Aldea Invadida

CAPÍTULO 02: El nuevo caso

John, como cada mañana, estaba preparándose para ir a ordeñar las vacas. Vistió aquel atuendo común en él en su día a día: unas botas marrones manchadas del barro que solía pisar en su labor, una braga y el sombrero ejemplar.

Al parecer el susto que le ocasionó la noche pasada a su gran amiga Emma no le había importado tanto, ya que ésta se había marchado para siempre de la aldea. No obstante, el sheriff le dio una noticia que sin duda alguna reanimó el interés por su amiga.

–John, vengo a informarte que hemos encontrado el cuerpo de Emma cerca de la estación de trenes esta mañana. Al parecer los hombres lobos nuevamente hicieron de las suyas.

–¿Qué me está diciendo, sheriff Jason? Eso... eso no puede ser. Ella estaba bien anoche. ¡No lo puedo creer!

–Créelo, John. Ahora el cuerpo de tu amiga está siendo examinado en la morgue, pero según la oficial Mary, las características son las mismas que las de las demás víctimas.

–¡Debí insistirle que se quedara!

–¿Por qué salió en la noche? Todos sabemos que es muy riesgoso.

–Ella temía por su vida. Ella quería huir de Wildwood. Le dije que esperara que saliera el sol, pero...

–¿Pero qué? –interrumpió.

–Ella no quiso, sheriff. –terminó de decir al bajar su cabeza levemente.

Aquellos baldes que John estaba utilizando para ordeñar las vacas, de un momento a otro se habían quedado tirados en el suelo, mientras que el chico afrodescendiente se dirigía hacia la estación de trenes.

–Ésta es su maleta, John –señaló el sheriff–. Gracias a sus documentos pudimos reconocerla.

–Es todo tan confuso, sheriff. Hace unas horas estaba con ella y ahora... simplemente no.

En la estación de policía nuevamente se había abierto una investigación. ¿Quiénes eran aquellos aldeanos que pasaban por desapercibidos?

–Sheriff, la autopsia realizada por el médico forense reveló lo que ya sospechábamos. Emma Walker fue comida por los hombres lobo –extendió su mano hacia su jefe–. Aquí están los resultados.

Jason tomó aquella hoja y leyó por unos segundos la misma mientras negaba levemente con su cabeza.

–Ordena una junta en la plaza, Mary. Necesito a todos los aldeanos en el lugar en menos de una hora. Yo mismo me encargaré de descubrir esto. –exclamó al señalar con su dedo índice los documentos entregados por la oficial.