Capítulo 42

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Gema

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Gema

Salí del hospital el mismo día y el doctor me pidió mucho cuidado por el embarazo.

Fue un descuido enorme el haberme expuesto de esa manera con la lluvia, pero el dolor de saber al amor de tu vida junto a otras es tan grande que te olvidas de todo a tu alrededor y te centras en ese dolor.

― ¿Te sientes mejor? ―me pregunta Luke a mi lado.

―Si, me siento mejor ―le respondo mirando hacia al exterior

Después del beso que me dio y su confesión todo ha sido sumamente extraño para mí. No sé qué pensar ni decidir. Vi la vulnerabilidad en sus ojos y ese amor que me perjuro hace un tiempo. Lo vi y frente a eso no hay nada que hacer.

Me pueden tachar de estúpida e ingenua pero sinceramente le creo. Me confesó todo lo que le dijeron tanto su madre como Angela y no lo podía creer.

¿Por qué su madre me odia tanto? Es algo que nunca poder entender. Al comienzo creí que era por prejuicio, ya que me creía una simple asistente, pero luego al enterarse que soy multimillonaria su desprecio hacia mí no cambio en absoluto.

¿Aliarse con Angela solo para alejarlo de mí? No pensé que podía caer tan bajo sinceramente.

Al llegar a nuestro hogar Luke aun en toda su debilidad me llevó a través de las escaleras a la nuestra habitación. Necesitábamos estar juntos, sentirnos para que así pudiera recordarme y pudiera saber finalmente la verdad que hay detrás de toda esta pesadilla que estamos viviendo.

Luke aún no sabe de mi embarazo y no quiero que sepa hasta que los dos estemos mejor.

Mis piernas alrededor de su cintura y mi vestido amontonado alrededor de mi vientre.

Sus grandes manos agarraban la parte de atrás de mis muslos y mi trasero, sosteniendo mi cintura contra su duro abdomen. Mis brazos rodeaban su cuello, y lo besaba con desesperación,
necesitando a este hombre más que nunca.

Las lágrimas continuaron escapando porque tenerlo de vuelta me dolió tanto como cuando creí haberlo perdido.

Tal vez esta decisión haría mi vida más difícil más tarde, pero finalmente acepté mi destino. No quería que se fuera a casa con otra persona. No quería verlo creyendo algo que era mentira. No lo quería con Angela ni con nadie más que no fuera yo.

Me llevó a mi habitación y luego movió sus rodillas hacia el colchón. Él usó una mano para inclinarse sobre la cama, mientras que la otra me sostuvo alrededor de la cintura. Me colocó suavemente debajo de él y se puso entre mis piernas, con los jeans y la camiseta todavía puestos.

Le puse la camisa sobre la cabeza e inmediatamente volví a besarlo, con las manos deslizándose sobre su duro pecho. Mis dedos serpenteaban por la parte posterior de su cuello y dentro de su cabello, sintiendo las mechas cortas que solía tensar cada noche. Su colonia me envolvió, y finalmente regresé a la burbuja de calor que tanto había extrañado.

Duele Perdonar (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora