque no lo aparentara, estaba nervioso.
—No es necesario que se levante Kouki-san— escucho a su lado, mas todos uno a uno de los nuevos socios entraron, distrayéndolo de responder.
Fue cuando los ojos de Kouki se centraron como una flecha en su objetico al ver a un pelirrojo familiar vestido con un traje de diseñador en color negro, corbata roja como la sangre y una gabardina solo sobre sus hombros.
—Oh mierda— La voz de Kouki detuvo a todos mientras lo miraban, pues el eco del silencio de la habitación había engrandecido sus palabras, haciendo que la mirada de la persona de la cual se supone huyó, se centrará en su abultado vientre.
—Doble mierda—
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INSTINTO EGOISTA
FanfictionLa edad solo es un número. Sin embargo no puede ignorar a sus instintos, el peso de la presión que poco a poco lo sofoca. Un par de ideas que considero buenas, una necesidad en su alma de la que no quiso escapar. Su corazón roto, la soledad, el egoí...