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La puesta de sol estaba en todo su esplendor mientras las nubes blancas iban circulando por un hermoso cielo con trazos anaranjados. Algunas personas se detenían en medio de sus recorridos para capturar ese bello paisaje en una foto con sus teléfonos. Min Yoongi también lo haría, pero justo en ese momento llevaba prisa.

Su reloj de muñeca se detuvo y tuvo un día en el que fue engañado por el tiempo. Añadiendo que su celular no tomó correctamente la carga y terminó apagado.

Su paso era tan rápido que no notó que uno de los cordones de sus zapatos estaba siendo arrastrado en el asfalto. Su carro ford de color gris estaba en el taller y el mantenimiento terminaba al día siguiente, así que tenía dos opciones: Tomar un taxi hasta su apartamento o ir en el autobús de las seis y media de la tarde.

Para él la alternativa de caminar ni siquiera pasaba por su mente, ya que vivía muy lejos como para hacerlo y repentinamente empezó a caer una llovizna que provocó que la gente casi corriera para evitar mojarse.

Encima de calles húmedas y lámparas encendiéndose en su entorno, se dio cuenta de que todos los taxis estaban abordados. Su cabello azabache se pegó más a su frente por las gotas de lluvia y sus lentes se encontraban algo empañados.

Después de pedir el servicio de un taxi y no encontrar ninguno libre, llegó a la conclusión de que estaba en aprietos. La competencia por el transporte público para quienes andaban de afán oficialmente había comenzado.

Yoongi dio grandes zancadas hasta llegar a la estación de autobuses más cercana y en cuanto estaba ahí el autobús se estacionó y lo sorprendió. Fue como una casualidad de esas que tanto anhelas. Pasó su tarjeta por la máquina de pago y se apresuró en tomar asiento en uno de los puestos desocupados al lado de la ventana.

El autobús estaba a punto de llenarse, pero él estaba cómodo porque el asiento a su derecha estaba vacío. Se encontraba en completa comodidad.

El sonido de la lluvia siendo más fuerte y el ajetreo del tránsito hacía parte del panorama que Min Yoongi observaba a través del vidrio cerrado de la ventana mientras las gotas se deslizaban una tras otra, haciendo que los edificios lucieran un poco borrosos ante sus ojos.

La razón por la que quería llegar pronto a casa era porque había olvidado meter en su morral sus medicamentos especiales para la gastritis y no podía pasar del horario de las ocho para tomarlos. La última vez que lo hizo terminó en urgencias y el doctor prácticamente le dio un sermón por ser tan despreocupado con su medicación.

Cuando por fin se dispuso a amarrar adecuadamente los cordones de sus zapatos, se encontró a la vista unos tenis converse de color negro; alguien se sentó a su lado. Enderezó su espalda y vio de soslayo una joven que silenciosamente secaba sus mejillas con un pañuelo blanco como la nieve.

A veces una persona llega así a tu vida. Cuando menos lo esperas se sienta a tu lado en silencio, sin saber que más adelante no querrás que se marche. Como cuando no quieres que termine la primavera.

Piano : Min Yoongi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora