CAPÍTULO 06: ¿Amenaza?

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Había pasado una hora desde que aquel extraño hombre le disparó a un hombre lobo. Este mismo fue liberado a los minutos, ya que había ayudado de una u otra forma a las autoridades. Brandon, junto con su otro amigo fueron llevados a la comisaría donde el sheriff Jason les hizo un interrogatorio. Lamentablemente no consiguieron nada de ellos, así que fueron dejados en libertad.

A Jason la presión cada vez se le hacía más fuerte. No podía soportar el hecho de creer que cada vez había más violencia en Wildwood. Por tal situación, decidió llamar a un viejo amigo que le sería de mucha ayuda en la investigación.

–Está aquí, Sheriff.

–Hazlo pasar, Mary.

Luego de aquella respuesta, Mary extendió la puerta para dejar pasar a un hombre. Este último era uno caucásico, con una buena presencia personal y ojos azules.

–¡Jason, amigo!

–¡Cuánto tiempo, Mark!

Mark, ese era el nombre del sujeto anteriormente descrito. Era un psicólogo criminalista que vendría a ayudar a su viejo amigo con la investigación sobre los sucesos en Wildwood.

–La verdad es que no lo sé, ha sido tanto. ¿Cinco años?

–No logro recordarlo, Mark. Pero me alegra que hayas aceptado mi invitación, ahora mismo te necesito para analizar algo sobre mi investigación.

Luego de que el sheriff diera su respuesta, de las gavetas de su escritorio sacó un sobre; de él obtuvo unas fotos. Las ordenó horizontalmente frente a Mark, dejándole verlas fácilmente.

–Oh, un asesinato. –comentó Mark.

–Así es, amigo. Pero lo extraño de todo esto es que no fueron los hombres lobos. Esta no es su forma de actuar.

–Por supuesto que no, Jason. Esto se trata de un asesino. ¿Quiénes son las víctimas?

–Este hombre se llamaba Ray Brown: era tío del chico que halló la escena. Por otro lado, ella era Madeleine Wilson: una prostituta de la aldea. Pero lo que no entiendo es, ¿por qué dejó al hombre tirado en la cama desangrándose, y a la mujer colgada en cortinas?

–¿Ese vestido lo traía puesto al momento del asesinato?

–No, Mark. Encontramos su ropa en otra parte de la habitación.

–Fue el asesino quien le puso el vestido. Por lo que veo, a ella no le cortó el cuello, ¿cuál fue la causa de la muerte?

–Hace unas horas el médico forense dictaminó que fue causada por un veneno que se le fue inyectado.

–Tengo una respuesta a tu pregunta, amigo. El asesino simplemente la vistió con el vestido de novia color negro, dejando reflejado que nunca llegaría virgen al altar. Por otro lado, se tomó el tiempo de arreglarla artísticamente con cortinas y sin una mancha de sangre sólo por respeto.

–¿Respeto? ¡Pero la asesinó?

–Sí, lo hizo. Pero si te das cuenta, esto es un mensaje para alguien. El asesino no tenía planeado matarla, sólo que ella se le cruzó en su camino a última hora.

–¿Un mensaje? Ahora entiendo la nota que le dejaron a John. ¡Por eso encontró la escena!

John, luego de regresar de la junta en la plaza, decidió ordeñar las vacas mientras esperaba respuestas de las autoridades.

Pasaron horas mientras él esperaba, y sólo alrededor de las cinco de la tarde fue que, finalmente, alguien tocó la puerta.

Se dirigió a abrirla, y se encontró con la oficial Mary. Esta última venía acompañada de tres sujetos uniformados y armados.

–Oficial Mary, al fin viene a darme noticias de quién...

–No, John. Aún no sabemos quién asesinó a tu tío. Pero sabemos que estás en riesgo. Esa nota que te llegó y el asesinato de tu tío son una amenaza.

–¿Amenaza? ¡¿Pero qué demonios?! ¿Por qué todo lo malo me pasa a mí?

–Lo siento mucho, John. He traído a tres guardias que, a partir de ahora, se quedarán custodiando tu casa a cada segundo. Lo último que queremos es que te pase algo malo a ti también.

–Está bien, al menos con ellos me sentiré un poco seguro.

Entonces la noche había caído en Wildwood y todos los aldeanos se quedaron en sus casas tal y como lo pidió el sheriff Jason. John se encontraba ahora más seguro, ya que contaba con la protección de tres guardias asignados por la oficial Mary. Sin embargo, a unas calles de la casa del afrodescendiente la maldad continuaba.

Una mujer vestida con una bata negra, guantes de cuero color rojo y lentes oscuros se encontraba en el patio de su casa. En él hizo un círculo de fuego, un fuego que no alcanzaba una gran altura. Dentro del círculo se encontraba un colmillo de lobo y ella sostenía un libro viejo mientras recitaba unas palabras.

–Hermanos míos, yo soy su aliada. Estamos juntos desde el origen. Por el poder que tengo les ordeno que aparezcan, ustedes me necesitan para alcanzar su objetivo.

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