♡Cap. 6♡

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°☆ A La Mañana Siguiente ☆°

Pov. Marinette
— Buenos días madre —saludé animadamente—

— Como dormiste hija —me preguntó mientras hacia su café —

— Bien ¿y tú? —Conteste con una pequeña sonrisa—

— Bien cielo —respondió mientras le daba un sorbo a su café—

— Oye mamá ¿y mi papá?

— Fue a hablar con Gabriel, para ver que se puede hacer con tu condición

— Lo mejor que pueden hacer es olvidarse de esa loca idea y dejar que sea YO misma quien decida cuando y con quien casarme

— Marinette eso es imposible, si no te casa terminaremos pidiendo limosna afuera del mercado

— Pues prefiero eso a arruinar mi vida con ese matrimonio

— No sabes lo que dices, tú siempre has estado acostumbrada a lo mejor

— Bueno ya, dejemos de discutir, de todas maneras no me voy salvar de esa estupidez, estoy conciente de ello —Dije mientras partía algunas frutas para desayunar—

— No es una estupidez, hija si te lo propones seras muy feliz

— Ah sí claro madre —mencione sarcásticamente—

[•••]

Pov. Adrien
—Golpeando con el puño la mesa— Tú hija quien se cree que es, para venir a poner condiciones

— Gabriel si no aceptamos Marinette es capaz de cumplir lo que dijo

— Es que ¡no! Un matrimonio es para siempre, no para un par de meses, y además yo quedaría en las mismas, después del divorcio Adrien volverá a sus andanzas

— Pero entonces que podemos hacer

—La puerta estaba semi abierta y la golpeé, para anunciar que estaba por entrar— Perdón por interrumpir, ¿dejé las llaves de mi auto por aquí?

— Vas a salir Adrien

— Así es, pero volveré a tiempo para la cena, no te preocupes

— Adrien tengo algo que decirte

— Dime

— La hija de Tom, puso como condición que después de que se resuelvan los problemas de su familia se divorcien

— Já, mira ni siquiera la conozco y estoy de acuerdo con ella —mentí, si la conozco... bueno masomenos—

— No lo entiendes verdad, el matrimonio es para toda la vida, no es un juguete y además no quiero escándalos

— Y que quieres que haga, obligarla no puedo, espera ya se que podemos hacer

— ¿Qué? —preguntó mi padre, viéndome seriamente—

— Olvidarnos de esta absurda idea, cancelar todo y todos tan amigos como siempre —dije sonriente—

— Adrien si lo que querías era hacerme enojar con tus idioteces lo lograste —mi padre se veía bastante molesto y su tono de voz lo confirmaba—

— Bueno, si no te parece mi idea, ¿qué quieres que haga?

— En primer lugar pon de tu parte para que ese matrimonio funcione y después trátala con amor y ternura para que se esfume de su mente esa idea del divorcio

— Por qué haría eso, a mi también me conviene la idea de esa señorita
—mencioné, de reojo pude ver como el señor Dupaín observaba atento nuestra "charla"—

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