El estafador resultó estafado.
Llevamos más de cinco horas en carretera a lo que ya me estaba aburriendo, mi celular estaba en 10% y Los de Álvaro y Alisha estaban cargando, por lo que no quedaban más espacios.
—Tengo hambre —dije recostándome más en el asiento. Hugo me miró y asintió.
—Solo hay Chicle y agua—informó Lorena sacando la botella y los chicles de la mochila de Alisha —he escuchado que eso disfraza tus ganas de comer por horas— me tensé.
—¡NO! Chicle y agua no, por favor —reprimí—prefiero quedarme con mis ganas de comer.
Hugo a mi lado frunció el ceño ligeramente—Hay una gasolinera cerca, ahí nos vamos a detener a comprar bebida y alimentos.
—Hugo, te recuerdo que todo el perímetro está siendo vigilado por el gobierno, una parada en falso y nos matan —Álvaro veía a través de la ventanilla y luego llevó su vista a Hugo por el espejo retrovisor.
—No me importa. Ustedes tienen hambre —advirtió.
—Más bien, Maya, tiene hambre —Alisha hizo una pausa en mi nombre. Yo rodé los ojos.
Llevé mi vista al frente y visualicé una pequeña gasolinera acompañada de una mini tiendita, solo había ese puesto en toda la carretera, lo demás era bosque.
Hugo colocó las direccionales hacia la izquierda y aparcó el coche.
Un hombre con traje mecánico y cabello rizo, rubio, salió limpiando sus manos llenas de grasa con un paño —que a puesto que algún día fue blanco—.
—Esperen aquí —abrió la puerta del piloto e hizo un ademán de salir pero le detuve el brazo.
—No vas a ir solo si esto es tan peligroso —le advertí. El suspiró y negó.
—Por eso iré solo, no te voy a exponer.
Abrí la puerta del copiloto.
—Maya.
—Hugo.
—¡Burro! —Álvaro se unió a nuestro "Juego del nombre" así como el burro de Shrek.
Salí del coche y Hugo me imitó.
La Campanita de la tienda sonó y una muchacha de pelo castaño claro —le calculo unos 24— salió de detrás del mostrador con una sonrisa.
—Bienvenidos al mini-market "El paso de los accidentes" —hice una mueca por el nombre— aquí pueden encontrar de todo lo que necesiten pero claro, en miniatura. Agua, chocolates, snacks, papas y más.
—Pide lo que quieras, yo pago —Hugo tomó 7 botella de agua y 2 chocolates Hershey's.
Asentí.
Tomé unas Pringles, unas picaderas de queso y jamón que venían en unos platos pequeños y unas donas de chocolate. Dejé todo en el mostrador para que la chica cobrara.
—son seis con setenta —sonrió para empezar a meter todo en una bolsa de tela. Hugo le ofreció un billete de 10 dólares.
La chica buscó el cambio pero Brown sacudió la cabeza en forma que se quedara con el cambio. Salimos de la tienda y varias camionetas se empezaron a aparcar cerca de la nuestra. Hugo tomó mi mano y corrió hacia el vehículo.
—¡Hey! Soy yo ¿Me extrañaron? —la chica pelinegra del túnel se acercó a nosotros —más bien a Hugo—.
—¿Alejandra? ¿Qué demonios? —Ah, Alejandra era su nombre, cierto.
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Una Venganza [Borrador] Libro#1
Roman pour Adolescents-LIBRO UNO DE LA BILOGÍA MAFIA- ¿Qué pasa cuando te influyen en negocios ilegales desde tus 17 años? ¿Qué se hace cuando planeas una Venganza y no sabes si ganarás la guerra o solo una batalla? ¿Si en medio del camino encuentre mi felicidad o solo...