La pequeña niña vio a la otra chiquilla, quien solamente la miró a los ojos, y después de sonreírle llena de confianza, la empujo fuera de las puertas de titanio cerrándolas justo frente a sus narices. La pequeña niña no espero ni siquiera un segundo para levantarse e intentar poner sus dedos entre la pequeña línea que divide las puertas, intentando de alguna u otra manera abrirlas mediante la fuerza bruta. Evidentemente, y como la pequeña que era solamente logró soltar un grito de impotencia y desesperación, mientras deseaba muy dentro de sí ser tan fuerte como cualquier héroe que había leído de los apuntes de su creador, pero no lo era. No había más remedio que correr alejándose de esa construcción para buscar ayuda. Para lograr encontrar a alguien que lograra salvar a su hermana mayor, R-01, mejor conocida como Laria.
Finalmente encontró a un hombre, tan delgado como cualquier árbol joven, pelo rubio con dos mechones en la cara, y unos ojos azules que de alguna manera intimidarón a la pequeña, pero no había tiempo de temer.
—¡Ayúdeme! ¡Ayúdeme a salvar a mi hermana!— Grito.
Finalmente, los ojos heterocromáticos de la joven se abrieron de par en par. No podía creer que tan vividas eran esas memorias. Era como si todo eso hubiera pasado ayer. Pero aún no lograba recordar el nombre de ese hombre. Nunca logró agradecerle. ¿Por qué no lo recordaba? No lo sabía, pero para este punto de la historia tampoco le importaba. Había sido tanto tiempo atrás que seguramente él hombre ni siquiera la recordaría. Ella le debía la vida.
No pudo evitar llevar una de sus manos a sus mejillas, mientras sentía como las lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas. Era simplemente extraño. Momentos como esos le recordaban que el karma existe. Se merecía tener pesadillas y repetir una y otra vez uno de los últimos momentos en los que vio a su hermana viva. Los únicos momentos en los que la creación R-01 había logrado ordenárle a R-02.
Era solo un mal sueño.
Después de calmarse un poco y tomar un gran respiro, levantó su pesado trasero de la cama y fue al baño a hacer cosas necesarias, como cualquier humano.
Los minutos pasaban, salió del baño con su cabellera mojada, aún siendo secada por una toalla que tenía en su mano derecha. Era bastante temprano. Todavía tenía un buen rato para arreglarse e ir a la escuela, por lo que no tenía prisa. Cepillo su cabello, se puso las lentillas, preparó un poco de avena para desayunar, y finalmente se puso ropa cómoda. Iría a presentar el increíble e imponente examen de la Yuuei, asi que necesitaria ropa cómoda, y sencilla que le ayudarán a moverse como la persona sin kosei pero con una gran fuerza física que era. Bueno, realmente sí que tenía un kosei, pero no planeaba mostrarlo. Sería muy riesgoso para este punto, aún más su kosei original.
Antes de que su día iniciara, decidió recordar su juramento. Siempre había pensado que era un juego de niños, pero ahora que lo veía hacia atrás simplemente la enfermaba saber que tantas cosas tenía que hacer para mantenerse a salvo. Eran tantas reglas, y habían tantas condiciones… Pero no cuestionaría a la única heroína que su vida le envió. No cuestionaría a el verdadero ángel que le ayudó a sobrevivir.
Sus mandamientos eran:
No mostraras tus verdaderos ojos, son los mayores traidores de tu apariencia que nunca podrás cambiar, pero siempre te podrían delatar.
Si te preguntan por la cicatriz en el ojo, explotó un tanque de gas cercano a ti.
No resaltaras, a menos que sea necesario.
No usarás tu kosei principal, es demasiado riesgoso y fácil de ubicar.
No copiarás demasiado, te haría fácil de identificar para cualquiera.
No mostrarás tu perfección, ese error cuesta la libertad y los defectos te hacen humano.
No demuestres que eres poderosa hasta que estés segura de que está bien hacerlo, siempre hay que tener la guardia alta.
No asumirás que eres más fuerte que los demás, nunca sabes cuando puede llegar alguien que sea capaz de partirte la cara.
No mencionaras lo que te paso, eso solo confundiría a los demás, quienes harán preguntas que no podrás contestar.
No intentes recordar lo que te pasó después de eso, será un gran dolor de cabeza.
No pelearás a menos que sea para proteger a alguien, la violencia te hace perder el control.
No pensarás en ti antes que en los demás, no eres siquiera un humano, y es tu deber defenderlos del peligro siempre al acecho.
Por encima de todas las cosas actuarás como una heroína, y una heroína siempre estará dispuesta a morir por los otros como un verdadero mártir.”
Hikari (Nombre) suspiro. No podía creer que habían tantas cosas que recordar, y cuántas de ellas especificaban que tenía que mostrarse débil ante todas las cosas. Pero este no era él mismo año. Esta no era la misma Hikari. De ahora en adelante estaría bajo cargo de la Yuuei, por lo que podría actuar sin miedo. Podía mostrarse tan fuerte como quisiera, porque si no lograba hacerlo ahora comenzaria a explotar. Había logrado mantenerse en las sombras por nueve años, finalmente llegaba su momento de brillar. Su alma de dragón finalmente volaría libre por el cielo, porque para eso había venido a este mundo, y por eso estaba donde estaba, para hacer orgullosa a una persona.
Honraría a su hermana de la manera en la que puede, pero no viviría nunca más en las sombras, ocultando quien realmente es. Ocultando su verdadero potencial del mundo. Ella ni siquiera necesitaba tomar el exámen, podría entrar con una carta de recomendación. No necesitaba siquiera la carta de recomendación, solo necesitaba demostrar sus ojos para que la dejaran entrar a la academia, pero quería hacer todo de la manera más legal posible. Quería que los profesores no supieran quien era, hasta que entrara, o por lo menos hasta la mitad del primer semestre.
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Un Alma De Dragón-- Todoroki Shouto × Tú
FanfictionMuchos dicen que vivir en las sombras es su fantasía. Que vivir lejos de los ojos del mundo es una de las mejores cosas que puedes hacer, aún más considerando este mundo lleno de mal y villanos, en él que los héroes arriesgan su vida cada día de su...