Otoño

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Sus parpados no habían terminado de abrirse, cuando los rayos del sol empezaron a atravesar el vidrio de la ventana. La cabeza le dolía y tenía las piernas acalambradas hasta la parte central. Era una sensación extraña, incomoda, mas no dolorosa. Se sintió desnuda bajo la frialdad de las sabanas que no habían calmado el frío de la estación y recordó con vergüenza la noche anterior. De alguna forma se sentía vacía, no lograba percibir en su cintura el agarre irrompible que había mantenido aquel serio hombre en todo lo que quedo de la noche.

Pensó en que seguramente había salido temprano para realizar sus deberes y se preocupó al percatarse de que ya era tarde para ir a hacer los suyos. Con desgano y algo de decepción, se puso de pie y dejo a un lado todo lo que habían servido de cobijo, pero rápidamente volvió a tomar aquel lienzo cuando lo escucho carraspear.

Buenos días, cadete — se encontraba sentado en el comedor acompañado de una taza de té.

Capitán — se avergonzó al verse expuesta nuevamente desnuda frente a su mirada.

¿Qué se cubre cadete? – sorbio su taza – ayer la vi absolutamente toda.

Levi sonrió discretamente al notar su cara enrojecida por su juguetón comentario. Animado, dejo la taza a un lado y camino fresco hasta ella.

Pensé que ya no estaría, es por eso que me deje expuesta – se excusaba.

¿Qué clase de hombre cree que soy? – distinguió confusión en su mirada y prosiguió – Me refiero a que... no iba a dejarla sola después de eso.

No tenia porque quedarse... yo, yo lo entiendo.

No soy un animal – coloco sus pómulos fríos entre sus manos. – cada vez que haga esto conmigo, este segura de que de alguna manera amaneceré a su lado.

Mikasa sintió una calidez en su pecho al escucharlo decir "Cada vez que haga esto conmigo", ya que eso significaba que el estaba dispuesto a volver a enredarse con ella y eso la abochorno.

¿Esta adolorida? – avergonzado ante la respuesta, decidió desviar la mirada de sus grisáceos ojos.

No... — subió la sabana hasta su boca. — Pero siento un temblor en mis muslos.

Es por el esfuerzo... y la posición en la que la tuve. Discúlpeme por favor si llegue a ser muy brusco con usted.

Estoy bien... es como si hubiera hecho mucho ejercicio – menciono apenada.

El agua caliente le ayudara a destensar los músculos.

Tomare un baño en mi habitación cuando llegue — aclaró.

No tiene que esperar – Mikasa sintió sus manos colarse por su piel desnuda al momento en que la cargo hasta llevarla al cuarto de baño, en donde se percato de que el capitán le tenía lista la tina.

Necesito que se quite esto – jalo de la sabana y la pelinegra sin remedio alguno, la soltó.

La deposito con esmero sobre el agua caliente de la tinta y viéndola cómoda y segura, se alejó enseguida.

Espero que disfrute su baño – la miro intensamente desde arriba mientras se acomodaba el cuello de su camisa negra.

Mikasa sintió que se había alejado con mucha prisa al depositarla y al momento de observarlo encontró su cuerpo inquieto. Mientras averiguaba el motivo, noto su suave cabello acicalado y brilloso lo cual le indicaba que aquel había tomado un baño mientras ella dormía y de alguna manera se sintió traicionada.

En brazos del capitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora