Capítulo V: Sueños

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Joana, quiero que terminemos, ya no siento lo mismo, encontré a alguien más, ya no te quieroMe decía Cris mirándome totalmente seria, sentía que todo se me desmoronaba, no podía respirar, estaba paralizada y en shock; no podía moverme, quería huir del lugar pero me era imposible. Sentía un nudo en la garganta, no podía ni llorar, no podia reaccionar.
—Chau Joana— dijo Cris yéndose, y dejándome sola, desamparada y abandonada.
Me desperté de golpe; llorando, agitada y algo estresada.
Fue un sueño me dije en voz baja, había sido tan real. Necesitaba llamar a Cris, contarle el sueño, o más bien, pesadilla, y que me dijese que todo iba a estar bien, que me reconfortase con su voz, y que me diese un abrazo.
—Me dejabas en el sueño, ¿entendés?— dije llorando —Me dejabas como si yo nunca te hubiese importado— me abrazaba a la almohada mientras le contaba todo, ya que no podía abrazarla a ella.
—No pienso dejarte, ¿si? los sueños solo eso son, sueños, y quedate tranquila, que yo voy a estar siempre— intentaba reconfortarme, estaba ya más calmada, pero la idea de que quizá ese sueño pudiese ser uno premonitorio, me hacia temblar de miedo, no quería perder a Cris, no lo soportaría. Si un sueño me dejó así de mal, no sabía que me pasaría si pasase de verdad.
—¿Y si estás equivocada? No sabés lo que va a pasar en un futuro, o como vas a pensar de acá a no sé, tres meses— mi cabeza daba vueltas una y otra vez en el mismo asunto, quizá para Cris era una molestia repetirme constantemente que no iba a dejarme, pero realmente necesitaba eso para sentirme más segura.
—Joa, no te preocupes por el mañana, y preocupate por el ahora, ¿sí? vamos poco a poco, minuto a minuto, yo me conozco, y sé que jamás voy a querer dejarte— su frase terminó de darme el calor en el pecho que necesitaba, quería besarla pero no podía.
—Que te parece si te vestís y venís a almorzar a mi casa, ¿querés?— me ofreció, verla me reconfortaría, sonreí aunque ella no pudiese verme.
—Dale amor, en un rato estoy allá— le dije sonriendo aunque ella no pudiese verme.
—Te amo, nos vemos en un ratito— me dijo Cris para tirarme un beso y colgar la llamada.
Tomé la medicación, y me lleve la otra dosis en la mochila por las dudas de no volver a casa, ahora más que nunca quería seguir el tratamiento al pie de la letra, siento la crisis emocional en la vuelta de la esquina, y no quiero perder la estabilidad que tanto esfuerzo me había conllevado construir.
—Me voy mamá— dije despidiendome abriendo la puerta para irme.
Aunque llevasemos casi tres años con Cris, aún me daba vergüenza comer con sus padres, a pesar de que siempre me trataron con el mejor de los respetos y nunca me despreciaron de ninguna manera; aunque rara vez vi a su papá, quizá lo habré visto máximo tres veces, su presencia me ponia bastante nerviosa a decir verdad.

—Hola— Cris saltó a mis brazos emocionada apenas me vió llegar a la puerta de su casa, había estado esperándome abajo.
—Hola bonita— le dije dándole un beso suave en los labios. El sentimiento de tenerla entre mis brazos me reconcortaba. —No sabés las ganas que tenía de estar con vos— le dije apoyando mi frente contra la suya.
—Te extrañe mucho— me dijo dándome un corto beso para después subir a su departamento.
—Buenos días Joana, ¿Como estuviste en estos días?— me dijo su madre en un tono cálido, sonreí y la salude con un beso en la mejilla.
—Buenos dias Marce, algo cansada, la facultad me tiene como loca— dije moviendo la cabeza y poniendo el mantel sobre la mesa.
—Deja eso, Joana, la invitada sos vos, sentate tranquila— su mamá me indicó que me sentase.
—Déjeme ayudarla, así hacemos todo más rápido—dije viéndola
—Dale sentate— insistió, así que obedecí —pero si necesita algo me avisa eh– dije acomodandome en la silla, Cris llegó y se sentó a mi lado.
—Hija, pone los platos en la mesa por favor— le pidió su madre a Cris.
—Voy mamá— dijo levantándose y obedeciendo la orden.
—Joa, mi mamá te está haciendo milanesas con puré, ni a mi me cocina tan bien, acá hay favoritismo— dijo Cris fingiendo enojo, pero rió enseguida.
—Espero te gusten Joana, están hechas con mucho amor— dijo trayendo la comida hacia la mesa.
—Tienen mucha pinta— dije sonriendo, mientras le servía un plato a Cris.
—¿Dani no está?— pregunté empezando a comer
—Mmm no, fue a una práctica— dijo Cris mirandome y sirviéndome jugo en el vaso.
—Están muy ricas Marce— le dije a la mamá de Cris mirándola
—Me alegra que te gusten, Joana, ya sabés, esta también es tu casa, si necesitas algo pedilo— me decía; la hospitalidad que se manejaba en esa casa era alucinante, jamás creí que iba a estar compartiendo mesa con la familia de Cris.
Se escucharon las llaves en la puerta, mire extrañada a Cris, la cual me devolvió la mirada.
—Debe ser tu papá— dijo su madre, Cris abrió los ojos sorprendida, y yo también, su padre aún no sabía de nuestra relación, a pesar de que ya llevemos bastante tiempo juntas, Cris no encontraba el momento. No iba a forzarla a que se lo diga, Cris conoce a su padre y si aún no lo dijo es por algo.
—Hola papá— dijo Cris saludandolo con la mano, yo lo miré timida
—¿Y ella quien es?— preguntó viéndome, mi corazón daba saltos en mi pecho.
—Es Joana papá, si ya la conocés, una amiga que conocí en el colegio— Cris no mantenía contacto visual con su papá. Amiga, me dolió la palabra por dentro.
—Ah sí— dijo con tono indiferente.
La mesa estaba incómoda y tensa, Cris se sentía intimidada por su padre, y yo tenía miedo de que él quisiese ir más allá con las preguntas.
—¿Y que estudiabas, Joana?— me preguntó él, me quedé congelada unos segundos antes de esbozar una respuesta en voz algo baja, pero suficientemente audible.
—Estudio arte— dije tratando de usar el menor contacto visual posible, no quería parecer irrespetuosa pero estaba que temblaba de nervios; el pegó una carcajada.
—¿Y que vas a hacer con eso, de que vas a vivir? vas a morirte de hambre— soltó, la madre de Cris le pegó disimuladamente con el codo, mientras que Cris miraba sin decir nada. Intenté dar una respuesta calmada, odiaba cuando menospreciaban mi carrera, como si fuese fácil e inútil, servía para lo que yo quería hacer de mi vida, punto.
—Una de las salidas que tiene es trabajar en museos, puedo dar el tour y explicar las obras que hay— dije tranquila, me estaba costando mucho mantener la calma para no explotar
—Después puedo vender mis propias obras, pintar algún mural para una empresa o diseñar logos— concluí
–Ah, bueno, está bien— dijo inexpresivo.
—Joa, ¿querés ir a la azotea?— dijo Cris intentando cortar el mal ambiente.
—Vamos— sonreí levantándome, saludé a la mamá de Cris y fuimos arriba.
—Que incómodo— suspiré una vez allí.
—Perdonalo, él es así— me dijo Cris algo avergonzada
—No pasa nada, pero me da bronca que menosprecien mi carrera, ojalá supiera lo difícil que es rendir historia del arte— reí nerviosa.
—No sabía que iba a venir, pensé que iba a estar mas tiempo con el taxi— dijo prendiendo un cigarrillo —Me tomó por sorpresa que llegase temprano—

¿Por qué tanto lío? Seguro no me hubiese invitado si sabía que su padre venía.

—¿Que pasa?— preguntó Cris mirándome, ya que me había quedado seria ante mis pensamientos
—Nada, nada— dije intentando convencerla y convencerme.
—Joana, te conozco— dijo mirándome —Algo te pasa contame—
—¿Si hubieras sabido que tu padre venía, me hubieras invitado igual?— solté viéndola, observando como dudaba de darme una respuesta, pero mentía si decía que no estaba nerviosa por obtenerla.

Seguro que no.

—A ver— comenzó, podría dejar su respuesta ahí, ya sabía lo que venía —Fue rara la situación para ambas, y sé que a vos te incomodan ciertas cosas o que te hagan ciertas preguntas personas en las que no tenes confianza — dijo tropezando en algunas palabras.
—No contestas mi pregunta, Cris— dije mientras comenzaba a morder la uña de mi dedo. —¿Por que me contestas con evasivas? tanto te cuesta decirme no Joana, si sabía que mi papá venía, no te invitaba— solte algo enojada
—Es que no es así Joana— Cris me respondía en tono calmado
—¿No es así que?, ¿Me vas a decir que no tengo razón? Si cuando me dijo que mi carrera era una mierda no me defendiste, preferís evadir el problema a que enfrentarte a él— dije ya enojada —Joa...— intentó hablar, pero la interrumpí
—Y ni se te ocurra decirme que soy una exagerada— me mordía la parte de adentro de las mejillas con una mezcla de tristeza y furia.
—No iba a decirte eso— dijo mirándome a los ojos, con los suyos algo aguados —Escuchame— me decía
—No quiero verte más por ahora, chau— dije encaminandome hacia la escalera, con la ilusión de que Cris viniese detrás mío y me detuviese, que me pida que no me vaya, pero no lo hizo, se quedó parada, mirándome como me iba.

Caminaba por la calle llorando, buscando llegar a mi casa lo antes posible, quería meterme en la cama y simplemente desaparecer del mundo, parecía que le importaba una mierda a Cris si yo me iba o me quedaba en su casa, si me quedaba con ella o no. El hecho de que me haya demostrado esa indiferencia al momento de irme me rompió, por que mierda si realmente siente todo lo que dice no me lo demostraba.
Golpeé la puerta de mi casa al llegar y la de mi pieza al entrar.
—Hija, ¿que pasó?— mi mamá entró a ver como estaba
—Andate, déjame sola— grité, y ella asintió cerrando la puerta, me metí abajo de las frazadas, esperando que estas me llevasen a un mundo donde los pensamientos y las emociones pesasen menos, y pudiese mantenerme estable al menos un día.

For you~croanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora