✯°•Capítulo Dieciséis•°✯

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Pánico

Ambos demonios se desplazaban a inhumana velocidad por el bosque. Habían emprendido viaje en busca de Enmu, pues Hitori estaba impaciente por verlo.
     Pretendían trasladarse sin interrupciones, pero de pronto hubo algo que los obligó a frenar.
     «Esta presencia».
     —Akaza -Llamó la fémina—.
     —Lo sé—.
     No muy lejos de ellos estaba increíblemente marcada la presencia de Kibutsuji Muzan, y de ninguna manera era simple causalidad; Él iba por ellos.
     Los dos se arrodillaron inmediatamente, con la cabeza agachada y la mirada completamente baja.
     —Mi señor…   Nos honra su presencia -Pronunció Hitori, agradeciendo que su habilidad de actuación siguiera intacta—.
    —Mis Lunas Superiores...    Tiempo sin verlos—.
    La elegante y misteriosa figura de Kibutsuji se apareció frente a ellos. Tan pesada y terrible estaba su Aura, como siempre.
     —Se preguntarán, ¿a qué se debe mi aparición? Bueno, sucede que les tengo una misión—.
     «¿¡Una misión!?». Aunque por fuera permaneció inerte, por dentro a Hitori le hervía la sangre en ira de solo pensar que un encargo directo de Muzan Kibutsuji le estuviera llegando en ese preciso momento. Sin embargo, también se planteó que tal vez esa sería una buena manera de despedirse de su vida como la Luna Superior Cinco.
     —¿Qué misión? -Encuestó Akaza—.
     —Verán...    -Sonrió para sí mismo- Habrán de enfrentarse a cazadores de demonios en ese tren—.
     A grandes rasgos parecía de lo más sencillo; ¿Qué tanto revuelo podrían generarles cuatro cazadores?
     —Uno de ellos es un poderoso pilar, y los otros tres no son más que estorbos, pero, de cualquier manera, deben acabar con sus vidas. Además, hay algunos humanos comunes que pueden quedarse como premio al terminar la misión—.
     —Así que un pilar…   Lo pido para comer -Dijo Hitori con una de sus mejores sonrisas—.
     —¿Algo más por agregar? -Cuestionó el demonio de cabellos rosados—.
     —Antes de ustedes envié a otro demonio. Sin embargo, dudo que alguien débil y despreciable como él pueda acabar con un pilar, aunque al menos debe facilitarles las cosas debilitando a los otros tres—.
     —Entonces será más que sencillo. Akaza y yo traeremos las cabezas de esos cazadores ante usted, Mi Señor -Hitori lo miró a los ojos con expresión segura—.
     —Más les vale que sea así. Estoy seguro de que las Lunas Superiores Cinco y Tres son más que suficiente para esto—.
     Tras aquellas amenazantes palabras, la figura de Muzan Kibutsuji, junto a su penetrante presencia, desapareció.
     Akaza e Hitori estaban aliviados de poder respirar sin tener que cuidar hasta la más mínima acción, y también se sentían invadidos por un escalofrío ante lo cerca que estuvieron de ser descubiertos.
     —Terminemos con esto de una vez. No falta mucho para que amanezca—.
     Hitori y Akaza cambiaron rumbo con dirección hacia aquel tren que su amo les señaló. No estaba tan lejos de su ubicación, considerando la impresionante velocidad que tenían, por lo que no tardaron en llegar.
     Se posaron en las ramas de un colosal árbol que estaba a varios metros de la vía por donde pasaba a alta velocidad un tren muy poco común.
     —Hitori, haz lo tuyo—.
     —Sí—.
     El plan era revisar el interior del tren con el poder de Hitori que le permitía visualizar/sentir a los seres vivos y el entorno alrededor, luego repartirse a los civiles por asesinar y así terminar con los cazadores: Hitori acabaría con los tres débiles y Akaza iría por el Pilar.
     —Hay unos cien civiles aproximadamente, incluidos pasajeros y personal del tren -Cerró los ojos y respiró profundamente para poner en la técnica de demonio toda su concentración-, están los cuatro cazadores, tal como él dijo es un pilar y tres de sobra, sin embargo, también son muy fuertes, por lo que no debemos suberstimarlos, y, por último…    —.
     De pronto Hitori careció de aliento, su cuerpo entero empezó a temblar y sus pupilas se volvieron diminutas.
     «No…    No puede ser. Él debería estar a salvo. Debería estar en cualquier lugar, menos en este».
     —Hey, ¿qué tienes? -Akaza la miró, confuso por el repentino estado de su compañera—.
     —Akaza, el demonio del tren…   —.
     Tuvo que inhalar varias veces para recuperar la voz.
     —Es Enmu—.

Crystal Dreams (Enmu Tamio) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora