Parte 1

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Él entró en la cantina, algunos de los clientes, olorosos y que se veía que habían estado ahí un par de horas, se le quedaban viendo, pero no les prestó atención, se limitó a ir directamente hacia el encargado de la barra de madera y ordenó, con un ojo cauteloso en los Alfas que lo veían con desdén y una mano apoyada en la espada escondida debajo de su capa sucia, por andar cabalgando un largo rato.

Era consciente de que era un forastero en su territorio y, como cualquier lobo, sabía que sus miradas significaban que lo estaban apresurando para que saliera de su cantina de una buena vez.

–Hombre, tienes que irte pronto o estos tipos te sacarán a patadas.

–Solo necesito algo de beber y salgo, tengo dinero.

Le mostró al hombre la moneda y se apresuró a servirle después de preguntarle qué quería, solo quería una botella de vino y agua.

–Tienes agallas– le dice el dueño a su regreso y encontrandolo muy cómodo subiendo los pies en otro asiento, mientras varios ojos que empezaban a enfurecerse, hacían agujeros en su cráneo por mirarlo tan intensamente.

–Estoy muy cansado.

–Me gustaría prestarte una habitación. Pero...

Sonrió, parecía que al dueño no le molestaba su presencia como a sus clientes, y él inclinó la cabeza en señal de reconocimiento, tal vez sus modales confundieron un poco al hombre Beta, porque ninguna de las personas en este lugar parecía tenerlos.

–Es muy amable, pero ya me voy, he dormido en peores condiciones.

Cuando vio a otro hombre que se levantaba para escoltarle afuera, la puerta se abrió y vio al dueño palidecer.

–N-no por favor, acabo de juntar el dinero, dame mas tiempo.

Al parecer el hombre que acaba de entrar como si fuera el dueño del lugar, ya tenía un nombre y reputación en este pueblo, ya que ninguno de los Alfas que lo habían estado amenazando con la mirada, se atrevía a decir algo ahora, bola de cobardes.

–El reloj ha corrido viejo– él entró como si nada, se acomodo al lado de él como si no estuviera ahí –. Es hora de pagar.

–Escucha, no tengo el dinero, si te doy lo que he ganado este negocio ya no podrá sostenerse...

–Eso no me interesa, consiguelo.

Ahora el tipo había sacado una daga y él tuvo que intervenir.

–Dijo que no lo tiene, hombre.

El dueño lo miró como si no pudiera creer que lo estaba defendiendo o hablando con ese hombre que quizás era demasiado peligroso y por eso ninguno de los presentes se atrevía a confrontarlo.

–Y quien demonios eres tú– pregunto realmente desinteresado pero enojado por qué lo habían interrumpido.

–Solo un pasajero.

–Solo un pasajero– repitió con burla el tipo y él escuchó las risas silenciosas de los demás, sabían que le esperaba al parecer –. Te mostraré que no debes meter la nariz en los asuntos de otros.

Detuvo el arma antes de que pudiera clavarla en él. Sorprendió muchísimo a todos en la habitación cuando torció el brazo del hombre detrás de su espalda y lo rompió, el fuerte crujido y grito del hombre hizo ruido en los oídos de los presentes.

–¿Terminaste?

Y así, una vez desarmado y en desventaja, los demás tuvieron el valor de sacar a patadas al que había estado robando a no solo este negocio, pero a varios del pueblo y él se ganó un poco de respeto en el lugar.

In Another Time | JinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora