Y aquella noche las estrellas desaparecieron,
la nostalgia pintó el cielo,
y la luna no apareció,
estaba demasiado ocupada reencontrándose
con el amor de su vida.
— Hola amor — Saludó mientras se sentaba justo en el balcón de su habitación — Ha pasado un mes y te juro que siento que fue ayer cuando mi madre me comunicó lo que había pasado, ella está muy preocupada por mí, tiene sus razones, apenas como, duermo poco, estar en mi cama me recuerda a ti y la curiosa forma en la que dormías, me aislé demasiado, apenas salgo con Pansy y Blaise, vienen a verme diario pero les cierro la puerta en la cara, estoy seguro de que si estuvieras aquí me darías un pequeño zape y me llamarías tonto solo porque ellos son mis mejores amigos y se preocupan por mí — Suspiró pesadamente y sintió como las lágrimas comenzaban a salir por sus ojos. — Siento que cada día te extraño un poco más, todos me dicen que el dolor pasará, pero no puedo, ni siquiera sé qué será de mi si no veo por última vez tus ojos verdes o siento en mis labios los tuyos — Apreció un poco la luna y después se secó las lágrimas de la cara con la manga — Solo quiero verte Harry, solo quiero que estés a mi lado, que me abraces, que me veces, te amo y esto duele tanto, me duele tanto que te hayas ido así como así, no siento capaz ni para ir a la escuela, mamá dice que me reprobarán si sigo faltando, pero no tengo fuerzas, no quiero volver a los pasillos donde te besaba, no quiero ver tu premio en aquella vidriera y mucho menos tu fotografía en el cuadro de honor — Suspiró — Te amo, te amo como nunca he amado a alguien, jamás lo olvides.
Y para despedirse aquella noche, le lanzó un beso a la luna.
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