✯°•Capítulo Once•°✯

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Pasado

Todo en el lugar era muy luminoso y colorido. Las calles nocturnas estaban llenas de cosas magníficas que no paraban de maravillar al par de demonios.
     Hitori jamás había visto algo parecido. El ambiente le resultaba nostálgico, como si ya lo hubiera vivido, pero nunca había presenciado algo así. No que recordara, al menos.
     —Es fascinante, Hitori -Dijo Enmu, recorriendo con inquieta mirada cada detalle—.
      —Lo sé. Todo aquí es maravilloso. Es tan...   Vivo—.
      Ambos estaban encantados con ese ambiente. Tanto que los humanos dejaron de ser una preocupación. Solo se enfocaban en tan espléndido paisaje.
     —Te dije que el cambio de apariencia funcionaría bien. Parecemos tan humanos como todos aquí -Susurró Hitori al oído del varón—.
    No tuvo que hacer demasiado para que se les notara como humanos. Sin embargo, aún así Hitori quedó fascinada con la apariencia humana de Enmu; Su piel era de un color suave, su cabello completamente negro y sus ojos brillaban con un limpio y hermoso azul.
     —Te ves bien así, Hitori -Soltó él—.
     Ella tuvo una extraña sensación en el estómago tras las palabras de Enmu, como si una ráfaga de viento hubiera hecho revolotear dentro de ella un montón de hojas.
      —Pronto llegaremos al lugar que te dije -ocultó su rostro entre sus largos cabellos, que lucían oscuros gracias a su cambio de apariencia—.
     En medio del camino iluminado por peculiares linternas y lleno de gente transitando de un lado a otro, se toparon con varia cosas interesantes. Algunas las contemplaron a profundidad, apreciando un poco de todo eso que para los humanos era normal e incluso cotidiano, pero para ellos era una auténtica maravilla.
     —Ya llegamos—.
     Alejados de todo el bullicio, Hitori y Enmu se ubicaron en un lugar al aire libre, donde la luz lunar estaba en su máximo esplendor y los sonidos acompañantes eran únicamente el canto de los grillos y el murmurar de la brisa nocturna.
     Desde ese lugar podrían ver a la perfección los fuegos artificiales que serían lanzados en algunos minutos. Así que, sentados, esperarían.
     —¿Sabes...   Qué día es hoy? -Murmuró Enmu, mirando hacia lo lejos—.
     Aquella noche, en ese momento, se consolidaba un año desde que Hitori encontró a Enmu.
     Eso la hacía feliz, pues en ese año sintió cosas espléndidas. Sin embargo, también habían cosas que la aterraban. Se preguntó constantemente si podría pasar más de solo un año junto a él.
     —Ha pasado un año desde que...   -No pudo terminar la frase—.
     Sin darse cuenta, habían terminado sentados uno junto al otro, muy cerca. Eran apenas unos centímetros los que estaban separándolos.
     —Hitori—.
     Enmu tomó la mano de Hitori, entrelazando sus dedos.
     —¿Enmu...?—.
     —Me gustaría terminar de entender qué hay en ti que vuelve todo tan diferente -Con su otra mano sostuvo el rostro de ella, aproximándolo al suyo-. Me gustaría comprenderlo—.
     El corazón de Hitori comenzó a latir desenfrenadamente y sus sentidos se agudizaron como nunca antes; El contacto con las manos de Enmu estaba increíblemente presente, sintiendo hasta el más mínimo roce. Y el calor que generaba su cercanía era algo especial, una calidez reconfortante.
     —He tratado de descifrar el misterio en ti por doce años—.
     La mano de Enmu se recorrió de la mejilla de Hitori hasta la parte trasera de su cuello, acercándola aún más a él, rompiendo el escaso espacio que existía entre ellos.
     —Desearía no haber robado tu humanidad—.

Crystal Dreams (Enmu Tamio) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora