Pesadillas

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- ¿Acabas de ver lo mismo que yo? – menciono mientras limpiaba sus empañados anteojos por el té.

- Absolutamente – miraba perplejo la dirección por donde aquella había corrido.

- ¿Qué no había dicho no tener nada?

- Eso dijo – reafirmo con fuerza – sin embargo, note algo que no había notado en años.

- ¿Ah sí? ¿Y que fue? – curiosa interrogo de vuelta

- Nervios, Hange. Levi tenía nervios cuando le cuestione aquello.

- Bueno supongo que es por su complejo de vejez – rio para sí.

- Eso mismo pienso – sonrió – Por cierto, me entere que hiciste unos cambios en las labores.

- Ah...sí, así fue – Aclaraba su garganta nerviosa al verse descubierta.

- Y bien ¿Averiguaste algo?

- No mucho, la lealtad en ese trio es irrompible.

- Eso es malo – decepcionado respondió.

- Lo sé, lo sé. Sin embargo, logre hacer que Armin soltara unas palabras.

Erwin la miro con atención mientras partía con elegancia un trozo de pan blanco.

- Dijo que Eren se arrepentiría de seguir actuando como hasta ahora.

- Interesante...

Hange se quedó en silencio y Erwin supo que en su cabeza rondaba una idea cuando sus lentes se oscurecieron e hicieron par con su mirada sombría e ingeniosa.

- ¿Qué tienes en mente?

- La manera más rápida de romper algo que ya está fracturado, es forzándolo.

- Confió en ti – palmo su mano derecha.

- A veces me pregunto por qué lo haces.

- Quiero que sea feliz y sé que tu igual.

- ¿Aunque eso implique separar una pareja?

- Eren eventualmente morirá, además, Ya está fracturado, ¿No?

Recordó con vergüenza aquel día en el que llego a su cuarto buscando indicios de su primera vez y de lo mucho que como se le estrujaba el corazón cada vez que eren se acercaba y ella pensaba en su intimidad con el capitán. Habían sido pocos días de dudas, sin embargo, el castigo había sido pesado y denigrante.

- ¿Cadete? – soltó su brazo que aun apretaba el pedazo de leña y trato de escabullirse en su mirada extraña buscando algún indicio de que era lo que pensaba.

- ¿Sí? – respondió apenas y noto que se había perdido en sus pensamientos.

- Sópleme – secamente ordeno

- ¿Qué? – extrañada miro al más bajo

- He dicho que me sople.

- No voy a hacerlo.

Mikasa retrocedió un par de pasos y firmemente camino dándole la espalda. Se encontraba incomoda ante aquella petición < ¿Para qué quiere que le sople?> se preguntaba exasperada.

- Hey mocosa – Hostilmente le llamo. – Te he dicho que me soples.

Mikasa volteo de golpe al escucharlo llamarla "Mocosa", se sorprendió. Habían mantenido una idea muy rígida de respeto entre "Capitán y Cadete", línea que esa noche el capitán algo irritado rompió. Podía notar como sus ojos se oscurecían mientras caminaba a ella y cuando lo tuvo en frente solo basto bajar un poco el rostro para enfrentarlo. Lo había visto más bajo en los entrenamientos y usualmente se veía una gran diferencia entre su estatura y la suya, pero ahora que podía ver la desnudez de sus pies y los de ella, se dio cuenta de que no había mucha discrepancia en eso.

En brazos del capitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora