Mediodía

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En mis sueños era simplemente Arslan. 

Light era una ficción que él se montó para pretender dejar su pasado y evitar que yo le hiciera  preguntas incómodas sobre cosas que el evidentemente quería dejar atrás... pero era obvio que no podría. Lo supe desde el momento que, durante la coronación de Kahir, tuvo un arranque de celos. Mi precioso "Light" era un genio que podía concederme casi cualquier cosa, pero no podía concederse a sí mismo la animadversión por la raza humana, había emociones humanas que aún le cautivaban y lo hacían más humano que espiritual. Muchas veces, antes de que llegara el alba creía verlo entre sueños, sentir su mirada en la oscuridad sobre mí y sus dedos buscándome debajo de las sábanas, como unos pétalos rosados buscando los cauces de un río. Mis manos se reunían con ellos y le redirigían a esos cauces invitándole, guiándole por mis caminos y oquedades, mostrándole mi propia humedad y notando esa agradable sensación cálida que invadía mi cuerpo, me volvía suya y  turgentes, mis formas de mujer. Estaba convencida de sentir su hálito caliente,  Arslan olía al suave perfume del loto, quería besarle, quería amarle y dejarle hacer. Muchas veces me sentí tentada a gastar ese último deseo, en el diván con él y pedirle que me hiciera el amor . Entonces le rogaba "Arslan"... pero en ese momento despertaba a solas, en la oscuridad de la habitación donde empezaba a clarear. Mi humedad, esa sí que era real.

Ahora, sola frente a Ghiyath, sabía que yo era incapaz de traicionarle...

-Pero si es la chica que fingía ser sirvienta en el palacio real... dijo, creyendo que me intimidaría como antes. Ghiyath era un hombre bello, siempre lo fue. Alto y seductor, la primera impresión que una tiene de el es intimidante por una manera arrogante de ser de él, pero es muy tonto si cree que sigo siendo la niña temerosa que solía ser.

-Pero si es el príncipe que fingía ser adivino  de Su Majestad... ¡qué lástima que no tengas ya la lámpara!

-¿Cómo es que sabes eso?, replicó él con rencor. 

Adoro verlo enojado, es cuando mejor se nota el tipo de hombre que es, apasionado, sanguíneo, fácil de excitar, fácil de provocar. Tiene unos rasgos masculinos afilados y muy agradables que cuando están inyectados por la ira le confieren una majestad arrolladora. Y él lo sabe, sin duda, de lo contrario no haría centellear sus ojos como carbones encendidos y mostraría sus dientes blancos, como torres de marfil .. ¡Ah, si no estuviera consumido por la codicia, podría amarle!

-Es muy simple, si  tu o yo la tuviéramos, no estaríamos  buscándola en una tienda de baratijas...

Ghiyath me mira confundido. Tiene sentimientos encontrados, puedo darme cuenta que tiene rabia, desesperanza y hay algo más, quizá... ¿deseo?

-... sabes Ghiyath, es una lástima que desde el principio todo haya ido mal entre nosotros, porque realmente me agradas. Es más, comprendo que quieras volver a tener aquello que te han arrebatado. De verdad, espero que puedas encontrar paz en tu vida...

Dicho esto, le dediqué una larga  zalema dispuesta a marcharme... pero se lo debió tomar del peor modo posible, ya que al pasar junto a él, me tomó por los hombros, me abrazó y me arrinconó como hacen los enamorados.  Tan cerca estábamos que podía respirar su aliento: hojas de menta y  canela desprendían sus blanquísimos dientes. También podía sentir el peso de su cuerpo, sus miembros tonificados, la carne, firme y tersa... O los poderes mágicos que había invocado para parecer un hombre joven, de no más de la mitad de su edad real, o realmente tenía una facultad natural para envejecer muy despacio.

Suavemente, levantó mi barbilla, obligándome a verle directamente a los ojos. Los transeúntes debieron pensar que aquella era una declaración como las que a veces hacen los enamorados, porque nadie detuvo su paso ni hizo algún comentario. Me miró con una ternura que nunca le creí capaz, por un segundo casi me engaño yo misma, por creer que  alguien como Ghiyath que podría sentir algo por mí, antes de que me dijera al oído

-No sé que has hecho niña, has cambiado algo en la historia, pero sabe esto: sea lo que sea lo voy a averiguar, y tu querido Kahir lo va a lamentar. Es una promesa.

Amaar, Una Historia de Dress Up! Time PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora