†13.5†

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*NOTA
Por lo general un día en tiempo de historia dura 2, mínimo un capítulo hasta que se menciona el "Next Day"; pero en esta ocasión será de 3, pues esto es importante.

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Naib Subedar
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Me detuve en seco frente a la puerta; sintiendo como la gélida perilla aumentaba su temperatura en mi mano.

Verme reflejado en el cristal de la puerta, demacrado por tanto llorar como un niño pequeño, me hizo dar cuenta de lo solo que estaba en realidad. ¿Tan triste y miserable soy como para acudir al consejero por mi propia cuenta? No era la primera vez que era consciente de mi soledad, algunas veces tenía grandes méritos o hazañas para contar sin embargo no tenía a nadie que me escuchara, pero como Jack estaba conmigo eso no me importó, ya que ingenuamente creí que él sería parte de mi vida para siempre.

Ahora solo veo lo patético que soy. Alejé a todos para conservar a Jack en mi vida y ¿Qué se supone que haga ahora?, ¿Llorar y esperar a que venga a salvarme como siempre lo hace? En esta ocasión no puedo hacer eso, no puede saber que sin él no soy nada...

Negué con mi cabeza mientras lágrimas se deslizaban nuevamente por mis mejillas. Solté la perilla y me eché para atrás. Aunque quería seguir negando la realidad, las palabras de Norton se repetían una y otra vez a gritos en mi cabeza. Reconocer que él tenía razón dolía demasiado. Odiaba a Norton, pero más me odiaba a mí, y era precisamente por eso que iba a castigarme a mí mismo, dejándome sufrir en soledad, tal y como un parásito se lo merece.

- ¿Naib? - Me sobresalté un poco al escuchar la voz de Bogart a mi derecha. Llevaba consigo una bandeja llena de magdalenas, seguramente para el festival. - ¿Está todo bien?, ¿Necesitas ayuda?. - Preguntó con cuidado, denotando conmiseración en su rostro.

- Estoy bien... - Respondí simulando tranquilidad, aunque era un hecho que nadie que viera mi rostro se creería aquella mentira.

- Entiendo... - Dijo casi inaudible.

Él se acercó un poco más a mí y de su bandeja tomó una de tantas magdalenas y me la dio. Lo miré incrédulo a lo cual, él me sonrió compasivo. Tomé la magdalena y la miré atentamente como si fuese la cosa más interesante del mundo.

- Sabes, Naib... Mi abuelo solía decir algo que en su momento creí una tontería, pero luego eso significó algo muy importante para mí... "Nunca guardes tus lágrimas, los sentimientos reprimidos oxidan la vida". - Él puso su mano en mi hombro mientras yo lo miraba expectante. - Tal vez... Eso pueda significar algo para ti también. Si necesitas hablar, no dudes en pasarte por el club de cocina.

Bogart me dio una última sonrisa antes de seguir su camino. Por un momento mi corazón se detuvo y pensé, que tal vez esto era algo que yo no podía hacer solo; por más que pesara mi orgullo.

- Bombón... - Él se detuvo y volteó a mirarme. - ¿Qué puedo hacer si la persona de la cual depende mi felicidad, se está yendo de mi vida?...

Él soltó una pequeña risa. - Tu felicidad no depende de nadie más que de ti, Naib.

- Si así fuera ya me habría suicidado hace tiempo. - Respondí por impulso, aunque tal vez eso no esté tan alejado de la realidad como yo pienso. Cuando volteé a ver a Bombón, él me miraba atónito. - Mierda, realmente soy un parásito... - Me dije a mí mismo sin importarme ya que él me escuchara.

- Escúchame Naib, tú no eres un parásit... - Alterarme fue casi imposible; cuando me di cuenta, ya estaba teniendo una crísis.

- ¡Claro que lo soy, no sirvo para nada! Siempre tengo que llorar para que Jack venga y me arregle porque sin él no soy nadie. - Las lágrimas empezaron a desbordar mis ojos y a caer una tras de otras por mis mejillas. Dolía. Dolía aceptar la realidad, dolía tanto como si me estuviesen arrancando el alma.

Bogart dejó la bandeja en el suelo sin importarle demasiado y se acercó a mí para abrazarme. Mi orgullo se desvaneció como si nunca hubiese existido y le correspondí, aferrándome a él con fuerza.

- Naib, entiendo que tal vez es difícil para ti toda esta situación, pero debes calmarte. - Dijo y empezó a acariciar mi espalda suavemente.

- No quiero perderlo... - Respondí entre balbuceos, hundiendo mi cabeza en su cuello.

- Y no vas a perderlo, Jack seguirá siendo parte de tu vida pero hay algo muy importante que tienes que entender... Una persona no es un centro de rehabilitación; él podrá apoyarte cuando lo necesites pero no solucionará tus problemas, porque de él no depende tu vida. - Él se separó de mí, tomó mi rostro entre sus manos y me sonrió con amabilidad. - Tu vida tiene que avanzar, Naib...

El peso de esas palabras aplastó mi corazón por completo. ¿Qué tal si todo este tiempo Jack nunca pudo seguir adelante por mi culpa?...

- ¿Qué se supone que debo hacer? - Pregunté en un hilo de voz casi inaudible.

- Tienes que aprender a ser libre, y si para ello necesitas ayuda, yo puedo ayudarte si así lo deseas... - Él se separó de mí, aún con esa sonrisa cálida en sus labios. - Todos necesitamos ayuda a veces...

Él se encaminó hacia la bandeja, la cual retomó del suelo y luego de despedirse de mí, se marchó.

Me quedé solo en el pasillo de nuevo. Miré la magdalena que aún tenía en mi mano, su glaseado estaba aplastado y deforme ahora; torpemente se lo quité y lo deposité en el bote de basura cercano, me la llevé a la boca y entonces me di cuenta de algo; mi vida será igual, no importa si Jack sigue adelante sin mí, mi vida será exactamente la misma porque solo de mí dependerá el ser feliz...

Entonces corrí. Corrí lo más rápido que pude por todos los pasillos hasta encontrarlo y cuando así lo hice, me detuve en seco a unos cuantos metros de él.

- ¿Naib? - Preguntó con sorpresa cuando me vio. - Are you okay, Darling?

Ignoré su pregunta y simplemente me acerqué a él para abrazarlo. Jack estaba más que confundido pero eso no le impidió abrazarme con la misma fuerza que yo lo abrazaba, sin preguntarme nada más.

Jack, quizás no lo entiendes ahora... Pero este será el último abrazo que te de.



❀† ʙʟᴀᴄᴋ ʀᴏsᴇ ᴀᴄᴀᴅᴇᴍʏ || ɪᴅᴇɴᴛɪᴛʏ ᴠ || ʏᴀᴏɪ †❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora