CAPÍTULO 33.
ATHENEA.
Camino por la acera tranquilamente hasta la casa de Eros, hacia una semana que habíamos ido al restaurante, y hace tres días Lilian había ido a un campamento con sus compañeras de clase y Bellota quedó a cargo de Eros, me había ofrecido a sacarla a pasear hoy en la tarde así hago algo de ejercicio con compañía lo que él aceptó, Missy y Gaby no eran una opción en cuanto a compañeras de ejercicio se trataba. Así que aquí estoy, subiendo al porche de su casa en busca de la perrita
Toco el timbre y en seguida se escuchan ladridos provenientes de adentro y luego rasguños en la puerta. Eros abre luego y Bellota se deja ver a sus pies emocionada mientras brinca y gira moviendo su colita.
Sentí como mi corazón comenzó a latir más rápido en cuanto sus ojos hicieron contacto con los míos.
Espera, ¿Qué?
No, debe ser por haber caminado bajo el sol, no hay otra explicación, aunque últimamente me pasaba muy seguido en presencia de Eros.
‐ Hey – lo salude al verlo y él devuelve el saludo
‐ Como verás, a Bellota le encanta salir a pasear – mira a la perrita quien corre hacia adentro y alcanzo a ver como Salta al lado de un mueble, y sobre éste se encuentra una correa de paseo para perros.
‐ Eso parece –
Eros va hacia Bellota y toma la correa, la cual tiene un arnes para perros que no tarda en ponerle a Bellota junto con la correa, la trae hasta mi entregándomela
‐ bueno, nos vamos – divo con prisa al darme cuenta de que mi corazón no a parado de latir con rapidez
‐ De acuerdo, llámame si pasa algo
Salgo lo más rápido que puedo pero intentando no hacerlo notar, cuando al fin estamos en la acera siento como mi corazón vuelve a latir normalmente.
¿Qué rayos fue eso?
Sacudo mi cabeza apartando la extraña sensación que me rodea, debí de haberme conmovido por el afectuoso recibimiento de Bellota, nada más.
Caminamos por la acera y cruzamos las calles con tranquilidad hasta llegar al parque, donde seguimos recorriendo. Varias chicas y niños se habían detenido junto a nosotras a acariciar a Bellota antes de seguir con su camino, mientras que Bellota estaba feliz de recibir atención.
Luego de largos minutos de caminata, llegamos a una tienda/restaurante especializada en bebidas y alimentos naturales y saludables. Pretendía comerme algún postre dulce, pero este era el único lugar abierto donde vendían comida y permitían animales.
Luego de pedir un jugo de naranja y un sándwich de verduras, además de un plato con agua para Bellota, me siento en una de las mesas frente al negocio y la caniche se recuesta a mi lado agotada. No tardan en traerle un plato de plástico con agua del cual bebe enseguida.
Nos pasamos el resto de la tarde caminando y luego descansando un momento para que Bellota no se canse demasiado. Luego de que esté por oscurecer, comenzamos a dirigirnos hacia la casa de Eros.
Al llegar al porche toco el timbre, Bellota ya está cansada, por lo que apenas la puerta se abre, ella corre adentro a lanzarse sobre una camita para perros en el suelo.
Cuando levanto la mirada de Bellota encontrándome con la mirada de Eros, vuelvo a sentir esa extraña sensación que hace que mi corazón se acelere.
¿Qué mierda me sucede?, ¿estaré enferma?
‐ Parece que han caminado mucho – comenta divertido mirando a Bellota quien ya parece estar durmiendo.
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Código 87! ©️✔
Teen FictionAthenea y sus amigas siempre han usado códigos entre ellas cuando alguna está en alguna situación y así no correr el riesgo de que alguien las escuche y todos se enteren de lo que hablan. Athenea y sus dos mejores amigas tienen códigos para casi tod...