La mañana estaba algo fría y Yoongi aun estaba sumergido en sus sábanas blancas; le había costado conciliar el sueño y apenas pudo quedarse dormido como a las tres de la madrugada. Abrió sus ojos sin muchas ganas de hacerlo y miró la puerta de vidrio transparente de su cuarto que lo llevaba a un pequeño balcón y se levantó para correr las cortinas, dejando entrar la claridad de ese nuevo día. También abrió esa misma puerta para que su habitación tomara ventilación. El ambiente estaba tan silencioso en ese momento que parecía que estuviera solo en casa.Ya con sus pantuflas en sus pies y su cama arreglada, salió de su espacio para pasar a la sala. El olor a café inundó sus fosas nasales y rápidamente se le antojó una taza, pero al llegar a la cocina se encontró a Maisy de espalda en el lavaplatos, quien se sobresaltó un poco al sentir su presencia.
—Buenos días, Maisy —saludó el pelinegro aunque ella aun no lo miraba a la cara—. ¿Dormiste bien?
—Buenos días, Yoongi —evitó mirarlo.
De repente actuaba extraño y él solo estaba tratando de ser amable. Parecía ocultar algo, así que se puso a su lado para mirar su rostro y poder entender qué le pasaba, y apenas vio sus ojos lo entendió... O bueno, eso creyó. Estaban tan hinchados. Por lo visto lloró toda la noche. Probablemente por el asunto de sus padres.
—No quería que me vieras así, pero aunque me lave la cara diez veces, es algo bastante notable.
—Está bien. Está bien llorar. Dicen que hacerlo también puede ser algo refrescante —dijo calmadamente, como si buscara ser lo más cuidadoso posible con sus palabras.
Y eso tuvo un efecto desbordante en la castaña, quien se abalanzó a abrazarlo y dejó salir unos cuantos sollozos. La pérdida de seres queridos, deja un dolor permanente en la vida que está ahí presente aunque sonrías. Ella siempre se imaginaba como hubiera sido todo si no le hubiera tocado vivir así... Sin sus padres. Únicamente con su hermano tratando de sobrevivir en un mundo cruel. Pero era ciega de la verdadera realidad: También perdió a su hermano.
Yoongi se quedó estático por un momento sin saber que decir... Así que solo palmeó suavemente su hombro derecho, intentando trasmitir consuelo. Sin embargo, se sentía como un estafador. Necesitaba hacerle saber y entender que él no era quien creía.
—Yo...
—¡Min Yoongi! —la voz de su madre se hizo presente con un tono que denotaba enojo—. ¿Por qué no me habías dicho que tienes gastritis?
El pelinegro se separó de la castaña y ahora miró a su mamá con nerviosismo. No quería preocuparla, entonces evitaba esos detalles que para ella eran importantes. Claro, se trataba de la salud de su hijo, y revisando detenidamente el historial médico se encontró con ese diagnóstico que desconocía por completo.
—Y yo le estuve comprando zumo de naranja, lo cual es ácido para tu estómago y puede sentarte mal —de repente Taehyung se unió a la conversación de regaño hacia él.
—A veces hasta a mí mismo se me olvida. Hay días que me siento bastante bien. Como si no tuviera nada —se defendió.
Maisy por su parte miraba toda la escena con confusión, aún con sus mejillas un poco húmedas por las lágrimas que dejó salir hace un rato, y que por cierto, hizo que el tema se cambiara en un instante.
—¿Le hiciste algo? —cuestionó Taehyung, al ver su rostro con rastros evidentes de llanto. Se tocó el puente de su nariz, cerró los ojos un segundo y suspiró.
—No pasó nada malo, solo... —no comprendía por qué de la nada estaba en esa situación.
—Cariño, qué tal si vas con Taehyung al supermercado —la señora Min percibía incomodidad en el aire.
[...]Se encontraban en el pasillo de los lácteos con el carrito donde iban echando lo que se iba a comprar. Taehyung había intentado entablar una charla con Maisy, pero estaba tímida después de lo ocurrido en casa. Un hogar que nunca antes había visto.
¿Acaso perdimos todo y ellos nos adoptaron? Deben sentir mucha lástima para hacer eso.
—Creo que ya han hecho demasiado por nosotros y deberíamos volver a nuestra casa —esa conclusión tomó completamente por sorpresa a Taehyung. Dejó el paquete de jamón que estaba mirando a un lado y la miró sin expresión.
—No te preocupes, pueden quedarse —dijo, recordando el contexto.
Ella negó: —No los conozco.
—Tienes razón, pero te aseguro que no somos malas personas. Te lo demostraré. Pide lo que quieras, yo invito —tal vez eso funcionaría.
Pero no era una niña, no caería con eso.
—No es necesario —por su cabeza pasó la idea de irse de allí. Estaba de mal humor y momentáneamente quería estar sola. Pero principalmente volver al apartamento donde antes vivía.
—Pero, ¿dejarás a Yojaki? —preguntó, cómo si hubiera leído su mente.
Su nombre retumbó en sus oídos. Se había contenido de decirlo y escucharlo de golpe fue como recibir un balde de agua helada.
—Él puede volver solo —articuló, débilmente.
Estaba exhausta, a tal punto que parecía que se caería en cualquier momento a causa de un desmayo. Se veía tan pálida y desganada. Empezó a espabilar de forma cansada y las luces a su alrededor iban y venían. Los brazos del castaño la sujetaron rápidamente al notar su tambaleo y sus ojos finalmente se cerraron.
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Piano : Min Yoongi
Fanfiction«A veces una persona llega así a tu vida. Cuando menos lo esperas se sienta a tu lado en silencio, sin saber que más adelante no querrás que se marche. Como cuando no quieres que termine la primavera».