4.

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Jungkook tenía cinco años cuando presenció una situación muy dura para su edad.

Sus padres discutían en la habitación de a un lado, gritaban, se maldecían, el pequeño castaño solo apretaba sus párpados e intentaba dormir, hecho bolita entre sus cobijas oía a su padre decir repetidas veces un "despertarás al niño".

Sin embargo, al parecer a su madre le daba igual ya que entre más gritos salió de su habitación haciendo un gran alboroto, Jungkook bajó asustado de su cama y abrió la puerta tan solo para observar a su mamá llevando consigo una maleta.

— ¡Son las dos de la mañana Sun Hee por el amor de Dios! — vio a su padre ir tras ella.

— ¡Me largo, no los soporto! — fue la contestación de la mayor.

Los ojos de Jungkook se abrieron llenos de pánico, ¿su mamá realmente se iba a ir? 

— F-Fuiste tu la que se equivocó — dijo el mayor cuando la Señora Jeon abría la puerta — ¿P-Por qué estás haciendo esto? Jungkook te va a necesitar, tu te acostaste con tu Jefe, ¿POR QUÉ MIERDA ACTUAS CÓMO UNA VÍCTIMA? — la voz de su padre sonaba mal, muy mal.

— Tienes razón en algo Kwan — la mayor se acercó al hombre a una distancia prudente. — De lo único que me arrepiento es de haber formado una familia contigo. Eres aburrido, eres un simple y estúpido asistente general, desde un principio no podías con alguien como yo —.

Esas fueron las últimas palabras que el pequeño Jungkook escuchó de su madre, también fue el primer día en el que vio llorar a su papá, sintiendo su corazón quebrarse.

A lo largo de su crecimiento, Jungkook observaba como las personas tomaban el camino fácil para salir de sus depresiones pero, para el castaño, su padre realmente fue un super héroe, porque trabajó y lo cuidó sin importar alguna adversidad, porque en lugar de emborracharse y hundirse en su miseria, se dedicó a crear buenos recuerdos de sus escasos cinco años hasta ahora que tiene diecinueve.

Jeon Kwan era el padre que todos en el mundo deberían tener y Jungkook lo sabía.

— ¿Debería preocuparme? — esa voz hizo que Jeon abriera solo un ojo  para cerciorarse de la persona que hablaba.

— Já, tú no te preocupas por absolutamente nada — contestó el castaño.

— Han pasado dos días y no hemos acordado fecha para el trabajo del pesado de filosofía — dijo Jimin.

— ¿Sikowitz? — Jungkook se reincorporó del césped y observó mejor al peli rubio.

— Que no se llam- — Park suspiró y se rindió — tampoco me has molestado, ¿estás enojado?

Jungkook soltó una risita por lo absurdo que Jimin sonaba. 

— Era tu turno de molestarme... por lo de tu trasero — comentó Jeon. Jimin chistó y pateo sin fuerza la pierna de Jungkook. — Seré sincero Park, no quiero que vayas a casa, mi papá preguntará por tu madre y...

— Y será incómodo, lo sé — Jimin rascó su nuca — si vas a mi casa y mamá te ve, probablemente...

— Me saque a patadas  o yo le gritaré unas cuantas cosas en la cara — terminó Jungkook.

Ambos se quedaron observando unos segundos que parecieron algo eternos. No se llevaban bien, cuando se conocieron tan solo trataban de tolerarse, no sabían absolutamente nada del uno y otro.

O eso querían creer.

Jungkook casi sonríe como idiota cuando los rayos del sol cayeron cual brisa sobre el cabello rubio de Jimin, este era hermoso desde que el castaño tiene consciencia pero era hijo de la mujer que hizo sufrir por segunda vez a su padre y por eso no podía dejar que su corazón corriera hacía él, porque eso sería traición.

Y Jungkook no le haría eso a su padre.

— Simplemente no hagamos el proyecto, nos irá bien, siempre sucede — dijo al fin Jungkook.

— Quiero hacerlo — contestó inmediatamente Jimin. — M-Me refiero a q-que... — sobó su sien y volvió a suspirar — podemos vernos cuando tu papá siga trabajando toda esta semana y la próxima será en mi casa, mientras mamá salga... por ahí — dijo avergonzado.

Jeon meditó un poco mientras jugueteaba con el cordón de sus vans. ¿Qué tan contraproducente podía salir?

— Vale, pero deshecha la imagen mía siendo calvo — respondió Jungkook levantándose y sacudiendo su uniforme.

— Oh, claro — Jimin quitó mechones rubios de su frente con ambas manos y sonrió — cambié esa idea cuando vi un bonito conejo en una tienda de la veterinaria — Jungkook enmudeció — seguro querrá un nombre y tu se lo puedes poner...

— ¡Jungkook! ¿Por qué esto estaba encerrado en tu mochila? — Yoongi caminaba por la explanada hacia ambos chicos — ¡eres un sin alma! — reprochó, el castaño dirigió la mirada a los brazos de Yoongi y en ellos yacía un esponjoso conejo blanco.

— E-Eso no es mío — dijo Jungkook evadiendo cualquier contacto — aléjalo — espetó cuando su amigo se lo ofreció.

— Pero estaba en tu... — Yoongi observó a Jimin y luego a Jungkook. Park saludó.

— Disfruta tu nueva mascota Jungkookie — entonces el más bajito se fue de ahí.

Jimin sabía que Jungkook odiaba los conejos y le daban pavor, pero también sabía que no lo podría abandonar fácilmente.

— Extrañaba el Instituto — suspiro Yoongi dándole el animal al castaño. Jungkook inhaló y exhaló con pesadez para luego tomarlo.

— Necesito a Jin — habló al borde del llanto.

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Las bromas entre estos dos serán el pan de cada día y poco a poco sabrán que pasó con ambos años atrás.
Las amo, descansen.

𝗙𝗼𝗹𝗹𝗼𝘄 𝘆𝗼𝘂 º 𝗞𝗼𝗼𝗸𝗠𝗶𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora