Una Venganza [Borrador] Libro#1

Capítulo 13: Verdades que hieren.

Corrí a las afueras de la mansión a un espacio que quedaba alejado de allí por el hecho de que no quería sentir el que Hugo se haya arriesgado por mi, el que me haya salvado de castigos que ellos imponen. También el vivir con esas dos familias juntas será algo fuerte para mi, no me llevo con Alisha y vivir en la misma casa empeorará todo, absolutamente todo.

—¡Maya! ¡Detente! —su voz gruesa llegó a mis oídos haciendo que detuviera El Paso, me giré sobre mis talones para verlo.

—¿Estás loco, Brown? —interrogué riendo irónicamente y el ensanchó una sonrisa mostrando sus alineados y blancos dientes, con su porte todo arrogante Hugo Brown se encontraba al frente de mis ojos.

—Pues si, ¿Arriesgarme por ti acaso te parece algo loco? —inquirió. Empezamos a caminar hacia la parte de las caballerizas caminando al mismo ritmo.

—¿Para ti no?.

—Vaya, ahora te dedicas a responder las preguntas con otra pregunta, que inteligente, chica con cultura Maya —solté una estruendosa carcajada y le pegué en su hombro.

—ja ja ja, muy gracioso Brown —enderecé mi postura tratando de ponerme seria ante el momento —Pues si, que tú te arriesgaras por mi me parece algo loco, nadie lo había hecho hasta ahora.

—Me halaga saber eso —Hugo se inclinó para depositar un beso en mis labios pero giré mi rostro.

—No Brown, no te equivoques conmigo, puedo ser muy sensata y novata, pero en algunos casos no, aún no me conoces lo suficiente—sonreí y comencé a caminar lejos pero fui interrumpida por un agarre en mi brazo.

—Tú eres la que te equivocas Monterrubio, ¿Acaso no te das cuenta o que? —me giró quedando a unos centímetros de mi —Te protejo, me echo la culpa de lo que haces, me preocupa el peligro que corres al estar metida en esto.

—Espera, ¿Y a ti por qué te preocupan tantos mis actos? —pregunté. El levantó sus cejas y ensanchó una sonrisa —Esto que está sucediendo no solo es de trabajo, Brown ¿Qué te traes tu conmigo?

—¿Cómo que que me traigo yo contigo?

—Ahora se intercambian los papeles, tú eres el que responde mis preguntas con más preguntas y yo soy la que quedo como payaso esperando respuesta.

—¿No te ha quedado claro, Maya? —dijo en un suspiro. Miró a ambos lados y habían guardias mirándonos pero se que no abrirán el pico.

—¿Qué? —curveé las esquinas de mi boca hacia arriba haciendo que una sonrisa picarona se plantara en mi rostro.

—Ahora juegas a la que no sabes, que picarona nos salió la chica con cultura maya.

—Deja de decirme así Hugo Brown, o ya verás —informé en forma de regaño.

Sin más, Hugo cerró el espacio que había entre los dos, uniendo su boca con la mía a un mismo ritmo mientras nuestras respiraciones se aceleraban cada segundo que pasaba, coloqué mis manos en su cuello y el posicionó una en mi mejilla abarcando mi esbelto y rubio cabello con su mano.

Me separé solo por dos cosas. Uno: que no nos encontraran o iban a llover plomo. Dos: porque me faltaba el aire.

—Vámonos a otro lugar lejos de aquí —tiró con fuerza de mis manos arrastrándome por la parte trasera de la caballeriza. Cerca del lago.

Agua cristalina corría por un camino al lado de donde nos detuvimos, rocas inmensas adornaban aquel lugar junto al sonido de los pájaros, árboles verdes y naranjas complementaban todo el paisaje que podía visualizar.

—Nunca había venido a esta parte —aseguró Hugo ofreciéndome su mano para subirme a una rama dentro del lago. Recordé lo que pasó con Cristian y se me fue la sonrisa de la cara.