P.V Noah
Salimos y como Ashley le dijo a Marta, empezamos a andar dando un paseo.
Estábamos en silencio, ella mirando hacia delante con una media sonrisa y yo mis pasos.
Está bien Noah, hasta aquí la vergüenza, si tu objetivo principal era demostrarle a esta chica por lo menos su bisexualidad... Adelante, se tú.
Me dije a mí misma, bueno más bien hablaba mi ego.
Levanté la mirada y le miré, era bastante atractiva sí, pero no iba a dejar que me dejara sin palabras.
- Menuda excusa te has improvisado para que estemos a solas - Suelto como lo hubiera hecho ya con cualquier otra persona.
Le estaba dando demasiado poder sobre mí a esa chica, y como los nervios no cesaban y no dependían de mí, no pensaba que mi forma de ser también se fuera a la mierda por una chica.
Encima una hetero, pf.
Bastante había evitado durante todo este tiempo entregarme a alguien para que de una semana a otra lo hiciese al completo con ella. No pensaba dejar que eso ocurriese.
- ¿Perdona? - Pregunta Ashley, se le ve algo sorprendida, pero aún así no quita esa maldita sonrisa suya... Preciosa.
- Lo que escuchas, cualquiera se hubiera ido sin más, en vez de "quedarse a dar unas vueltas" - Digo encogiendome de hombros, una vez que empezaba ya no podía parar, ya había salido mi verdadera yo.
- Oh vaya, ¿prefieres que me vaya a casa de mi amiga, es eso? - Me pregunta alzando una ceja.
No contaba con esa parte.
Noah eres tonta, siempre se te olvidaba que todo el mundo es social excepto tú.
- ¿Con ella también pones excusas para quedaros a solas? - Pregunto desafiandola con la mirada y aguantandome una sonrisa.
Sin duda eso sí que le había dejado sorprendida.
Pero no deja que le gane, al momento me responde.
No puedo negar que me divertía mucho esto...
- No me hacen falta, suficiente ganas me tiene ya ella - Responde con una sonrisilla.
Como dije, ¿qué ser que la conociera no le tendría ganas?
Era muy atractiva, y lo peor, era que lo sabía perfectamente, cosa que solo hacía que aumentara eso más.
- Genial, pues vete con ella, es más fácil que yo.
No podía evitar sentir como mi músculos se tensaban, como los celos crecían dentro de mí aunque esa chica y yo no fuésemos absolutamente nada, aunque solo la conociese de hace unos días.
- ¿Y sí no quiero? - Me pregunta y de repente está muy cerca de mí, acorralandome contra una pared de la calle - ¿Y si con la que quiero poner excusas como tú dices es contigo? - Añade y yo solo soy consciente de la cercanía de nuestros labios.
Bajo la mirada hacia ellos, se veían tan seductores, como lo era toda ella.
Ella también hace lo mismo y yo no puedo evitar sonreír, sin saberlo, con una simple mirada, había aumentado todo mi ego y había hecho este juego aún más divertido al confirmarme que no era la única que jugaba deseando ganar.
- Dijo la hetero... - susurra sobre sus labios.
Ella no pudo evitar reír apartando la mirada y me volvió a mirar humedeciendose los labios.
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La historia que nunca tuvimos
RomanceTodos tenemos esa historia de amor que nunca sucedió. La cual deseaste durante meses, y puede que incluso años, pero por algún motivo u otro, nunca llegó a ocurrir. En esta novela yo escribo la que me gustaría haber tenido a mí, la que cada noche s...