Ausencia del amor

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¿Cómo definirías el amor? Detrás de mis experiencias, podría definirlo de muchas maneras, es decir, el amor puede ser una persona que te salva desde el agujero más oscuro de tu vida, puede ser la caricia de una persona que ha dejado huella en tu piel, incluso también se podría definir como los mensajes que nos hacen sonreír de esas personas que jamás esperábamos encontrar. El amor tiene muchas facetas, muchas perspectivas, pero lo que las personas no saben es que se puede convertir en el peor miedo de tu vida. 

Conocí a un chico que tenía esas ganas de saber sobre mi vida, de verme en persona y conversar durante horas con un café. Pasaban los días y experimentaba algo que hacía tiempo no sentía, era como una caricia al corazón sabiendo que él era esa persona en ese momento. Un día inesperado, sentí cómo esa caricia se convertía en un látigo que realmente me hizo daño, y convirtió los deseos en miedos, y las sonrisas en lágrimas. Quizás esto parezca una exageración, pero desde lo más profundo que puede sentir el ser humano, también se puede llegar a un vacío en el que no te conoces y no sabes dónde estás. Ese vacío lo llevo durante años, es un vacío en el que yo no sé cuál es la salida, pero a la vez me reconstruye para observar la vida de otra manera. Sabemos que respiramos, que saboreamos cada momento con gratitud, que acariciamos con nostalgia y pensamos sin saber la respuesta correcta, pero, ¿te has llegado a preguntar cuál es la respuesta que todo ser humano necesita en su vida? Quizás pienses que la respuesta puede ser común, o incluso puede tener sus diferencias respecto a otras, pero esta pregunta es necesaria y la mente nos la cuestionará algún día de nuestra vida. En la mía, la cuestión llegó hace unos meses, a finales de verano del 2020. Hemos vivido una pandemia, en la que ha sido totalmente negativa para muchos de nosotros. Nos han separado de los abrazos, de los besos de nuestras parejas, de esas quedadas nocturnas con tu grupo de amigos, incluso de las anécdotas que tus abuelos te solían contar todas las mañanas en una cafetería. Las emociones son frescas aún, es decir, pensamos con nostalgia y vivimos atados a la cuerda del miedo, ese miedo de perder a los que queremos. Para muchos, ha sido un alivio el respirar y sentir que consigo mismos pueden llevar a cabo su vida sin necesitar el hombro de otros, pero hay personas que han sentido esto como un sacrificio diario, respirar y saber que se enfrentan a muchos miedos que jamás han vivido. Así que, la cuestión quizás haya sido la esperanza durante el confinamiento mientras muchos nos pensábamos qué nos esperaba a partir de ahora. 

Creo que durante el transcurso de la vida, pasamos por etapas que nos hacen sentir más vulnerables y otras más fríos, sin ganas de comunicarte con el mundo. Las consecuencias que puede llevar todo esto es el título del capítulo que estás leyendo: Ausencia del amor. Es esa falta de amor que necesitamos de alguien que nos llene como la vida a veces nos llena en momentos tan increíbles para recordar con nostalgia. Incluso esta ausencia de amor puede convertirse en ausencia de ego, ya que construimos ideas que no nos definen, por lo que llegamos al pensamiento de que siempre para tener amor necesitamos el hombro de alguien. Esas ideas pueden dañarnos psicológicamente, porque vemos la vida pasar buscando a alguien que nos quiera, pero no nos damos cuenta que ya tenemos el pilar fundamental. Somos nosotros. El amor propio te reconstruye, te hace bailar la mejor banda sonora de tu vida, y te hace creer que todo es posible. Muchos científicos han creado experimentos de cómo una persona es capaz de vivir entre cuatro paredes durante meses, sin comunicación ni entretenimiento social. ¿Cuál es el objetivo del experimento? Mostrar al mundo que el ser humano desde que pisó la Tierra, está condicionado a vivir con amor propio, y sentirse bien consigo mismo. Es cierto que la soledad tiene sus consecuencias, puesto que te sientes en un ego distinto al que sueles ver diariamente, pero no siempre todo acto humano conserva consecuencias, más bien, depende de las vivencias y pensamientos de cada persona. Desde mi experiencia, he sido una chica con mucho trabajo mental, es decir, siempre me he exigido para conseguir lo mejor de mí, pero ello ha conllevado mucha soledad y no poder disfrutar de experiencias que podrían haber sido un respiro en esos momentos. Pero ahora, observo de diferente manera la vida, veía la soledad como una cárcel mental y física, que a diferencia de hoy suelo amar, porque el tiempo conmigo misma es un regalo que me ha dado la vida. En mis tiempos libres, quizás he llegado a pensar en llamar a un amigo y tomar un café en cualquier cafetería, pero he decidido sentarme en la silla de mi habitación tal y como estoy ahora, para escribir e inspirar al mundo. Hay veces que ni siquiera encuentro esa motivación de encender el portátil y escribir, sólo quiero tumbarme en la cama y soñar despierta, como hago cada noche antes de dormir. ¿Sabéis qué suelo imaginar? Imagino mi ego corriendo y acariciando el césped verde, ese color vivo de un prado, tumbarme mirando al cielo con música soul como banda sonora y pensar en todas las personas que han abierto la puerta del vagón de mi vida. Me imagino conversaciones que quizás nunca ocurrieron, pero que desearía tener. Como conclusión, no siempre es necesario conversar sobre todo lo que nos rodea, es mejor pensar y existir como dijo Descartes, en vez de gritar tus emociones al mundo. Los humanos somos seres un poco locos, mostramos al mundo sentimientos que quizás no son verdaderos, o equivocados, pero tenemos la habilidad de sentir la presencia de cualquier material natural. En mi caso, soy feliz tumbándome sobre el césped de un prado en plena luz del día, incluso imaginar que una mariposa se coloca ágilmente sobre mi nariz como una amiga más en mi vida.

Esa ausencia de ego, amor, o cómo quieras llamarlo, es necesaria para ver si la mariposa de tu vida se coloca en tu nariz, y así ver que la felicidad de poder reír contigo mismo es la medicina para tu corazón. El corazón del ser humano es enorme, puede florecer con muchas flores de diferentes tamaños, hasta convertirse en un jardín de flores sanas y bellas. Para ello, debe pasar por muchas tormentas y lluvias, las cuales son necesarias para limpiar el ambiente y hacer crecer las raíces más profundas del corazón. Es cierto que no se consigue en dos días, aunque parezca una tarea fácil, pero es normal llevar consigo mismo tormentas que no te dejan crecer de un día para otro, incluso las hojas pueden caer con facilidad. Esto último lo podemos traducir como el derrumbe de uno mismo, ese sentimiento en el que te duele seguir hacia delante o mirar al cielo para crecer un poquito más cada día. Por eso, es necesaria la luz del día, sentir los rayos del sol en tu piel, cerrar los ojos porque la luz es muy fuerte, pero, ¿quién dice que no puedes sonreír a plena luz del día aunque no puedas ver por esos rayos intensos? Eres lo que piensas, eres lo que sientes, y eres el ser humano que necesita este mundo. Ese prado necesita tu corazón para llenar el jardín de flores, y tu propia mariposa necesita conocer a otras. 

¿Crees en la ausencia del amor?

Encontrarse a uno mismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora