Capítulo 3

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Si tuviera que elegir una palabra para describir el ambiente en el aire sería "oscuro". Al abrirse camino a la fortaleza, el entorno es claramente pesado y escalofriante, tienen muy presente que han fallado, y tendrán que enfrentarse a la reina Grimm.

Emerald se tensa al ver como Tyrian está parado en la entrada, como si los hubiera estado esperando mientras tiene una retorcida sonrisa dibujada en su rostro. El saludo burlón del fauno solo le produce nauseas y lucha por no tomar sus armas y hacer pedazos al arrogante lacayo de Salem. 

—Por cierto ¿Dónde está nuestra querida Cinder? —la pregunta la lleva a paralizarse en su lugar, sintiendo la bilis subir por su garganta y la ira recorrer su sistema —¿Acaso nuestra querida doncella fue derrotada? —el veneno en su voz fue suficiente para que reaccionara con violencia, girándose hacia el fauno con sus armas desenvainadas, pero antes de siquiera poder lanzarse sobre el odioso fauno, fue detenida por Hazel, colocando una mano en su hombro. Ella cedió, pero no bajó sus brazos aún mientras sus ojos rojos miraban al escorpión —. Creo que tomaré eso como un sí —tarareo con venenosa diversión, para que después su mirada cambiara a una más seria y psicótica, que congeló a la de cabellos verdes  —. Mi reina estará taan decepcionada... —el rostro de Tyrian se acercó cada vez más a ella, haciéndole sentir pánico y bajó sus armas al sentir como el temblor amenazaba con apoderarse de sus brazos —. Suerte con eso, querida —se enderezó de pronto, riendo histéricamente y esa acción solo provocó más miedo en Emerald, quien fue guiada de inmediato por el mismo Hazel para que continuaran caminando.

Ella cerró los ojos mientras seguían su camino, intentando tragarse el miedo, y pensar que Cinder volvería, que estará bien. Tiene que estar bien, ella fue la única persona que se preocupó por ella. Seguramente volvería. Volvería por ella... Pero, ¿y si estaba muerta?

Sacudió su cabeza con violencia, rompiendo aquel hilo de pensamientos y enfrentando lo siguiente que pasaría al ser llamados por Salem.

[...]

Está sola. La oscuridad es lo único que la rodea mientras se mantiene en el suelo, como si esperara a que algo sucediera. Esperando paciente, sin miedos ni dudas, solo espera.

"No lo terminé..."

Escucha una voz femenina muy familiar. Resuena en su cabeza.

"No acabe con ella"

Hay resentimiento en su tono, una ira incontrolable. Lo siente.

"¡No acabe con ella!" 

Exclama con furia, y juraría que siente unas manos alrededor de su cuello, impidiendo que respire, pero no se inmuta de ello.

Pero tiene miedo por algo más, esas emociones las siente. Esa ira la siente. Ese resentimiento se clava en su corazón y hay un sabor amargo en su boca. Ella lo sabe, conoce esos sentimientos.

"No, estoy enojada"

Ruby abre sus ojos abruptamente, sentándose totalmente erguida en su cama mientras intenta estabilizar su respiración. El sudor se desliza por su frente, y algunos mechones se adhieren a la piel ante la humedad. Cuando finalmente logra que su aliento vuelva a la normalidad, aprieta sus dedos en el puente de su nariz, exhalando sonoramente.

Había una delgada línea entre los sentimientos que eran suyos entre los que no. Jamás ha sido buena para comprender temas tan complejos como son la magia, pero aquel sueño, no se sintió uno de los típicos sueños de Ruby Rose y parecía ser algo que no podía explicarse a si misma. Si, solía tener pesadillas, y estaba acostumbrada a calmarlas por sus propios medios, pero ese sueño, era como un vómito de sentimientos oscuros que no rozaban la tristeza o el miedo, esos sentimientos eran resentimiento, ira, furia, todo un puñado que se permitió sentir hace muy poco tiempo.

Alma en llamas [Libro 1] [Post-Volume 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora