Renata no estaba segura de lo que podía esperar de su primer encuentro sexual, pero nunca habría imaginado que tendría lugar en una noche oscura y tormentosa en la que había tres niños en la casa. James pareció darse cuenta de ello también, pero en realidad parecía disfrutar del aspecto de un desafío, de permanecer lo más tranquilo posible. Pudo notar los nervios de Renata cuando se separó del beso primero, cada pequeño beso posterior evitaba sus labios, ya sea que estuvieran apretados en su mejilla o clavícula. Su respiración era algo agitada, al igual que las manos de ella al sentirlas posadas sobre sus brazos y espalda.
No queriendo presionarla en el acto, James se apartó ligeramente para mirarla -Ren, si no estás cómoda, no tenemos que hacerlo... podemos irnos a dormir, también me parece bien.
-No es eso- susurró ella en la oscuridad, agradeciendo que él no pudiera ver lo mucho que se sonrojaba en ese momento -es que no tengo ninguna... experiencia con nada de esto. Es mi primera vez.
Normalmente, el tema de su virginidad nunca le molestó, estaba bien sin tener sexo porque aún no había encontrado a la persona adecuada con la que compartir la experiencia cuando estaba de vuelta en Italia. Mientras que otros deliraban sobre ello y compartían sus historias sobre las formas aventureras con las que experimentaban, Renata nunca sintió la necesidad de lanzarse a ello. Y en cierto modo, se alegraba de haber esperado, sobre todo si su primer encuentro iba a ser con James. Por la forma en que él le había preguntado si podía besarla en su primera cita, le dejó claro que sólo estaba dispuesto a llegar hasta donde ella se sintiera cómoda.
Eso le permitió sentirse segura y con cierto control de la situación. Sin embargo, no borraba del todo los nervios porque tampoco quería quedar como una idiota en su primera vez. Podía suponer que James tenía mucha más experiencia que ella, la prueba era el pequeño Harry. Así que la dejó con la sensación de que iba a hacer algo mal o no hacer lo suficiente y eso la hizo dudar de continuar.
Muy similar a la reacción de Sirius cuando se enteró de su "inocencia", James parecía bastante sorprendido también cuando el conocido término "realmente" entró en juego al interrogarla.
-No lo digo de forma ofensiva- le dijo -sólo pensé que como tú... bueno, supongo que no importa lo que yo pensara, ¿verdad? Me equivoqué, pero no tienes que ponerte nerviosa. No voy a hacerte daño, te lo prometo.
-No tengo miedo de que me hagas daño, James- dijo ella -tengo miedo de no ser lo suficientemente buena.
Oyó una ligera risa antes de que James la abrazara -No existe el no ser lo suficientemente bueno- le susurró en el pelo -es una experiencia de aprendizaje para ambas personas involucradas.
-¿Lo es?
-Sí- dijo besando justo debajo de su oreja -tú aprendes lo que me gusta y yo aprendo lo que te gusta. A partir de ahí, sólo se puede mejorar.