| C U A R E N T A Y C U A T R O |

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Narras Scarlett:

Horas más tarde...

—¡Scarlett, despierta! — siento como Elizabeth me zarandea, me he quedado dormida en el sofá, supongo que aun estaba agotada por todo lo que ha pasado — ¡Scarlett! — aturdida, entrecierro los ojos cuando Elizabeth enciende la lampara junto al sofá — ¡esta despierto! — dice emocionada.

—¿Quién? — ella pone los ojos en blanco y mi mente borrosa finalmente comienza a aclararse — ¡¿Chris esta despierto?!

—¡Si! — dice, me levanto de golpe del sofá — ¿quieres ira a verlo? — cuestiona y pongo una expresión de "¿En serio lo preguntas?"

—¡Por supuesto que sí! — le digo con toda obviedad.

Elizabeth me sonríe y me arroja las llaves de su auto. Atrapo las llaves y le rodeo los hombros con mis brazos.

—De verdad muchas gracias, Lizzy — le sonreí.

—¡Deja de agradecerme y súbete ya al auto! — dice empujándome para que salga del departamento — ¡tu hombre te está esperando!

Sin perder otro segundo me pongo los zapatos y salgo corriendo por la puerta. Al llegar al hospital, comienzo a tener problemas para que me dejen acceder ver a Chris.

—¡Soy su esposa! — le grito con molestia a la recesionista — por favor, tienes que dejarme entrar, ¡me dijeron que esta despierto!

Por fin la enfermera asiente vacilante y me permite pasar.

En cuanto entro a la habitación veo la cara inexpresiva de Chris mirando con cautela en mi dirección. No reacciona cuando me abalanzo hacia él, ni da señales de que me conoce.

Su rostro sereno es un espectáculo bienvenido, sobre todo porque lo conozco muy bien.

—Hola — lo miro sonriendo, el entrecierra los ojos — me enteré de que habías despertado — aun así, no hay reacción.

Me balanceo torpemente sobre mis talones, insegura de que hacer.

—¿Cómo te sientes? — le sigo sonriendo.

Sin ninguna advertencia, estira una mano para tomarme por la cintura y me jala para colocarme sobre él. Jadeo mientras quedo sobre el a horcajadas en la cama.

—Chris, ¡estas herido! — le digo asustada de lastimarlo, sin embargo, él me sonríe, por fin me sonríe.

—Sobreviviré — dice.

Chris me mira profundamente a los ojos y veo la mas sutil de las sonrisas iluminando su rostro.

—¿Me extrañaste? — levanta una ceja.

Los ojos se me llenan de lágrimas.

—Tanto — confieso.

Sin poder evitarlo más, acerco mis labios hasta rozar los suyos. Responde con rapidez, la boca de Chris se mueve contra la mía, enviando escalofríos de necesidad y deseo directamente al centro de mi ser.

Me alejo un poco, temerosa de lastimarlo.

—¿Estas bien? — cuestiona sonriendo aún mas — Tom no te lastimo, ¿o sí? — ahora se ve preocupado — temía tanto que fuera a descubrirte — acaricio su mejilla con suavidad.

—No, no me lastimo — le hago saber — nunca supo que yo estaba allí.

—¿Qué paso después de que me disparo? — me mira con atención.

El doloroso recordatorio me hace mirar hacia su pecho vendado. Justo debajo del vendaje hay una gran marca negra y azul coloreando sus costillas, paso mis dedos sobre ella con delicadeza.

—Te pateo — digo — fuerte — suspiro pesadamente, la expresión de Chris se endurece — y se burlo de ti todo el tiempo — digo molesta — tuve que hacer el máximo esfuerzo para no correr y dispararle yo misma, ni siquiera se quien era ese hombre, porque definitivamente no es el hombre con el que pase todos esos años — niego con la cabeza.

Chris mete un mechón suelto de mi cabello detrás de mi oreja.

—Ira a la cárcel por un largo tiempo por lo que ha hecho — dice sonriendo — el intento de homicidio es un delito grave, ningún juez lo va a dejar ir por algo así.

La incertidumbre me golpea cuando recuerdo la bufanda de su amante, pero antes de que pueda decirle a Chris, alguien llama a la puerta.

—Lamento interrumpir, pero necesito a Scarlett — la voz de Elizabeth me sorprende.

Al parecer tomo un taxi, pero noto preocupación en el tono que uso para hablar.

—¿Esta todo bien? — cuestiona Chris, la mirada de Elizabeth cuando entra dice lo contrario.

Con cuidado, Chris me ayuda a bajar de la cama hasta que quedo de pie junto a él. Me besa la mano.

—Ve — me dice sonriendo levemente — no iré a ningún lado en un tiempo, así que ya sabes dónde encontrarme — suspiro y rápidamente sigo a Lizzy por la puerta.

Cuando estamos en el pasillo, alejadas de los demás pacientes y del personal, le pregunto qué sucede.

—¿Qué pasa? — la miro con atención.

—Aquí no — dice negando.

Sus ojos revisan los pasillos mientras caminamos hacia la salida, cuando salimos ella me guía hasta su auto.

—¿Cómo llegaste aquí? — cuestiono.

—Tome un Uber — dice.

—Oh — respondo.

Nos subimos al auto de Elizabeth, pisa el acelerador y salimos a toda velocidad del estacionamiento. Cuando regresamos a al departamento, Elizabeth da vueltas por el pasillo. Después de pasar frente a mi por quinta vez, finalmente extiendo la mano y la detengo, se vuelve hacia mi con una mirada preocupada.

—¿Qué esta pasando? — cuestiono en tono demandante.

Respira profundamente como si no estuviera segura de como comenzar.

—Se trata de Tom — dice, mi corazón se acelera.

—¿Qué ha hecho? — cuestiono preocupada.

—Ese bastardo astuto se nos ha escabullido de alguna manera — dice molesta.

Frunzo el ceño.

—¿Qué quieres decir? — las manos me sudan.

—La asistente de Tom, Emily VanCamp, acaba de ser arrestada por intento de homicidio — dice.

¡Demonios!

No se saldrá con la suya, me rehusó a que lo haga.

GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora