-Capítulo X-

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Las embestidas en línea vertical eran más agotadoras de lo que pensaron, pero Kambe se encontró sacando fuerzas de lo más hondo de sus entrañas y Haru hizo trabajar los músculos de sus piernas para ayudarlo, lo que significó un enorme alivio, porque los golpes, cual aplausos entusiastas, demostraron la correcta lubricación y estimulación.

-¡Kambe!- Gritó aferrándose cual gato a su espalda. -¡No pares! ¡Se siente tan bien!-

-Se siente increíble...- Gruñó sin razonar. -Estar dentro de ti, Haru.-

-Te amo. Quisiera ver tus ojos.-

-¿Por qué no lo haces?-

-Creí que te gustaba cubrírtelos, por eso lo hice.-

Ambos hablaban como si tuvieran que estrujarse a sí mismos para que salgan palabras coherentes y no descontroladas vociferaciones.

-¿Lo hiciste por mí?-

-Sí.-

-Aprecio el gesto.- Se quitó la venda. -Pero prefiero la vista plena. Quiero sentirme enteramente volcado en ti y que todos tus sentidos estén concentrados en mí.-

Retornaron los besos y chupones en sus cuellos y labios y de golpe Haru sintió sus extremidades y articulaciones quemarse y todo en su vista se nubló. Sintió lo mismo que sienten los astronautas al mirar por la ventana de su nave para ver el espacio exterior. Así de cerca le pareció ver las estrellas. Su grito final repleto de agudeza inundó los oídos de Kambe y verlo tan agobiado por el placer hizo que con un par de golpes más dichos destellos estelares en el cielo se trasladen a él y los sintiera explotar en su pecho, su cabeza y su pelvis. El gemido último de Daisuke, aun enterrado en Haru, hizo que este lo mire y de un solo impulso los conecte en un beso furtivo.

Por mucho que el millonario y el inspector amaron la postura, agotó sus cuerpos y sus mentes a un punto insospechado. Habían llegado finalmente al límite de sus fuerzas.

-¿Cómo estás?- Preguntó Daisuke, recuperando el aliento.

-Ni en mis fantasías pude imaginarte tan bueno en esto.-

-Y aunque lo pensé la primera vez que te vi, definitivamente eres más resistente de lo que pareces.- Lo abrazó pasando el brazo encima de sus hombros, acostados en la amplia cama. -¿Eres virgen?-

-¿Con hombres? No.-

-¿No?-

-Soy consciente de ser bisexual desde los quince años. He estado con algunos.-

-Eso creí.-

-¿Qué?- Alzó la frente y aguzó el oído. -¿Por qué?-

-Estás...- Lo pensó mejor y hubiera preferido no haber dicho nada, pero no había marcha atrás. -Estás bastante estirado.-

La contestación de Haru fue el silencio. Unos segundos sin respuesta más tarde, Kambe inclinó la cabeza hacia él y este estaba con los ojos cerrados, quizás intentando dormir.

-¿Estás bien? No quise ser descortés.-

-No lo fuiste.-

-Te amo. ¿Sabes? No me importa que hayas estado con otros hombres, mientras yo sea el único ahora.- Soltó con la inexpresividad que le era habitual, y Haru elevó la mirada apenada a sus ojos de mar. -No es ningún requisito ni me interesa para nada la castidad en una pareja. Eso es propio del siglo pasado o de asuntos religiosos que nada tienen que ver conmigo. Pregunté por mera curiosidad.-

Haru abrió bien sus atrayentes ojos felinos al mirarlo y sonrió con una alegría inmensa, como si le hubieran dado una noticia que lo afectaba positivamente. Los rostros de los demás seres vivos se apagaban ante el esplendor de aquel, se le vino a la mente a Kambe, y el detective, por su parte, tuvo que repasar todo lo que pasaron juntos hasta ese momento para creer merecer la atención de un hombre tan extraordinario. Extendió su mano hasta la mandíbula del bastardo rico y la mirada que compartieron habló por ellos, lo que no significaba que no hicieran falta algunas palabras concretas.

Gorgeous - DaiharuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora