Aceptarlo

1K 111 3
                                    

Había pasado un tiempo desde la separación, y lo extrañaba, diciembre estaba llegando y lo único que quería era a Tom. Me dolían como mil infiernos, pero no estábamos bien, el último tiempo que habíamos pasado había sido especialmente violento y lúgubre... Siempre peleábamos por las mismas cosas, pero tarde o temprano las terminábamos solucionando, diciéndonos que habíamos estado mal, que "te amo" que "no volverá a pasar" y terminábamos en la cama... pero el punto de quiebre había sido su bofetada. Me había roto de maneras que ni siquiera puedo explicar, como si volviese a tener diez años y fuese mi tío el que me golpeaba... Lo amaba demasiado como hacer algo, pero luego de di cuenta de que no era saludable para ninguno vivir así, porque siempre nos echábamos esas cosas en cara, y si nos estábamos gritando como locos... y eso no es vida. Por lo que habíamos decidió, darse un descanso a lo nuestro... ¿Acaso habrá encontrado una pareja? ¿Seguirá en Inglaterra si quiera? No lo sabía, daría lo que fuese por saberlo, pero no tenía idea, desde que dejamos de estar juntos, vendimos la casa y cada uno se fue por su lado.

Además, este tiempo había estado viviendo con Draco... porque habíamos contratado un investigador privado para confirmar nuestras sospechas, y habían visto a Daphne salir de un bar con Ron, hace poco más de ocho semanas... las fechas coincidían, por lo que él la había dejado. Sus padres habían montado un escándalo horrible sobre cómo iba a dejarla sola, embarazada, y luego él les había explicado que ese no era su hijo, y, Lucius, cruel como siempre, dijo que "no toleraría a ningún niñito bastardo manchando su apellido" por lo que la mandaron a pasear

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por una voz que me llamaba, pero no por mi nombre, volví la vista y vi que él me estaba llamando, pedí disculpas y avance hasta el mostrados

— ¿Qué desea ordenar?

— Un té de arándanos y dos scons —él lo anoto en la libreta y se la paso a su compañero, me dio un número y me dijo que me llamarían

— ¿Qué nombre?

— ¿Perdone?

— Que ¿Qué nombre le pongo?

— Harry —el asintió y me fui a una de las mesas a esperar

Estaba comiendo tranquilo cuando sentí un olor familiar a menta y eucaliptus y no pude evitar voltearme, y lo vi. ¿Qué hacia el aquí? El nunca venia aquí, y menos a este lugar... No quería ser entrometido, pero no pude evitar escuchar, se había pedido un café negro y unas tostadas, mesa para uno... Cuando le trajeron las cosas se acomodó y quedamos frente a frente.

No sabía quién estaba más asombrado, si él o yo.

— Vaya, hola —nuestro último encuentro no había sido de lo más agradable...

— H-hola... no sabía que venias por aquí

— Oh, eso, si... a-aun la tengo... la casa ya sabes... —la casa a la que había huido cuando fue mi cumpleaños, la casa donde se disculpó... la casa...

No pude evitar que las memorias me inundaran y reprimí las ganas de llorar... yo lo amaba –lo amo- muchísimo...

"Un regalo para el señor Potter" había dicho cuando los Aurores habían venido a buscar a Draco... El jamás llego a adarme ese "regalo"... Parece que me quede muy ensimismado en mis pensamientos, porque el volvió a hablar

— ¿Y cómo va todo en Hogwarts... p-profesor? —intento hacerlo sonar gracioso, pero sé que en cuanto lo dijo se acordó de aquella vez que lo hicimos y el me llamo profesor... pero me obligue a forzar una sonrisa por cortesía

— Bastante bien de hecho... ¿Y qué crees? El hijo de Ioner entro este año, es su copia en miniatura —él le dio un sorbo a su café mientras se reía

— Ese hijo de perra, esperemos que su hijo no ande hechizando gente —me reí, esta vez no tuve que forzar una sonrisa, había sido gracioso, aunque en el momento recuerdo mi desesperación... Aun así era gracioso. Y nos encontramos riendo, y sin darme cuanta nos habíamos acercado bastante

— ¿Y cómo va todo por el Ministerio?

— Bah, ya sabes, no tengo mucho tiempo libre, ser jefe del departamento de seguridad mágica tiene sus responsabilidades

Nos quedamos conversando un rato más, nada realmente importante, banalidades en su mayoría, y todo iba tan bien...

— ¡Oh! Por mucho que me encantaría quedarme a conversar contigo, debo irme, me están esperando y se me hace tarde —dijo mirando su reloj ¿Quién? ¿Quién te espera? No lo pregunte, ni lo haría, no me correspondía saberlo, pero el hecho de pensar que estaba con alguien me carcomía por dentro, por eso dije lo que dije

— Llueven pretendientes ¿Eh? —quizás Tom no escucho la ira, ni el doble sentido, ni el sarcasmo, o quizás sí, pero eligió ignorarlo...

— ¡Ja! Soy un hueso duro de roer, pero tu sabrás, eh Harry, me está esperando la comisión de defensa mágica Francesa, originalmente era una cuestión académica, pero al parecer deben deportar a alguien que ha estado causando estragos en Paris... la cuidad del amor —me sonroje, pero no aparte la mirada

Luego de despedirnos salí de ahí y me senté en uno de los bancos alejados, el sol que asomaba por las nubes comenzaba a calentar, aunque no pude permitirme mucho sol porque una figura lo bloqueo, abrí los ojos, los cuales ni me había dado cuenta de que había cerrado, y lo vi a él. Parado frente a mí, tan jodidamente hermoso e imponente como siempre, el epitome de la elegancia, y yo estaba sentado, con las piernas abiertas en la posicion más relajada posible, sus caderas a la altura de mi rostro... no pude evitar sonrojarme nuevamente y el sonrió de lado.

— ¿Te gustaría venir conmigo a Francia? —no daba crédito a lo que acababa de oír

— ¿Qué?

— Que si quieres venir conmigo a Francia, la conferencia será breve y yo lo único que tengo que hacer es firmar unos papeles, los encargados de la deportación no me necesitan, y sería una pena que fuera solo ¿No crees?

— E-esto... n-no lo sé...

— Oh vamos, es Sábado, no hay clases hasta el martes, porque el lunes el Ministro vendrá a dar una conferencia a la escuela —el me tendió la mano con una sonrisa encantadora, diablos ¿Por qué tenía que ser tan lindo?

— B-bueno... pe-pero-

— Sin peros, tienes media hora para hacer una maleta, te veo aquí en ese tiempo —así de silencioso como había llegado se había ido... Esto era estúpido 

Tu Ayuda (𝙏𝙤𝙢𝙖𝙧𝙧𝙮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora