Severus Snape se encuentra vivo después de la guerra, salvado nada menos que por la insufrible sabelotodo. Pero, ¿quería siquiera ser salvado?
Hermione, por otro lado, se encuentra inconscientemente, aunque peligrosamente atraída por el hombre des...
El invierno había llegado y había un frío cortante en el aire. Hermione echó más leña al fuego y se frotó las manos mientras Snape entraba y se servía un poco de café.
"¿Qué le parece?", preguntó ella, indicando su jersey de renos. Él le echó una mirada y comentó: "Bueno, por mucho que heche de menos su patentado jersey de unicornio... esto sí que aporta un poco de alegría festiva".
Efectivamente, la Navidad estaba a la vuelta de la esquina y las amigas de Hermione se reunían para hacer unas compras. Hermione había rechazado su oferta de mala gana, diciendo que Snape no le daría un día libre. Pero al comenzar la clase, se vio incapaz de concentrarse. No es que se equivocara en nada, pero Snape notó que no hablaba mucho y que tenía una mirada distante mientras miraba repetidamente por la ventana. Cuando él le preguntó por ello, ella confesó, sonrojada: "Bueno, mis amigas se iban a juntar para hacer algunas compras navideñas... Cho dijo que también iba a ir, y Luna debía salir del trabajo... hubiera sido genial verla después de tanto tiempo... Pero ya dije que no podía permitirme perder una clase... Pero ahora.."
"Ahora tú también quieres ir".
Ella le miró a los ojos con sus sinceros ojos de color avellana y puso su sonrisa más encantadora. "¿Estaría bien?"
Snape deliberó un largo rato, pero siempre parecía perder ante esos ojos de ella. Mientras mantenía la mirada concentrada en el papel que estaba escribiendo, murmuró un consentimiento. "Vuelve antes del anochecer".
Hermione estaba tan encantada que casi podría haber saltado hacia él y darle un beso; pero afortunadamente controló sus impulsos. Apresurándose a coger su bolso, salió corriendo del despacho, esperando alcanzar a Cho, que también se marchaba.
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Era tan bueno permitirse un poco de charla entre chicas después de tanto tiempo. Se pusieron al día con las novedades en la vida de Luna y todas se rezongaron y negaron con la cabeza, discutiendo sobre Lavender y sus hazañas. Ginny señaló que era bueno que Snape hubiera luchado en su defensa y hubiera mostrado su preocupación. Hermione dijo que eso no significaba necesariamente nada pero que, sin embargo, su pecho se sentía cálido y difuso.
Después de tomar unos bocadillos y un café, hicieron un poco de window-shopping en el resto del Callejón Diagon, entrando finalmente en una tienda de ropa elegante. Simplemente disfrutaron probándose vestidos y a Hermione le gustó especialmente un vestido negro brillante al que le hizo una prueba.
"¡Se ve fabuloso, cariño!" comentó Ginny. Hermione se giró para admirarse mejor en el espejo. "¿Tú crees?"
Pero cuando se fijó en el precio, se le cayó la cara. No estaba completamente arruinada, pero el dinero de las prácticas aún no lo había cobrado y tenía que pensárselo dos veces antes de comprarse algo tan caro. Se mordió el labio y se encogió de hombros para quitarse el vestido.