Madrugada

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Arslan se viró con violencia ante mi, me tomo en brazos y me dio el más dulce de los besos mientras sentí con toda claridad que no era un sueño, cómo flotabamos por los aires.

-Pues si todo el mundo en que vivimos es una ficción, debemos darles algo de qué hablar... ¿No crees?

Y sin esperar a que yo le respondiera me volvió a besar, esta vez con mayor intensidad, sentía sus dedos buscándome por encima de la ropa cuando por fin vi con toda claridad a donde me había llevado... Era la misma caverna donde habíamos estado antes, cuando buscábamos a la Reina de la Serpiente Dorada..

-Debo darte las gracias, pues sin tu ayuda no lo hubiera logrado solo...- continuó diciendo él

-Espera- le respondí- Hay algo que no sé aún de ti. Cuando yo hice uso de mi deseo pedí que el Reino de Lunallena pasara a las mujeres, esperando salvarte, pero tú sigues siendo un genio... ¿cómo es esto posible?

-Así es eso pediste y gracias a eso estoy vivo. Querida niña no importa lo que tú realmente hubieras pedido porque la rivalidad que tengo con chapurresultado es una pelea de hace más de 70 años. Si tu, hubieras pedido que fuera un ser humano probablemente todo ese tiempo se me hubiera venido de golpe y estarías frente a un anciano pero como no pediste eso puedes verme tal y como era el último día antes de ser un genio...

Continuamos besándonos por mucho rato más no recuerdo tanto hasta sentir cómo se aflojaban mis ropas y como me liberaba de todas las ataduras. Sus manos no eran las de un viejo de noventa y tantos años sino de un muchacho en sus veintes con los mismos ímpetu si las mismas energías y la misma pasión... Pronto estuve totalmente desnuda entre sus brazos y el ir y venir de sus dedos describiendo curvas en mi cuerpo, palpándome desde los dedos de los pies hasta mi cabello recogido en un chongo, que soltó y cayó como una cascada.

Cuando destrenzó mi cabello se alejó para mirarme como un pintor satisfecho que se alegra de ver su obra terminada y va pronto  a cobrar una hermosa recompensa por el trabajo realizado; entonces se quitó la toga azul cielo que siempre lleva puesta y pude ver su joven cuerpo de 20 años los primeros vellos despuntaban en el pecho y un abdomen plano  marcaba el surco perfecto hacia su bajo vientre. Su miembro erecto apuntaba hacia mí y tenía una leve curvatura hacia la izquierda que no lo hacía ver desaseado sino interesante. Contuve la respiración, pero él ya se inclinaba ante mí y me abría las piernas. Puede parecer muy joven pero en setenta años ha aprendido mucho, pensé mientras tomaba mi pezón entre sus dedos y succionaba el otro mientras seguía mi ombligo hacia abajo y metia la cabeza entre mis rodillas... Sin duda sabe humedecer a una mujer, mientras continuaba saboreándome, y entre sus manos me deshacía.

-No creas que solamente tú te has divertido con Kahir, - me espetó-
en este tiempo como genio he aprendido muchas cosas... es más: hubo noches en que me complacía solamente con  el contorno de tu cuerpo en la oscuridad...

-Con razón sabía que me espiabas,-le confesé.

-Sí: he esperado demasiado tiempo para hacerte esto- confesó, al mismo tiempo que tomaba su miembro erecto y lo introducía suavemente en mi cuerpo. Mi vagina se abrió naturalmente recibiéndolo, reconociendo, empezando a moverme a la misma cadencia de su pelvis pero en ese momento él me tomo por las nalgas y me subió a dónde me subió hacia sus caderas para que lo montara... Podía sentir como su mástil enhiesto se erectaba aún más y golpetea va en el interior de mi cuerpo mientras tomo mis pechos con sus dos manos para sostenerse mejor.

-Sin embargo necesito que todavía hagas algo por mí...

Entonces me  giró de golpe en el suelo para que apoyase mis rodillas sobre su propio kaftán que había quedado desmayado por el suelo, totalmente desangelado y empezó a montarme con paciencia y sabiduría, en cada uno de sus embates sentí como su penetración era más profunda y  como sus testículos campaneaban golpeteando la entrada de mi vagina. Se abría camino con sus dedos firmemente apoyados en mis nalgas mientas lo oía gemir de placer en cada ida y venida... Aquello ya estaba muy próximo y yo también estaba a punto de...

-Por favor Arslan: no estoy en una posición de negarte nada ahora, es más,  si siempre pides favores así...

-Quizás, -se rio- pero sabes que en poco tiempo tendrás que dejarme ir...

-Si... pero prefiero no pensar en ello ahora que estás dentro de mí -dije, apretando los músculos de la pelvis y exprimiéndole el alma lo más fuerte que podía...

-No me hagas acabar todaví.. pero tuvo que cortar sé porqué sintió un estertor de placer que le recorría la médula espinal y me inundaba de sus jugos que chorreaban por fuera de mi cuerpo. Arslan se corría deliciosamente en mi culo y su cara reflejaba una total plenitud.

Todavía permanecimos desnudos y abrazados un buen tiempo tocándonos reconociendo nuestras pieles y nuestros olores,  jugando y nos volvimos a  amar un par de veces más, cada vez más fuerte y con mayor sabiduría como suele suceder.

-Es el momento, dijo, de decirnos adiós-

Feliz, satisfecha, emocionada, nostálgica y ya empezando lo a extrañar desde antes que se fuera asentí con la cabeza: Arslan tenía razón, hay que reconocer el momento en que una relación termina para siempre y aceptarlo de buen grado.

-Arslan, deseo que seas libre.

Una nube de arenas doradas se levantó de pronto y lo envolvió mientras me daba el último y apasionado beso:

-No olvides lo que me has prometido repitió, y se evaporó.

De momento todo se derrumbó vi la cueva caer  y el mundo girar ante mí y de nuevo estuve sola en las ruinas del desierto con las ropas desperdigadas por todas partes.
Aún faltaba tiempo para el amanecer.

Amaar, Una Historia de Dress Up! Time PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora