Capítulo IV: Aprobar

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Se venía la época de los exámenes de principio de año, lo cual me estresaba bastante; nunca fui buena manejando la presión ni el estrés, y como es costumbre, me estaba presionando de más para sacar las mejores notas.
—Joana, hija, ¿no dormiste nada?— dijo mi madre sorprendida abriendo la puerta de mi habitación.
—Tengo que estudiar para levantar la nota de la pintura del otro día— dije sin despegar la vista de los apuntes y dándole un trago al vaso de café, bastante grande a decir verdad.
—Tus notas son buenas, tenés que descansar un poco— me aconsejó
—Está bien ma, dale cerra— le dije apurandola, quería demostrarle al profesor que yo era realmente buena en su materia y que esa fue solo una mala pintura fruto de haber destruido la original.
Mamá salió de la habitación sin decir nada, y yo seguí estudiando, aunque no podía concentrarme bien, tenía sueño, quería dormir y mi cabeza no dejaba de darle vueltas a las cosas.
Concéntrate, no podés desaprobar, no podemos ser un fracaso me repetía a mí misma, quizá mi mamá tenía razón, y primero debía descansar, realmente ya no podía más, estaba durmiendome sentada.
Tomé la medicación de la mañana, y me metí en la ducha, para después dormir algunas horas.

—Hey, despertate— me susurraban bajo al oído, frunci el ceño algo confundida, abriendo los ojos levemente pude ver la silueta de Cris a mi lado, sonreí por la sorpresa.
—¿Como llegaste?— pregunté adormilada y cerrando los ojos de nuevo.
—Venía de paso, y quería verte un ratito, ya sabés que después puede dificultarse el vemos, o algo, y quería aprovechar que teníamos aunque sea un tiempito para nosotras— dijo Cris recostandose a mi lado y dándome un pequeño beso, mientras jugaba con mi pelo.
—¿Que hora es?— dije sentándome en la cama y buscando el celular.
—Como las seis de la tarde— dijo Cris mirándome algo confundida, abrí los ojos enseguida
—La puta madre— dije por lo bajo levantándome de la cama y buscando los apuntes.
—¿Que pasa?— Cris preguntó extrañada
—Mañana tengo un exámen y necesito aprobar— dije sentándome a su lado con el libro de texto a leer.
—¿Segura que querés que me quede? digo, tenés que estudiar y no quiero ser una molestia— dijo Cris mirando hacía abajo.
—Vos jamás serías una molestia para mí— dije besando su frente —además, te puedo explicar lo que leo, así me lo recuerdo mejor— dije sonriendo y marcando lo más importante en el texto.
—Acordate que aprobar no lo es todo, que sos muy inteligente y que una nota no te define como persona— intentó recordarme Cris, lo que siempre me decía; ella sabía que yo soy bastante autoexigente y que podía ponerme realmente mal por mis calificaciones.
—Ya lo sé, solamente que quiero demostrarle a mi profesor de artes que puedo dar más de mí— dije; sinceramente yo no veía malo el esforzarme por aprobar, siempre fui de tener buenas notas, y no quería que eso cambie.
—Bueno, creo que ya está— dije dándole el libro a Cris para empezar a decirle a modo de lección oral lo que había aprendido.
Estabamos estudiando las diferentes etapas del arte; a cada quién le tocaba una al azar, y debía desarrollarla a fondo, y a lo último, realizar una pintura con el estilo de esa etapa. Me había tocado renacentismo, no era tan difícil de memorizar, lo difícil sería realizar la pintura, ya que ese estilo se me hacía bastante complejo.
—Dijiste todo bien, amor— dijo Cris mirándome, sonreí con satisfacción y la abracé.
—Dale que seguro te va genial mañana— me alentaba
—Estoy algo nerviosa— dije mordiéndome la parte de adentro de las mejillas
—Va a salirte todo bien Joa, tranquila— me decía Cris mientras me acariciaba el pelo —Bebé, debo irme, me esperan para cenar en casa y mañana tengo clase yo también— me dijo dándome un beso suave en los labios
—Avísame cuando llegues— le dije dándole un abrazo y acompañándola hasta la puerta de la calle, dándole ahí un beso.
—Cuídate amor, y suerte mañana— dijo Cris tomando camino hacia su casa y moviendo la mano para despedirse, suspiré y volví al cuarto para terminar de darle una última leída al libro de texto.

Desperté media hora antes de lo usual, quería prepararme con tiempo, e ir releyendo la información en el transporte público.
Desayuné lo más sano posible, me vestí cómoda y guardé todo en la mochila; llevándome también un lienzo por las dudas de que no hubiese suficientes en el salón; agarré el llavero de ranita que me regaló Cris hará un año atrás, lo habia sacado de esas maquinas que hay en los centros comerciales, y se había convertido más en un amuleto de buena suerte que en su real función, un llavero.
Me encamine hacia la parada del transporte fumando un cigarrillo, la única cosa que podía calmar las ansías que me generaba el exámen, repetía una y otra vez la información en mi cabeza para evitar olvidarla; y aparentemente todo estaba grabado en mi cabeza.

Me senté al medio del salón como siempre, esperando a que el aula se completase con gente, era de las primeras en llegar y eso me alegraba, ya que podría elegir para mí los mejores materiales. Seleccioné los colores que tenía en mi mente para la idea del cuadro, no necesitaba brochas, ya que tenía las mías, así que con todo preparado fui a mi asiento y me acomodé en él.
El profesor comenzó a repartir los exámenes, tenía la información flotando en mi mente, así que en cuanto dió el permiso, comencé a leer y escribir lo que recordaba.
Me bloquee, mi mente y la información se habían bloqueado de los nervios, comencé a temblar un poco, yo había estudiado ese tema, Cris me habia felicitado por decirlo bien, cerré los ojos e intenté regresar en el tiempo, hacía el momento en el que le decía a ella lo que decía el texto, no podía recordarlo. Metí la mano en el bolsillo del pantalón y comencé a jugar con el llavero ahí dentro, mientras intentaba respirar y calmarme, porque yo sabía ese tema. Después de unos pocos minutos, la respuesta vino mágicamente a mi cabeza, me sentía aliviada, la escribí en la hoja y proseguí con el resto del exámen.
El momento más difícil habia llegado, y era hacer la pintura, puse el lienzo sobre el atril con cuidado, y comencé a marcar con lápiz mi idea, que básicamente era recrear El nacimiento de Venus, la famosa obra de Botticelli, por suerte teniamos permitido copiar  cuadros, sino, me hubiera estresado por demás.
—El cuadro está aprobado, Bianchi, la clase que viene voy a corregir el exámen escrito, puede irse— me dijo una vez que le mostré el cuadro, me sentí aliviada, como si un peso se me quitase de encima, solo quedaba esperar.
Salí de la facultad, y llame a Cris para contarle como me había ido, a esta hora ella no estaba en clase.
—Hola amor, ¿Como te fue?— dijo al atender la línea
—Hola bebé, creo que bien, aprobé el cuadro al menos, así que solo queda esperar a la semana que viene, y esperar la nota de la parte escrita, tengo miedo de que salga mal— le dije sentándome en la parada del transporte público para al fin volver a mi casa.
—Tranqui Joana, sé que te fue bien— decía Cris intentado calmarme
—¿Querés que mañana nos veamos?— pregunté ilusionada
—Mañana no puedo, tengo que estudiar para un parcial, perdóname Joa— sonó desanimada al decirlo. Intenté alejar rápidamente mis pensamientos intrusivos para contestarle y no preocuparle.
—No pasa nada bonita, tranqui. Te dejo que viene el colectivo, chau bebé— corté la llamada sin darle lugar a despedirse, mi cabeza se estaba convirtiendo de nuevo en un caos.

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