Capítulo 33: Hugo y Maya.

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Capítulo corto, pero bonito 🤍

Doble actualización, antes de esta hay una por si acaso

¡Disfruten!

Maya.

Al salir del instituto tomo el paquete que acaba de llegar, noto que son los productos de Skincare que había comprado hace días.

Dejo la caja sobre la cama, me quito el uniforme quedando en ropa interior, enciendo el aire y prendo la televisión poniendo "A thousand years" de Cristina Perri.

—¿Qué haces? —doy un brinco al sentir la voz de Hugo en mi espalda. Está con solo una toalla rodeando su cintura y otra secando su pelo húmedo.

—¿Se dañó tu baño? —bromeo. El se gira para buscar su ropa de una maleta negra al otro lado de la habitación. El se ríe despegando la única cosa que cubre su entrepierna y tirándome la toalla al rostro —¡Tápate! —me cubro el rostro.

—Nada que no hayas visto, nena —sonríe de lado, saca un bóxer y se lo coloca.

—Si, pero tampoco así —me doy la vuelta para entrar a bañarme.

—¿Ahorramos agua? —escucho que pregunta, me lanzo una mala mirada cuando salgo por la toalla —Ya ya, tampoco me mires así.

...

Me encuentro con la mini nevera en mis piernas arreglando los productos mientras Hugo me acaricia el cabello desde la parte de atrás de mi espalda.

—¿Entonces esto se llama Serum? —pregunta agarrando el serum de vitamina C y casi botándolo.

—Estás aprendiendo, Brown —se lo quito de la mano, coloco los últimos productos y cierro la puerta.

El se levanta para ayudarme a llevar el mini electrodoméstico al baño ya que está pesado.

—Te pareces a la chica esa de la novela egipcia, hasta el nombre lo tienen iguales —comenta hablando de Moisés y los Díez mandamientos.

—Tú te pareces a Ramses entonces —le sigo el juego.

—Solo espero que en esta generación no exista una Yunet —dice refiriéndose a que la mujer envenenó la chica.

Niego mientras me río.

—¿Quieres comer algo?

—Tengo la regla —le comento arreglando unos bolsos.

—¿verga pues que pregunté? —le tiro un bolso Gucci —Okey, si tienes la regla después de todo.

Le saco el dedo corazón.

Hugo se levanta de la cama y me abraza por la cintura— ¿Enserio la tienes? —y para mi mala suerte un líquido salado rueda por mis mejillas.

—¡No idiota, estoy jugando! —le grito apartándome —Tengo unos malditos cólicos que me están matando —me tiro en la cama.

El oji azul se recuesta a mi lado, sube un poco mi blusa y baja un poco mi short, sus labios tocan mi piel en sinónimo de unos pequeños besos que va dejando en mi abdomen. Eso se siente jodidamente bien.

—Tengo una idea, vamos —me quedo acostada— dale ven —estiro mi mano para que me ayude a levantar.

—Espero que no sea nada brusco porque te mato, Hugo Brown

...

—¡Ay esto duele! No debí venir —me retuerzo en el asiento del copiloto del Ferrari. Tenemos treinta minutos en carretera.

—Oye Siri, qué sirve para calmar los cólicos de mi novia —Hugo tiene su celular en su mano izquierda mientras conduce.

—¡¿Le estás preguntando esa mierda a Siri?!

—Pues disculpa por no sangrar por una vagina

Ruedo los ojos.

Nos estacionamos en un mini market, Hugo se baja y yo me quedo en mi sitio.
Le respondo unos mensajes a Amanda, pongo música y recuesto el asiento hacia atrás, subo mis pies encima del tablero y me giro para la ventana percatándome en que va a llover.

Brown entra al coche con dos bolsas en mano.

—Compré hamburguesas, jugo, chocolates, palomitas y —abre la otra bolsa— encontré estas compresas calientes desechables, según la chica del mini market funcionan y te traje estas toallas.

¿Por qué es tan lindo?

Lo miro de lado con una sonrisa.

—Enserio eres perfecto.

—Y tú eres hermosa, maravillosa y única.

Empiezan a compactar gotas de lluvia en el cristal del coche. Hugo prepara la compresa caliente y me las coloca. Giro mi cabeza en su dirección tan rápido que mi cuello tronó.

—¿Cómo sabes dónde iban?

—La chica me mostró cómo se usaban —el va a destapar el jugo cuando se percata cómo lo estoy mirando.

—Hugo Brown.

—Mierda. O sea que es cierto que en esta época las mujeres son más celosas —murmura.

—¡¿Te mostró su abdomen?!

—No macho alfa, tienen una muñeca para eso —rueda sus ojos. Yo sonrío.

—Me gusta joder —la lluvia se hace cada vez más fuerte. El oji azul saca una tableta colocándola en el soporte del cristal. Veo que le da a reproducir "Crepúsculo".

—Será un atardecer de ¿Hugo y Maya? Si así lo llamaré —el recuesta su asiento hacia atrás como el mío, pone la calefacción del auto y con las mini cortinas que tienen las ventanas las cierra quedando el coche oscuro, solo con el cristal del frente un poco descubierto dejando ver la lluvia y la pantalla iluminada por la película.

Comemos las hamburguesas y bebemos del jugo, luego nos comemos la chucheria cuando la película está por terminar. Así pasamos las últimas dos horas, en un estacionamiento de un minimarket, comiendo hamburguesas y chucherias mientras vemos crepúsculo y llueve.

Es como una cita perfecta.

***

¿Qué hubo?

¡Doble actualización por Halloween!🎃 🤍

Una Venganza [Borrador] Libro#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora