Capítulo 6: Otra boca, otros ojos, otro cuerpo

2.5K 271 1K
                                    

Había una vez un teatro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había una vez un teatro. Fue allí donde todo comenzó.

Alguien tenía un plan que incluía masacrar. No fue un evento al azar liderado por mantones extremistas, como las autoridades pretendieron mostrar. Fue un acto premeditado, pensado estratégicamente para dar esa impresión. Los años de obsesión por el crimen que nos destrozó me condujeron a la verdad... y la verdad es que había más de una rata involucrada.

No podía vivir sabiendo que esa escoria respiraba el mismo oxígeno que yo, así que tracé mi propio plan. Con paciencia, con absoluta dedicación. Mi padre siempre dijo que lo que eleva la perspicacia de un hombre es su capacidad para mantener el control ante cualquier circunstancia. Me repetí la misma frase mientras trazaba las líneas intrincadas que me llevarían a ellos. La reproduje en mi cabeza durante cada noche que desperté sintiendo el sabor de la sangre en la boca. La convertí en una plegaria, una cita sagrada con la que lograba recordar mis propósitos.

Fue lo único que me detuvo de actuar impulsivamente.

A veces sólo quería coger el arma y empezar a cazarlos de una vez. A veces quería volarme los sesos para no tener que pensar cómo fue ver morir a niños inocentes y adultos que corrían despavoridos intentando salvarse. Entonces recordaba lo que yo mismo había perdido y los deseos suicidas desaparecían. No puedo irme de este mundo sin llevar al infierno a los bastardos que jugaron a ser Dios. Ya les he dado suficiente tiempo para que gocen la vida derrochando y sonriendo como si no fueran culpables del aniquilamiento en Grimmold.

Diez años.

Un largo invierno para mí.

Ahora me ha llegado el turno de gozar a mi manera, a su costa.

Son once. Van cinco.

Nunca creí que se sentiría tan bien.

Balanceo suavemente el vino en la copa antes de dar una probada. El líquido acaricia mi lengua con parsimonia dejándome un gustillo dulzón en la garganta.

—Tu piel sabe a vino, ¿te lo he dicho?

—¿Esa es una forma de cumplido?

—Puede ser.

—Te he escuchado maldecirme y renegar de lo que sientes por mí. No creo que algo medianamente bonito haya salido de tu boca antes.

—Quiero empezar ahora.

—¿Niam?

—¿Hmm?

—No seas bastardo. Deja de intentar sonar encantador conmigo. Te conozco lo suficiente para notar cuándo mientes.

—Entonces sabrás que estoy diciendo la verdad. Sabes a vino y yo estoy sediento, pajarito.

Trago el resto de mi bebida de un tirón y deposito la copa sobre la mesa con un movimiento brusco. El mesero se acerca a llenarla, pero lo detengo alzando la mano. No voy a malgastar otro trago en memoria de una mujer, incluso si se trata de Hope Wallace.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 08, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Los Demonios Nunca MuerenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora