Capítulo 30 Cuarenta días

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Los primeros cuarenta días desde que nació Jada ya han pasado, diossss el tiempo se pasó volando, la primer semana nadie pudo dormir, la pequeña pollito, dormía todo el día, pero en la noche, era un martirio, hasta que mina le cantó una noche, y desde ese momento se quedaba dormida, y a los pocos minutos mina hacía lo mismo, ver esa imagen cada noche de mis dos pequeñas dormiditas juntas era lo más maravilloso que existe en mi vida, lisa contaba cada día que pasaba, ella se veía súper feliz cada día que pasaba se levantaba con un ánimo excelente y a mí eso, me encantaba, lo bueno de esto es que ya podría salir, necesitaba ir a ver a jennie no quiero que ella piense qué la he vuelto a dejar, llevaré a nuestras hijas para que las vea, sé que ella se va a llenar de felicidad así como nosotras, extraño mucho verla, aún recuerdo esa llamada en dónde me avisaron lo que había hecho, y sentí que mi corazón se rompió en mil pedazos, gracias a Dios no pasó a mayores su intento de suicidio, amo a mi hermana, cuando supe su historia la perdone y prometí que nunca jamás la dejaría sola.

Estaba buscando ropa para cambiarme ya que apenas había salido de bañarme, nayeon y dubu se llevaron a las niñas porque querían pasar un día con ellas antes de irse de viaje, lisa estaba en la cocina haciendo el desayuno, hoy se levantó mucho más temprano de lo normal y con un ánimo al mil, había sacado mi ropa interior, me la puse, y comencé a buscar que me pondría, pues quería ir a ver a jennie, necesitaba verla, me quedé pensando por demasiado tiempo y reaccioné cuando sentí los brazos de lisa en mi cintura

¡Buenos días mi amor! -me abrazaba y me apegaba más a su cuerpo- ¿Sabes que se cumple hoy? -Sus manos vagaban por todo mi cuerpo-

¡Lisa...! -Jadee su nombre al sentir su respiración en mi cuello y como su mano comenzaba a acariciar mi intimidad- ¡No, no sé que se cumple hoy! Pero dime tú, ¿Que se cumple hoy amor? -besaba mi cuello, lo lamía y me daba pequeñas mordidas, extrañaba eso sentir sus caricias, como me tocaba-

¡Hoy se cumplen los cuarenta días, desde que nació Jada, hoy por fin voy a hacerte el amor, hoy volveremos a hacernos el amor! -Abrí mis ojos en grande, al escuchar a lisa decir esto, y cuando menos lo espere el señor manoban ya estaba súper despierto-

¡Lisa...! -jadee de nuevo su nombre, ella metió dos dedos de golpe en mi intimidad y yo solté un pequeño gemido-

Te extrañé mucho mi amor, extrañaba sentir tu cuerpo temblando con el rose de mi manos, extrañaba oírte gemir mi nombre, Jisoo te amo, quiero hacerte el amor, ¿Me lo permites?

Diosss si ya deseaba tenerla con esa pregunta no fue necesario contestar, me voltee y comencé a besarla salvajemente, ni siquiera pedí permiso para entrar en su boca, de un solo golpe entre en ella y nuestras lenguas empezaron una batalla campal, nos separamos por falta de aire, fue cuando lisa aprovechó y me cargó, yo me aferré a ella abrazándola con mis piernas, ya estaba súper dura y yo demasiado húmeda, podía sentir mi ropa interior mojada, lentamente nos guío hacía la cama me acostó delicadamente y comenzó a quitarse la ropa lentamente, verla haciéndolo de esa manera era una tortura para mí, y ella lo notaba y disfrutaba de ello.

¡Lisa con un carajo, ya cojeme, follame, hazme tuya por diosss termina con está tortura maldita sea! -lisa sonrió y se quitó rápido el resto de la ropa, sacó un condón de la mesita de noche y se lo puso, tomó su miembro y rosaba su punta en mi entrada, y yo me desesperaba por las acciones de lisa- ¡Te juro que si no entras en estos momentos, te mando a dormir a la tina un mes y te dejo sin sexo...! - no pude terminar la frase porque lisa entró de golpe en mi intimidad, yo solté un gemido y agarraba las sábanas de la cama, lisa comenzaba a moverse dentro de mi lentamente, poco a poco iba aumentando sus movimientos, yo solo estaba disfrutando del placer que estaba sintiendo, sus embestidas eran cada vez más y más rápidas, yo me sentía en el cielo, ella estaba entretenida con mi cuello, me besa, succionaba y me mordía, el placer de volver a sentirla era maravilloso, esos cuarenta días fueron una tortuga para las dos, sentía que las dos ya íbamos a llegar al orgasmo, pues sus embestidas ya eran un poco lentas y eso me encantaba, pues me sentía maravillosa, nuestros cuerpos ardían al rosarse, sentía sus pechos súper duros, los tomé entre mis manos, y ella soltó un pequeño gemido-

Coincidencias del Destino (LISOO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora