-Capítulo VI-

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Una vez subidos al vehículo en movimiento, Haru esperó a que Daisuke aclare el caso que tanto necesitaba de ellos, pero no hubo una explicación ni tampoco una mirada.

-¡Oi Kambe! ¿Qué era tan importante?-

Este no contestó de inmediato. Permaneció con los labios apretados y sin cambiar de expresión, inmerso en sentimientos que no podía entender. Nada en él indicaba que estuviera viviendo una crisis emocional ni nada por el estilo; podía estar pensando en cálculos matemáticos o haciendo una lista mental para el supermercado y habría sido lo mismo, pero en su interior las corrientes de su mente se dividían en la que debe concentrarse en conducir y la que le imponía mantenerse fuera de la vida de su compañero, sin entrometerse ni volver a tocar el tema, como prometió que haría.

-¡Hey! ¿Por qué no contestas? No empieces a ignorar cuando te hab...-

-Mentí.-

-¿Ah?-

De nuevo, no hubo justificación de su parte ni otra acción aparte de mirar al frente.

-Estábamos hablando. ¿Interrumpiste una conversación ajena de manera tan maleducada solo porque querías volver temprano? Todavía me sorprende, pero parece que no tienes consideración por nada ni nadie aparte de ti. Siempre eres así.-

La voz de Haru era calma a pesar de su rudeza, sin elevaciones exageradas. La tarde arañaba la tierra con sus últimos rayos anaranjados cuya luz entraba al vehículo bañando lo que tocara de colores tibios. En los ojos de Haru se apreciaba un tono ámbar. Era un paisaje magnífico, pero Kambe no le prestaba la más mínima atención.

-Si ya quieres volver a casa, déjame aquí. Tomaré el tren. No hace falta que me lleves.-

Entre más oraciones formulaba el detective, más lejos resbalaba la calma de Daisuke.

-Es inseguro. Te llevaré.-

-Aprendí a cuidarme solo hace mucho. Déjame por aquí.-

-¿Por qué eres tan terco?-

-¿Cuál es tu problema? Estás más raro de lo normal.- Su mente recordó el papel bañado en perfume y cuidadosamente doblado que la mujer de uñas postizas colocó en el traje de Kambe y no pudo evitar observarlo tras pensárselo un poco. Una punzada de bronca implantó dolor en el pecho de Haru. La punta de aquel papelito albino asomaba burlonamente su forma triangular, sobresaliendo apenas del pecho del traje. -¿Tú... vas a...? ¿Estás pensando en encontrarte con esa mujer?-

Esto lo dijo bastante estupefacto, porque no imaginaba que Kambe cayera en ese tipo de encuentros ocasionales y menos con una mujer involucrada en un caso, pero había decidido desde hacía tiempo que aquel hombre era impredecible y que no volvería a dejarse sorprender por nada, por lo que solo se permitió sentir enojo y celos.

-¿Qué?- Dudó el millonario al cabo de un breve lapso, como si no hubiera captado a la primera y se hubiera tomado el tiempo de repensar cada una de sus palabras.

-Que si estás pensando en verte ahora mismo con ella.-

-¿De qué hablas? ¿Cómo llegaste a esa conclusión?-

-Estás tan apurado por irte para eso, ¿no es cierto?- Se cruzó de brazos y lo vio con una mueca que recordaba al dolor. Kambe pensó que a veces su tendencia a analizar e investigar evidencias por amor al arte le jugaba en contra, y ni hablar cuando estaba sensible y alterado. -De ser así, podrías haberme dejado terminar de hablar tranquilo y volver tú solo. ¡¿Por qué sigues tomando todas las decisiones por tu cuenta?!-

-Claro, así funcionas. Crees que porque tú haces algo, los demás hacemos lo mismo.-

-¿Qué?-

Gorgeous - DaiharuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora